Koldo LANDALUZE DONOSTIA
Elkarrizketa
José Luis Rebordinos
Director del Festival de Cine de Donostia

«Esta edición se presenta como la mejor de los últimos cuatro años»

El director de Zinemaldia, José Luis Rebordinos, afronta con mucho optimismo una edición que considera la mejor de los cuatro últimos años. Esta edición también pasará a la historia por ser la primera en incluir dos películas vascas dentro de la Sección Oficial. Entre las producciones vascas, dos de ellas abordan desde muy diversos puntos de vista dos episodios relacionados con nuestro pasado histórico más reciente, «Lasa eta Zabala», de Pablo Malo y «Negociador», de Borja Cobeaga.

Como decía Roy Scheider cada mañana y ante el espejo en «All that Jazz!», «¡Que empiece el espectáculo!»

Sí, así es. Con muchas ganas de que se alce el telón y que todo comience. Siempre suelo decir que los últimos meses son los más duros pero una vez iniciado todo funciona por su propia inercia. Mi labor ahora es mucho más sencilla porque toda la presión recae sobre los diferentes equipos de trabajo y yo me limito a cumplir funciones de enlace y «saludador». Los diferentes equipos que trabajan en el Zinemaldia me protegen y se encargan de ponerme al corriente de todo lo que acontece. Lo único que deseo en estos momentos es que el espectáculo comience lo antes posible.

¿Y en este preciso instante qué expectativas tiene José Luis Rebordinos?

Yo estoy muy contento. Es un año en el que van a acudir muchos actores y actrices importantes relacionados con las diferentes películas que van a ser proyectadas. Para mí la del año pasado fue la edición más floja, no me duele reconocerlo. De entre las cuatro ediciones en la que yo he estado relacionado con la programación cinematográfica, esta va a ser la mejor. Supongo que esta percepción variará dependiendo de la opinión de los críticos y el público. Además de la cantidad de actores y actrices de renombre que van a acudir a Donostia, yo creo que hay 5 o 6 grandes películas dentro de una Sección Oficial cuya media de calidad es bastante alta.

Dentro de la Sección Oficial siempre topamos con un variado registro de miradas provenientes de muy diversas culturas, percepciones artísticas y países. A pesar de ello, en muchas ocasiones las temáticas de estos filmes tan diferentes suelen resultar bastante coincidentes. ¿En esta 62 edición topamos con algún nexo temático?

Analizando la programación de las diferentes secciones del Zinemaldia, y haciendo especial hincapié en la Oficial, yo creo que hay tres tendencias muy claras. Normalmente nosotros no decidimos esas temáticas o líneas, es algo que dictan las propias películas. Este año topamos con un modelo cinematográfico muy comprometido con la realidad social, algo lógico si se tiene en cuenta la que está cayendo sobre el mundo en forma de conflictos bélicos, la crisis económica, social y política que está padeciendo todo el continente. En este sentido, y centrados en la programación de la Sección Oficial, tenemos filmes como «Tigers», de Danis Tanovic, en el que se denuncian los manejos de una multinacional en la India; «Murieron por encima de sus posibilidades», de Isaki Lacuesta, en la que impera el desencanto que comparte un grupo de desempleados que une sus esfuerzos para secuestrar a un banquero; «Lasa eta Zabala», de Pablo Malo, que versa sobre el terrorismo de Estado que padecimos en este país; «Haemo», del surcoreano Shim Sung-Bo, que es un thriller con apariencia de película de aventuras que deriva hacia las cloacas de la inmigración ilegal. Estos filmes simbolizan la primera línea, probablemente la más clara y potente de esta edición. La segunda línea está dictada por un cine de género teñido de cine de autor que busca el espectáculo y la complicidad del espectador. Buena prueba de ellos son la película encargada de inaugurar el Zinemaldia -«The Equalizer», de Antoine Fuqua-, «La isla mínima», de Alberto Rodríguez, la estadounidense «The Drop», de Michaël R. Roskam, las anteriormente citadas «Haemo» y «Lasa eta Zabala», los géneros -sobre todo en su concepción melodramática- también están presentes en «Loreak», de Jon Garaño y Jose Mari Goenaga, y «Felix et Meira», de Maxime Giroux. La comedia también está presente en «La voz en Off», de Christián Jiménez y en el filme de clausura, «Samba» de Eric Toledano y Olivier Nakache. La tercera línea se completa con grupo de películas que apuestan por buscar nuevos caminos y que se salen de los cánones habituales. Un ejemplo de ello es «Casanova Variatons», de Michael Sturminger.

