Joseba VIVANCO
Previa de la Champions League

San Mamés debe ser un volcán

Los rojiblancos controlaron al Nápoles la mayor parte del encuentro, se adelantaron en el marcador y salvaron los muebles al final.

NÁPOLES 1

ATHLETIC 1

Dicen que algunas de las cosas que pasan en Nápoles parecen propias de una comedia, quizá una de esas del hijo de la ciudad el gran Totó, quizá una de esas películas que el maestro Vittoria de Sica le dedicó a una urbe de la que estaba enamorado y cuyo espíritu trató de diseccionar. Lo de anoche en un San Paolo en embullición tuvo poco de comedia y más de trama de intriga, de incertidumbre, con sustos, pero con final más que feliz, abierto para una segunda parte, esa que se rodará en San Mamés la próxima semana. No fue el mejor Athletic ayer, tampoco el mejor Nápoles, dos equipos en rodaje, en pretemporada, que trataron de dar y no recibir, que dieron y recibieron a partes iguales, y que dejaron la eliminatoria muy viva para los rojiblancos de Ernesto Valverde que lo tienen en su mano.

Rostros de tensión acumulada en los leones en el túnel de vestuarios, mientras los partenopei rozaban con su mano las múltiples estampas a San Gennaro en la ciudad más mística de todo Italia, con más de 400 iglesias. Afuera, rugía San Paolo, una grada azul dibujada por sus bullicosos tifoso, cercando al apenas millar de la expedición bilbaina. Al minuto, peligroso cabezazo alto de Hamsik, dos después, el propio capitán dispara cruzado dentro del área. El Athletic nervioso, atenazado, rifando balones, superado por la Champions, cruzaba los dedos. Tres minutos más e Insigne que no caza un balón que gana la espalda a la defensa bilbaina. Ufff.

Un disparo cruzado de Aduriz metió al Athletic en el partido, era el minuto 10 y Benítez se sentaba. Valverde, en pie, serio, constreñido, turbado. Un par de disparos visitantes casi desde el Botxo equilibran intenciones, templan nervios, hasta que el linier iza la bandera ante una mano en banda de Balenziaga que el árbitro sanciona y el corazón athleticzale se detiene por unos segundos hasta que ve que la infracción es fuera del área. Ufff.

El Athletic se asienta con el paso de los minutos, en tanto el Nápoles evidencia su falta de ritmo. De Marcos, en banda, pone en marcha su cuentakilómetros, Iturraspe ya manda, Muniain no aparece, Susaeta tampoco, Laporte parece haber jugado Champions toda su vida. Sus nervios de acero templan al mismo Gurpegi. El Athletic manda y no sufre. Y cuando puede amaga. Minuto 27. Córner que ejecuta Beñat y el de Agen remata de cabeza a pocos centímetros de la cruceta napolitana. Nuevo centro del de Igorre, esta vez desmarque en diagonal incluido, y Aduriz cabecea forzado al portero. Lo más peligroso del Nápoles, el balonazo en el rostro de Balenziaga.

Dicen que en la ciudad partenopea hay gente que paga un café de más por si aparece después un desconocido sin dinero para hacerlo. De Marcos no es del mismo Bilbao, pero casi como si lo fuera. El alavés cogió la pelota, vio pasillo, arrancó, siguió, siguió hasta que centró al punto de penalti y le dijo a Muniain, que tampoco es de Bilbao, pero podría pasar por ello, `este café lo pago yo', y el navarro la paró, golpeó como él solo sabe, como mi madre, pero colocado, y la clavó allá donde no llega el guardameta. Éxtasis. Minuto 41. Había que marcar fuera de casa y se marcó. El Athletic dominaba en el marcador y dejaba, además, buenas sensaciones cara a una segunda mitad que, esta vez, se iba a hacer demasido larga para sus intereses.

La peinada de Aduriz ante la sorpresa de Susaeta que no llegó, al minuto de la reanudación fue un espejismo. Incluso lo fue el balón cruzado de un Muniain al que el gol espoleó y cuajó una enorme segunda parte, oxigenando a un exhausto equipo que poco a poco fue reculando hasta la puerta de un Iraizoz que iba a salvar a los suyos en un par de memorables paradas.

