GARA DAMASCO
Polvorín sirio e iraquí

Los muertos en la guerra siria superan los 190.000 en medio de la apatía global

El balance de muertos en la guerra en Siria ha superado los 190.000 según la ONU, que denunció la «parálisis internacional» para poner fin a este conflicto en el que los yihadistas han pasado a ocupar el primer plano. Uno de los portavoces de este organismo lamentó que, pese a ser una cifra «horripilante, nadie le preste atención». La Alta comisionada para los Derechos Humanos también criticó que Siria «haya desaparecido de los radares internacionales».

El número de muertos documentados y verificados en el conflicto armado en Siria desde marzo de 2011 hasta abril de este año es de 191.369, según un análisis encargado por la Oficina de Derechos Humanos de la ONU. De ellos, 8.803 son menores de edad, incluidos 2.165 niños de menos de 10 años.

El 85% de los fallecidos son hombres, pero el análisis no ha conseguido distinguir entre los que eran combatientes y civiles, ni atribuir responsabilidades.

Para este recuento, la ONU ha empleado datos procedentes del Gobierno sirio (hasta finales de marzo de 2012), del opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (hasta finales de abril de 2013), del Centro Sirio para las Estadísticas y la Investigación, de la Red Siria de Derechos Humanos y del Centro de Documentación y Violaciones.

Los autores del informe advierten, sin embargo, de que «el número total puede considerarse como un mínimo de los asesinatos» y que la cifra real de niños muertos también puede ser mayor, pues los números mencionados sólo reflejan el limitado número de casos en los que se pudo documentar la edad de la víctima.

«Es una cifra horripilante, pero nadie le presta atención», lamentó el portavoz de la ONU Rupert Colville al presentar ayer este informe. Afirmó que cada mes se registran «entre 5.000 y 6.000» muertos, unos 180 al día, en una guerra cada vez más compleja y multiforme para la que no se vislumbra un final.

La publicación de estos datos coincide con el primer aniversario del ataque químico que dejó cientos de muertos cerca de Damasco y del que Gobierno y oposición se siguen acusando.

La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, remarcó que el sufrimiento en Siria se extiende a las familias de los muertos y de los desaparecidos, a los heridos y a los desplazados, a pesar de lo cual el interés del mundo por su situación ha caído.

Consideró que permitir que esta situación se prolongue tanto -y sin perspectivas de finalizar- ha llevado a que sus consecuencias recaigan en cientos de miles de personas, no sólo dentro de Siria, sino también en el norte de Irak y en Líbano.

«Los asesinos, los destructores y torturadores en Siria y en Irak han sido alentados y enardecidos por la parálisis internacional», denunció.

«Lamento profundamente que con la aparición de tantos otros conflictos armados en este periodo de desestabilización global, los combates en Siria y sus consecuencias dramáticas para millones de civiles hayan desaparecido de los radares internacionales», dijo la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, quien custodia varias listas de presuntos responsables de crímenes contra la humanidad en Siria, que están en sobres cerrados que le fueron entregados por la comisión investigadora creada por la ONU.

Matan a 70 fieles en una mezquita iraquí

Al menos 70 personas murieron en un ataque contra una mezquita suní ayer en Irak, en medio de la ofensiva de los yihadistas del Estado Islámico (EI) que, según EEUU, representan un peligro sin precedentes. A pesar de la amenaza de dicho grupo de ejecutar a otro rehén norteamericano después del periodista James Foley, Washington promete mano dura contra los yihadistas y que seguirá atacándolos por aire en Irak.

El ataque tuvo lugar en una mezquita suní de Hamrin, en la provincia de Diyala (al nordeste de Bagdad), cuando los fieles participaban en la tradicional oración musulmana de los viernes. Unos milicianos chiitas les dispararon, dejando al menos 70 muertos y 20 heridos. El ataque parecía ser una venganza por la muerte de milicianos en choques o en un atentado en la zona.

Irak es desde hace un año el sangriento escenario de atentados casi diarios, principalmente contra la comunidad chiita y las fuerzas de seguridad, aunque estos ataques se hayan reducido desde el inicio de la ofensiva de los yihadistas en junio.

En el frente de guerra, las fuerzas kurdas e iraquíes intentaban comerles terreno a los yihadistas en el norte, tras haber logrado recuperar el domingo la estratégica represa de Mosul, con el apoyo aéreo estadounidense y las armas entregadas por algunos países occidentales. Su objetivo principal ahora es recuperar la localidad de Jalawla, que los yihadistas tomaron el 11 de agosto. Al otro lado de la frontera, en Siria, el EI perdió a 70 efectivos en 48 horas en los combates contra el Ejército, que trata de mantener su último bastión de Raqa. GARA