Iñaki IRIONDO GASTEIZ
RECORTES DEL GOBIERNO DE LAKUA EN POLÍTICAS SOCIALES

Urkullu tiene el menor presupuesto de ayuda a la conciliación desde que se creó en 2007

Las ayudas a la conciliación del Gobierno de Lakua como se conocen en la actualidad arrancaron en 2007 con un presupuesto ampliable de 18,3 millones de euros. En 2010 llegó a los 35,3. Urkullu lo ha rebajado hasta los 17,3.

El portavoz del Gobierno de Lakua, Josu Erkoreka, dejó ayer claro que el Ejecutivo no tiene intención alguna de ampliar la partida para ayudas a la conciliación de la vida familiar y laboral que se ha dado por agotada a 22 de agosto. No aclaró si quienes pidan una excedencia o reducción de jornada a partir de esta fecha podrán presentar sus solicitudes para cobrarlas en el futuro si hubiera dinero.

El Boletín Oficial del País Vasco de este lunes anunció el agotamiento de la partida de 17,3 millones de euros destinada a ayudas para paliar la reducción de ingresos por excedencias y reducciones de jornadas para atender a hijos e hijas o a otros familiares dependientes, así como las destinadas a la contratación de personas para que cuiden de menores.

El agotamiento de la partida se ha producido por el recorte del 42,34% al que el Gabinete de Iñigo Urkullu sometió a estas ayudas en su último presupuesto, con respecto a los 30 millones que se comprometieron en 2012. La llamativo es que el portavoz del Ejecutivo, Josu Erkoreka, afirmó ayer que cuando llegaron al gobierno se encontraron con «impagos importantes» en esta materia. Pese a los problemas detectados, optaron por reducir las ayudas casi a la mitad.

35,3 millones en 2010

Las ayudas para la conciliación de la vida laboral y familiar tal y como se conocen en la actualidad se pusieron en marcha en 2007, por parte del Gobierno de Juan José Ibarretxe, siendo Joseba Azkarraga el consejero encargado de este cometido. Pese a que el decreto es del 17 de julio, para aquel ejercicio el Ejecutivo había previsto ya un presupuesto de 18,3 millones de euros, ampliable en función de las necesidades, y que recogía tanto las ayudas previstas con anterioridad como las de nueva creación.

Para 2008 el presupuesto fue ya de 26,9 millones, que en 2009 se convirtieron en 32,3 millones.

En 2010, con el Gobierno de Patxi López, se produce una nueva modificación de la normativa, y el presupuesto se eleva en ese ejercicio hasta los 35,3 millones de euros. En 2011 la partida se reduciría hasta los 34,2 millones, quedando en 2012 en lo mencionados 30 millones de euros.

La llegada a Ajuria Enea de Iñigo Urkullu supone un recorte drástico del 42,34% de esta partida, quedando reducida a los 17,3 millones, la cifra más baja desde la creación de estas ayudas y que ha quedado demostrado que es insuficiente. La reducción no se corresponde con el descenso del conjunto del presupuesto de la CAV, que fue del 2,24%.

Lo llamativo es que las solicitudes de ayudas para la conciliación no son algo imprevisible, puesto que desde su puesta en marcha se ha podido realizar una contabilidad de las que se realizan cada año. En concreto, en 2013 se cursaron 31.607 peticiones, de las que el 37% seguían pendientes de cobro en el primer trimestre de este año, según información remitida al Parlamento.

Josu Erkoreka habla de adoptar un modelo más progresista

El portavoz del Ejecutivo, Josu Erkoreka, afirmó ayer que durante la reunión del Consejo de Gobierno se había dedicado un tiempo a «reflexionar» sobre lo ocurrido con estas ayudas, aclarando que en cualquier caso no se va a ampliar la partida agotada a 22 de agosto.

En la actualidad las ayudas a la familia se basan en dos pilares: una subvención por cada hijo o hija, que es una cantidad fija independiente de los ingresos de cada persona y que está garantizada para todos por tener rango legal de derecho subjetivo; y el segundo pilar son estas aportaciones para la conciliación de la vida laboral y familiar.

Erkoreka avanzó que el Gobierno está reflexionando sobre una modificación del modelo que iría, según dijo, hacia la adaptación a otras «políticas más progresistas europeas». Apuntó que la ayuda fija por hijo es una herencia de los tiempos del «cheque-bebe» de Zapatero y que ya ha sido derogada en el Estado español.

