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Inmigrantes denuncian a Australia por no garantizar su derecho a la salud

Los solicitantes de asilo retenidos en la remota Isla de Navidad han demandado al Gobierno de Australia por no garantizarles los cuidados sanitarios adecuados, una decisión que vuelve a poner de manifiesto las controvertidas políticas de detención de menores de Canberra.

Los abogados de los solicitantes de asilo presentaron ayer una denuncia ante el Tribunal Supremo de Victoria. El abogado del bufete Maurice Blackburn, Jacob Varghese, confirmó que una niña de seis años encabezará la demanda colectiva. La menor, que estuvo detenida durante un año, sufre debido a ello estrés postraumático, infecciones dentales, alergias, trastorno de ansiedad por separación, pérdidas de orina nocturna y falta de apetito.

Varghese criticó la actuación del Ejecutivo por privar «a muchos niños de su infancia» y denunció que «la salud de muchos solicitantes de asilo se está viendo afectada por su detención».

La demanda colectiva alega que el Gobierno y el ministro de Inmigración, Scott Morrison, como responsable legal de los niños, han incumplido su tarea de proteger la salud y el bienestar de los solicitantes de asilo.

La denuncia no solo hace referencia a los inmigrantes que se encuentran detenidos actualmente sino también a los que han pasado algún tiempo en la Isla de Navidad durante los últimos tres años.

El bufete espera obtener compensación económica y una orden para que las 334 personas que actualmente se encuentran agrupadas en la isla, entre ellas 148 niños, sean trasladadas a un centro de detención comunitario en el continente.

Morrison anunció la semana pasada sus planes para liberar a algunos niños de los centros de detención después de que varios grupos de defensa de los derechos humanos dijeran que su retención en estos lugares era perjudicial para su salud mental y física. Sin embargo, las duras leyes australianas solo permiten la liberación de 150 de los 876 menores que se encuentran actualmente detenidos en los centros del continente.

El primer ministro, Tony Abbot, ganó las elecciones el pasado mes de setiembre tras una campaña electoral centrada en las duras políticas de inmigración. A pesar de haber recibido el rechazo y las críticas de la comunidad internacional, las encuestas muestran que estas medidas cuentan con el respaldo de la sociedad australiana. Por su parte, Morrison ha defendido que esta postura es necesaria para hacer frente a los peligros del tráfico de personas.

En los siete primeros meses de 2013, cerca de 16.000 solicitantes de asilo llegaron a Australia en 220 barcos. Según el Gobierno, desde diciembre solo se ha registrado una llegada «ilegal». Cientos de solicitantes de asilo, la mayoría procedentes de Indonesia, han muerto ahogados en los últimos años.