Floren Aoiz
@elomendia
JO PUNTUA

El nuevo fantasma se llama Isis

Hay nuevo malo en la galería de los enemigos de la democracia y occidente, que no es lo mismo pero es igual. Es el Estado Islámico que, si atendemos a la agenda de los medios de comunicación dominantes, ha aparecido de la noche a la mañana convertido en un poder militar capaz de hacer retroceder a la vez y en frentes lejanos entre sí a los ejércitos de las diferentes zonas en las que opera.

El Isis parece avanzar cómodamente ante la impotencia de estados como el iraquí. Recordemos que la versión oficial decía que las fuerzas estadounidenses y sus aliados se habían retirado de este país tras cubrir su objetivo. «Tras casi nueve años, la guerra de Irak habrá acabado», dijo en 2011 Obama, en referencia a la salida de sus tropas. Claro que también afirmó que a partir de ese momento se establecería «una relación normal entre dos naciones soberanas, una asociación de igual a igual basada en intereses y el respeto mutuo».

Ahora lo que está en duda es la capacidad del Estado iraquí para hacer frente al Isis, tras el que se advierten los efectos del apoyo occidental a los grupos que se han enfrentado entre otros al gobierno sirio. EEUU invadió Irak y sigue intentando regir los destinos de este país presentándose ahora como su salvador frente al fundamentalismo, pero si analizamos la evolución de la correlación de fuerzas, veremos que en esa parte del mundo aquello que supuestamente se perseguía es el gran vencedor.

La invasión y el derrocamiento de Sadam Hussein, enemigo de grupos como el Isis, se hicieron, según las versiones oficiales, claro está, para hacer frente a grupos como el Isis y han acarreado, años después, el fortalecimiento de grupos como el Isis. Dicho de otro modo, la guerra contra el llamado fundamentalismo islámico ha provocado un crecimiento espectacular del llamado fundamentalismo islámico.

Esto, que debería mostrar la hipocresía de las justificaciones del imperialismo estadounidense, alimenta nuevos estadios en la misma espiral. A fin de cuentas, Obama vuelve a ordenar nuevas intervenciones imperialistas con las mismas excusas, como si nada de todo esto hubiera ocurrido, replanteando una eventual intervención en Siria para poner coto a aquellos a quienes se quería apoyar con la intervención que se proponía no hace tanto tiempo. Parece un galimatías, pero es, sencillamente, imperialismo.