Mikel INSAUSTI
Crítico cinematográfico

El dinero se sirve frío

Siento mucho que mi columna no esté lo suficientemente documentada, pero ahora mismo no tengo tiempo para repasar todos los YouTubes de la gente del cine que participa en el Ice Bucket Challenge (desafío del cubo de hielo), para recaudar fondos en la lucha contra la ELA (esclerosis lateral amiotrófica). Me basaré en los que sí he tenido oportunidad de ver.

Uno de los más creativos es el de David Lynch, que en lugar de echar hielo al café, introduce su espresso en un balde lleno de cubitos, para arrojárselo en la cabeza mientras interpreta a la trompeta «Somewhere Over the Rainbow».

El más elegante es el del actor escocés Patrick Stewart, que firma el cheque primero, y después da a entender que el hielo solo lo utiliza para rebajar ligeramente el scotch whisky, y degustarlo sin sobresaltos ni molestos remojones.

Sobre el asunto de las donaciones el más claro ha sido Charlie Sheen, que se ha mojado en un sentido mucho más irónico. No sin antes denunciar a los que se baldean pero no sueltan la pasta, buscando únicamente publicidad, llena el pertinente barreño con diez mil dólares en billetes, para finalmente acabar nadando entre ellos.

Dicen que la parte promocional del asunto es lo de menos, porque importa más reunir dinero por una buena causa. Otras organizaciones ya han tomado nota del éxito de la campaña viral y se apuntan a la moda. Una asociación que previene a los jóvenes contra el suicidio anima a arrojarse pasteles en el rostro, inspirándose en una escena de la comedia «Sra. Doubtfire», explotando así la noticia del ahorcamiento en su casa del actor Robin Williams. Todo vale.