Taquicardia final

El Nápoles, más necesitado, comenzó a inclinar el campo, a pesar de que Aduriz tuvo el gol en un desvío de un golpeo de Rico y Muniain quiso emular a Ibai con el exterior y malgastó una ocasión inmejorable. Valverde bebía agua, Benítez mirada su reloj. Y entre ambos gestos nada técnicos, Muniain, on fire -intentó 16 regates, más que cualquier otro jugador- se convertía en el hombre del partido hasta que en el minuto 59 el belga Mertens dejó al equipo sin iytalinos, al salir por Insigne, y revolucionó el partido. Sus penetraciones por banda y desmarques volvieron loco al mismo De Marcos -solo ante el peligro- y terminaron por inclinar el juego a favor de los locales, hasta que en el minuto 67, pasaba por allí un Higuaín al que nadie había invitado a café, para, al 70% como decía Rafa Benítez, fabricarse él solito una jugada de ariete puro y cruzarla a la red de Iraizoz. Bajón. Mucho tiempo por delante y el Athletic, cansado, sufría muy atrás, aguantaba carros y carretas, y se encomendaba a San Mamés, su santo.

No se licuó la sangre como a San Gennaro, sino que se congeló cuando en una contra Callejón ante Iraizoz la lanzó fuera de manera incompresible. Nos llevamos las manos a la cabeza cuando poco después Michu en lugar de disparar a gol con todo para él decidió cederla y malogran la ocasión. Salvó Iraizoz un zapatazo lejano de Mertens, el navarro volvió a ser el héroe rojiblanco al sacar una mano a remate de Higuaín en sus mismas narices y casi nos da una taquicardia cuando Gurpegi dejó pasar un balón e Higuain la remató arriba mientras la respiración se detenía en el estadio.

Canutas no, lo siguiente las pasó el Athletic en ese último tramo del encuentro, con el trasero metido en su área, vuelta a los balones rifados, a las pérdidas impropias, notando en exceso el bajonazo físico de Iturraspe y cuatro minutos de agónica prolongación en los que los leones lograron sacar la cabeza y aguantar el resultado. Carécter... y Gorka. Un marcador esperanzador, máxime cuando el Athletic, en siete partidos oficiales ante equipos italinos nunca ha perdido en San Mamés. Y ese San Mamés puede ser el detalle que incline la balanza. Puede y debe.

Valverde: «La eliminatoria es incierta y todavía no hay nada decidido»

El entrenador rojiblanco, Ernesto Valverde, al que le gustó su equipo, apuntó tras el empate cosechado en San Paolo que ese 1-1 «es un buen resultado» si bien ha subrayado que «la eliminatoria todavía es incierta». A juicio del de Viandar de la Vera, «hemos conseguido marcar y el Nápoles ira a San Mamés obligado a marcar, pero sabemos que eso es posible. Para nosotros es un buen resultado porque tenemos en gran consideración al rival, pero todavía no hay nada decidido». El técnico de los leones destacó además que el choque fue «muy intenso» y que el Athletic «jugó muy bien los primeros 65-70 minutos».

En su análisis, Valverde explicó que «después del 0-1 y en los primeros minutos de la segunda parte hemos dominamos y se veía que podíamos hacer el segundo. Pero Higuain ha hecho un gol extraordinario, que ha sacado de la nada, y a partir de ahí ellos han apretado mucho, nos hemos tirado atrás y han tenido ocasiones para ganar», admitió. Valverde añadió además que el repliegue de sus jugadores en la recta final del encuentro se había debido a un cierto «cansancio» físico que considera «normal» a estas alturas de la temporada. «Nosotros no tenemos lo que tiene el Nápoles, que es experiencia en esta competición y a eso también hay que acostumbrarse. Nos ha costado unos minutos asentarnos, pero hemos estado bien. Me ha gustado el equipo porque ha tenido personalidad», incidió el entrenador rojiblanco.

Por último, Txingurri se refirió a que no cree que haya un «favorito» para pasar a la fase de grupos ni cree «que importe demasiado» en estos moimentos quiñen pueda llevar ventaja para la vuelta. «No sé quien es favorito o no. Si lo somos nosotros me parece bien y si no, también. Hay que acometerlo como si empezara 0-0», zanjó. GARA