Mikel INSAUSTI
CRíTICA: «La abeja Maya: La película»

La abeja centenaria y su eterno cuento de miel

En un país multicolor nació una abeja bajo el sol, y fue famosa en el lugar por su alegría y su bondad. Así decía la sintonía de la serie animada de mediados de los 70, que llegó hasta nuestros televisores de la mano de la compañía japonesa Nippon Animation. Creó que nunca llegué a ver un capítulo entero, pero me quedé con la cancioncita, y recordarla ahora me sirve como ejercicio de memoria. También provoca cierta decepción, al comprobar que la tardía versión cinematográfica tiene otras canciones y melodías, todas ellas mucho más insulsas y olvidables.

Lo mejor de la nueva versión es su colorido, capaz de embobar a los niños y niñas de más corta edad. Para los acompañantes adultos presenta la reivindicación del origen alemán de esta creación, obra del escritor Waldemar Bonsels en 1912. Y es curioso, porque en todo ese tiempo el contenido no ha cambiado mucho, lo que puede querer decir que se trata de un cuento clásico perdurable, o bien que la ingenuidad que lo caracteriza no caduca nunca. Donde ya tengo más dudas es con respecto a la identidad del personaje, si bien el concepto que define a Maya es el de la curiosidad. Sus ganas de explorar todo cuanto está fuera del panal le llevan a aventurarse, sin tenerle miedo a nada ni a nadie. Como se decía antaño es muy «movida», pero cualquier psicólogo escolar actual le aplicaría el manido diagnóstico de «hiperactiva». En lo ideológico prefiero no perderme mucho, porque el pacifismo del que hace gala se corresponde con un ideal de igualdad moderado, en el sentido más centroeuropeo de la expresión.

En la película sale a relucir un esquema de colmena afín a la monarquía democrática, con la Abeja Reina corriendo peligro de ser derrocada por la intrigante Buzzlina. Osea que el enemigo está dentro, y no son las avispas, tal como se encarga de descubrirlo Maya en su cometido de embajadora, haciendo oídos sordos a los sectores más conservadores de su mundo hecho de dulce miel. La amistad con Willie, Flip y los demás se impone al fin a cualquier posible tensión interna.