Iñaki URDANIBIA
Udate

100 años del nacimiento del cronopios Julio

Seguramente el 26 de agosto de 1914 el pequeño Julio no nació cronopizado, ya que en esto como en otras cuestiones no se nace sino se hace. Seguro que la mamá y el papá hubiesen preferido que les saliese una fama, mas fue un larguirucho y ejemplar cronopio, y encima escritor.

Mi Buenos Aires querido la capital argentina se ausentó cuando el bebé vio la luz en Bruselas, «en donde pasé mi primer año -detalla el escritor- mi alumbramiento fue difícil. Mi madre se sentía muy asustada en una ciudad invadida. Teníamos privilegio diplomático. Mi padre estaba en la legación de un país neutral, Argentina». En la lejanía y teñido de cierta nostalgia va a comenzar el viaje por el mundo, que en breve recalaría en Suiza y luego en Barcelona para llegar a la tierra de sus progenitores a los cuatro años con su madre -su padre les había abandonado- y quedando al cuidado de ella y de la abuela y unas tías; allá, tras estudiar y conseguir el título de maestro, ejerció en distintas localidades de la geografía argentina, hasta que, llegado Perón al poder, Cortázar se marchó a París en donde se instaló y se convirtió en traductor, freelance de la UNESCO y en escritor; el viaje del asombrado hombre va a convertirse, con su plural e imaginativa mirada, en ochenta mundos que va a plasmar en magistrales páginas. Verdadero «pulpo cósmico» que aprehendía la realidad desde ópticas inesperadas, convirtiendo lo normal y cotidiano en significativa anécdota, o lo rutinario en todo un acontecimiento.
Una escritura empapada de afilado humor, de un lúcido carácter lúdico, y plena de paradojas y contradicciones; impronta juguetona que no es que necesite lectores-cómplices sino que el propio escritor se convierte en un cómplice que provoca con sus guiños al lector que inevitablemente se sentirá interpelado. No solo en su escritura sino en la realidad, con su propia figura larguirucha (medía cerca de dos metros) y su permanente sonrisa de niño bueno atraía la simpatía de quienes a él se acercaban. Tal aspecto se complementaba con su sentido de la amistad y con la ingeniosa exploración de las «diversas maneras de amar». Era esta capacidad de a(r)mar y sus lazos de amistad los que le condujeron a aplaudir a Cuba, a Salvador Allende, y al mismo Marx, pero complementándolo con Hölderlin, de quien realizó una soberbia traducción de su soberbio "Hiperión". Y muchos fueron los saludos y afectos que repartió a lo largo de su vida, y solidaridades numerosas: formó parte del tribunal Russell contra los crímenes de guerra americanos en Vietnam, donó los derechos de autor de alguno de sus libros a las familias de los presos que eran trasladados a cárceles de la lejana Patagonia, etc.
En medio de una honda ironía y un paralelismo de historias avanzan algunos de sus relatos que, como toda su obra, se sitúan en el camino de los hombres en busca de la salida al laberinto en que frecuentemente la vida se convierte (camino desde el infierno al cielo); a saltos, como en el juego de rayuela, los personajes cortazarianos impulsan la baldosa (el chingo) buscando alcanzar el final, mas en cantidad de ocasiones la tirada resulta fallida y hasta la partida descarrila al salir la baldosa de los límites marcados.
Sus protagonistas arrojados a su soledad, e incomunicación, y enfrentados con el absurdo que les rodea, tratan de esquivar los malos rollos y situarse por encima de los avatares adversos, y Cortázar se posiciona, en el combate de enfrentarse al absurdo de la vida, y del mundo, con el absurdo de sus historias, y su manera a veces desbocada de escribirlas. Las huellas del surrealismo y de la patafísica de Jarry no se pueden ignorar en ese universo de «muerte, de circo y manicomio» que en palabras de Lezama Lima era, lo que llenaba el arca del argentino. Sostiene Oliveira, uno de sus personajes, que «solo viviendo absurdamente se podría romper alguna vez este absurdo infinito».
Si he señalado las historias paralelas que a veces se dan en sus relatos, no está de más traer a colación el «desdoblamiento» («descubrí, y era un poco penoso, que yo me movía con naturalidad en el territorio de lo fantástico sin distinguirlo demasiado de lo real») que el propio escritor sentía en su visión del mundo: a veces, según confesaba, sentía como que el mundo tenía otro mundo oculto, y esa visión binaria (del «lado de acá» y del «lado de allá» en el continuo balanceo entre París y Buenos Aires) también era trasladable a la consideración que él constataba en sí mismo y en algunos de sus personajes, que parecían hacer bueno aquello que dijese Arthur Rimbaud: «yo es otro» ( fue precisamente sobre dicho poeta sobre el que escribió uno de sus primeros ensayos), de modo y manera que el impulso a situarse en la piel del otro atraviesa la escritura del autor de "El libro de Manuel", «extrapolación mediante la cual ellos saltan hacia nosotros, o nosotros hacia ellos»; al tiempo que se sentía más cómodo en los bordes de lo irracional más que en los del romo sentido común utilizando permanentemente «la ironía, la autocrítica incesante, la incongruencia, la imaginación al servicio de nadie» mas siempre preguntándose «si alguna vez conseguiré hacer sentir que el verdadero y único personaje que me interesa es el lector».
En su obra se concentra la «cultura occidental» toda, y sus hombres (y mujeres) rebasan la singularidad hasta devenir figuras de la universalidad.

«Kronopioen eta famen istorioak» euskaratuta

Ibon Sarasolak "Kronopioen eta famen istorioak" liburua euskaratu du osorik eta Armiarma guneko "Euskarari ekarriak" atalean argitaratuko da gaur bertan, abuztuaren 26an, Julio Cortazarren jaiotzaren mendeurrenean, Susa argitaletxeak aditzera eman duenez. Liburua oso-osorik eta doan Internet bidez irakurtzeko aukera izango da, beraz. "Historias de cronopios y de famas" 1962an plazaratu zuen argentinarrak eta bertan 64 kontakizun labur biltzen ditu.
Ibon Sarasolaren laugarren itzulpen literarioa da honakoa. Aurretik Voltaireren "Kandido" (1972), Andre Gideren "Teseu" (1989) eta Ausias Marchen "Zazpi poema" ekarriak ditu euskarara.GARA

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