Entre tanto, el sindicato ELA denunció la facilidad con la que el Gobierno de Urkullu aplica recortes en políticas sociales, alegando que no hay más remedio, mientras que «apuesta por cumplir la agenda neoliberal cuando por ejemplo opta por pagar la multa por las vacaciones fiscales o se encuentra atrapado en el constante encaje de bolillos presupuestarios y ajustes de déficit y agendas marcadas desde instancias externas».

En opinión de ELA, con esta actitud se clarifican las prioridades del presente gobierno y las políticas públicas del ámbito social «quedan a merced de los mandatos del mercado».

I. IRIONDO

El modelo de conciliación que se aplica favorece la precariedad laboral

La profesora de Derecho del Trabajo Isabel Otxoa explicó en su intervención «Hablemos de conciliación» en un curso de verano de la UPV-EHU impartido ayer en Donostia que la conciliación entre el trabajo y la vida familiar puede llevar a la flexibilidad laboral, y ésta a la precariedad. «La conciliación se creó para asegurar la participación de las mujeres en el trabajo, y ha servido para flexibilizar el trabajo precario».

La mayoría de contratos que se realizan actualmente son de un mes o menos y de fin de obra, «que son los más precarios porque es muy espinoso saber cuándo termina una obra y eso causa mucha incertidumbre». Por otro lado, está la flexibilidad, que unida a esa temporalidad se convierte en una gran presión: «Cuando hay un contrato de tiempo parcial se pueden hacer horas complementarias. Antes, si se hacían el 60% más durante dos años los empleados tenían derecho a pedir que se consolidara ese horario al demostrar que su puesto estaba justificado, pero ahora no. Se supone que tienen que avisarte tres días antes y tu puedes negarte, pero ahí entra el factor del trabajo temporal. En la práctica pueden pedirte que alargues tu jornada un día antes o esa misma mañana, y si te niegas es posible que cuando tu contrato se termine no te lo renueven. No te están despidiendo, y así es imposible conciliar».

En cuanto a los permisos de maternidad y paternidad comentó que las mujeres (en el Estado español) pueden coger una baja de 16 semanas, de las cuáles dos son obligatorias, mientras que los hombres tienen dos semanas. «En Europa se propuso que se ampliara a 20 semanas la baja de las mujeres pero los conservadores se negaron», comentó Otxoa, añadiendo que el tiempo para que una mujer se recupere son seis semanas y las otras diez restantes pueden ser transferidas al hombre. «En los casos en que el permiso parental es intransferible, el 83% de los hombres cogen la baja, mientras que si es transferible casi siempre la cogen las mujeres. Sería interesante que esa ampliación de otras cuatro semanas propuesta en Europa fuera para los hombres».

Antes, solo había dos días de permiso por nacimiento o fallecimiento y poco a poco fueron ampliándose esos permisos con la inserción de la mujer al mercado laboral. Así, las ayudas se han ido ampliando paulatinamente. «Cuando se suponía que las mujeres eran madres porque ese es su instinto, las condiciones para la Seguridad Social eran muy estrictas. Cuando bajó la natalidad empezaron a no pedir apenas nada: si la mujer tiene menos de 21 años se da por hecho que no ha trabajado. Si tiene menos de 26, con haber trabajado 90 días es suficiente. Solo les falta reconocer: `no trabajes, solo ten hijos'», declaraba para dar a entender que hoy en día la conciliación está enfocada solo a la mujer.

«Cuando las mujeres trabajadoras autónomas deciden que quien coja el permiso de diez meses sea el hombre, lo deniegan, a pesar de que haya un consenso. No hay derechos de cuidado para el hombre. Conozco el caso de un hombre que pidió ayuda de guardería y se le denegó porque esa ayuda es para las mujeres, ya que sufren más discriminación», comentó indignada. Para evitar esas situaciones y fomentar la conciliación de mujeres y hombres propuso varias mejoras: evitar la discriminación de las mujeres a la hora de contratar («En Finlandia hay una consultoría a la que se puede acudir para que la empresa explique por qué no has sido contratado. Así se acota la discriminación»); regular la excesiva flexibilización de los trabajos temporales; que haya un permiso parental obligatorio; y que se supriman los permisos por familia política para que cada uno cuide a su familiar. Nagore BELASTEGI