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Varsovia y Berlín relacionan la guerra mundial con la crisis en Ucrania

Los presidentes polaco y alemán compararon ayer el comienzo de la II Guerra Mundial -con la invasión del Ejército nazi de Polonia, en su 75 aniversario- con la intervención rusa en el conflicto de Ucrania. Los líderes de estos países, así como el Gobierno ucraniano demandan una respuesta contundente contra Moscú en vísperas de la cumbre en la que la OTAN debatirá esa respuesta.

El aniversario del comienzo de la II Guerra Mundial hace 75 años sirvió ayer a las autoridades polacas y alemanas para relacionarlo con la crisis en Ucrania y aumentar sus acusaciones sobre Rusia.

El primer ministro polaco, Donald Tusk, recién elegido presidente del Consejo Europeo, se abstuvo de acusar directamente al Kremlin en un discurso en Westerplat, cerca de Gdansk, donde comenzó la agresión nazi a Polonia. Pero declaró que los dirigentes de la OTAN, en la cumbre que comienza esta semana, deberán «reflexionar sobre una nueva política frente a la amenaza de una guerra, no solo en el este de Ucrania».

«Observando la tragedia de los ucranianos, la guerra, porque hay que utilizar este término, sabemos que setiembre de 1939 no debe repetirse nunca».

Unas horas después el presidente alemán, Joachim Gauck, elevó el tono y declaró que Rusia ha puesto fin de facto a su asociación con la UE. «Es un hecho. La estabilidad y la paz en nuestro continente están de nuevo en peligro», añadió.

Su homólogo polaco, Bronislaw Komorowski, denunció la «reaparición de las mismas amenazas que devastaron e hicieron sufrir a Europa en todo el siglo XX», pidiendo «valentía y determinación para hacer frente a los que amenazan el orden internacional, la paz y la libertad». Y todo ello, en vísperas de que la OTAN decida en Gales aumentar la respuesta contra Rusia. El presidente de EEUU, Barack Obama, afirmó que se toma «muy en serio» sus obligaciones bajo la Carta de la OTAN, por la que los países aliados se comprometen a ayudarse en caso de un ataque contra uno de ellos. También el ministro ucraniano de Defensa, Valeri Geleti, advirtió de que «una gran guerra ha llegado a nuestra casa. Una guerra como Europa no la había conocido desde la II Guerra Mundial» y puso la prioridad en organizar la defensa para impedir a Rusia avanzar en territorio ucraniano.

Además, un grupo de intelectuales y políticos polacos publicó ayer en medios polacos, alemanes y ucranianos un docu- mento en el que reclaman mayor firmeza contra Rusia, bajo el título de «De Danzig a Donetsk, 1939-2014», en el que también evocan la guerra mundial y denuncian la venta de navíos de guerra Mistral por parte del Estado francés a Rusia o la dependencia del gas ruso consentida por Alemania.

Advertencia de Putin

Pero Polonia no teme tanto una invasión como el efecto sobre su economía de la sanciones rusas como respuesta a las que la UE y EEUU han impuesto a Moscú. En este sentido, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, señaló ayer que confía en que el sentido común prevalezca en la UE y EEUU ante la posibilidad de que impongan sanciones adicionales «y trabajen de una forma moderna», para que «ni nosotros ni nuestros aliados sufran los costes de estos golpes mutuos». Además, recriminó al Gobierno de Ucrania que no entable un diálogo político directo y comprometido con los separatistas del este del país.

Por otro lado recordó la colaboración rusa con América Latina, tras el veto a las importaciones de frutas, verduras, lácteos, carne y pescados de la UE, EEUU y Canadá. «Resultaba extraño oír que los colegas europeos se dirigen a ellos (a los países orientales y de América Latina) para que no suministren a Rusia sus productos alimenticios, eso es sencillamente ridículo. Es difícil de imaginar que los representantes del negocio no van a aprovechar esta oportunidad de entrar en nuestro mercado».

Advirtió de que «después será difícil, o casi imposible, mover a los exportadores que se consoliden en el mercado ruso», algo que perjudicaría enormemente a los proveedores europeos, que, según Putin, «se sienten decepcionados por sus gobiernos».

Las fuerzas de Kiev se retiran del aeropuerto de Lugansk

El Ejército ucraniano se retiró ayer del estratégico aeropuerto de Lugansk afirmando haber sido atacado por tropas rusas, una retirada que se suma a los últimos reveses de las fuerzas de Kiev, que parecen haber abandonado sin combatir una vasta zona del sudeste de la región Donetsk entre el feudo insurgente de la ciudad del mismo nombre, la frontera rusa en el este y el puerto estratégico de Mariupol al sur. «La situación se ha agravado estos últimos días. Ucrania hace frente a una agresión directa y no disimulada del Estado vecino», denunció el presidente ucraniano, Petro Poroshenko. Pese a estas denuncias y las de sus aliados occidentales, el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, afirmó que su país no intervendrá militarmente y que el Kremlin aboga «exclusivamente por una salida pacífica». El canciller ruso recalcó que EEUU y la UE «deben exigir a Kiev el fin del empleo de armamento pesado y aviación contra las ciudades, contra la población civil». Mientras. representantes del Gobierno de Kiev y los separatistas prorrusos volvieron a reunirse en Minsk, aunque mantuvieron posturas irreconciliables. Los insurgentes exigen a Ucrania «un estatus especial» para las regiones de Donetsk y Lugansk, además de la oficialidad de la lengua rusa, la autonomía económica exterior «para profundizar la integración con Rusia» y la liberación de los detenidos durante el conflicto. Las autoridades ucranianas, por su lado, no aceptan otra cosa que la rendición prácticamente incondicional de los rebeldes, a los que ofrecen la posibilidad de abandonar Ucrania tras deponer las armas. GARA