Otro dato a tener en cuenta en esta 62 edición es la presencia vasca.

Hay cuatro grandes películas vascas. En la Sección Social entra a concurso «Loreak» y fuera de concurso «Lasa eta Zabala». Para nosotros es un auténtico placer haber podido programar dos películas vascas dentro de la primera sección del Zinemaldia. De hecho, creo que esto es algo que no se ha producido nunca. A veces se nos critica la dureza con la que vemos el cine vasco y se nos critica por no incluir más producciones vascas en la Oficial pero nosotros siempre decimos lo mismo, no queremos falsos paternalismos que al final se vuelven contra las propias películas. Este año hay dos porque consideramos que, por su nivel, ambas debían figurar en la programación de la Sección Oficial. «Loreak» supone una película muy importante para el cine vasco, es un gran paso adelante para Garaño y Goenaga. La opción de incluir a «Lasa eta Zabala» fuera de la competición obedece a que debido a la propia temática del filme va a impedir que sea juzgada simplemente como una película. Es decir, la temática que contiene el filme provocará que la política se convierta en un evento en sí mismo y deje en un muy segundo plano sus grandes valores cinematográficos. Es una película de gran calidad, denuncia un episodio de la guerra sucia emprendida por el Estado español y nos parece importante recordar este tipo de sucesos. En la sección «Nuevos directores» topamos con la tercera película vasca, «Los tontos y los estúpidos», de Roberto Castón, y en Zabaltegi se incluye la última película de Borja Cobeaga, «Negociador». Decía que eran cuatro títulos, pero a ellos podemos unirle la película que se proyectará en el velódromo «Dixie eta matxinada zombia», de Ricardo Ramón y Beñat Beitia que, a mi entender, se trata de una buena muestra de lo que debe ser una película de animación actual. Es una producción vasca con vocación de ser ofertada en el extranjero y motivos no les falta para aspirar a ello porque su calidad es muy alta.

Denzel Washington y Benicio del Toro recibirán los Premios Donostia. Se trata de la segunda ocasión en la historia del Zinemaldia que uno de estos premios se entrega durante la gala de inauguración.

Así es, la primera vez fue con Antonio Banderas en el año 2008 con la película «The Other Man». En el caso de Denzel Washington viene acompañado por la película de Antoine Fuqua «The Equalizer». Es un filme muy a tener en cuenta porque supone, doce años después, el reencuentro del cineasta y actor que rodaron aquella excelente película titulada «Training Day» que propició un cambio de registro completo para un Denzel Washington que lograría el Óscar gracias a su temible personaje. Washington siempre ha expresado su agradecimiento a Fuqua por este papel y la expectativa es muy grande alrededor de este nuevo thriller. Benicio del Toro también viene respaldado por la película «Paradise Lost», en la que realiza una sobrecogedora interpretación del narcotraficante Pablo Escobar. En relación a Benicio siempre tuvimos presente la idea de otorgarle este premio que, casualmente, él entregó a John Travolta.

¿Ambos intérpretes figuran en la agenda de posible premiables?

Sí. Nosotros tenemos una lista que incluye a un buen número de posibles Premios Donostia. Hay diez o doce nombres que siempre permanecen en ella y Denzel Washington era uno de ellos. A pesar de ser una política que se aplica en otros certámenes, a nosotros no nos interesa pagar por traer a actores o actrices que reciban este premio. Nos interesa mucho más que vengan con una película porque con el talonario en la mano pueden venir casi todos.

En repetidas ocasiones hemos escuchado decir a José Luis Rebordinos que el tope físico del Zinemaldia ya no da para más.

Quizás puede crecer algo más, pero la dimensión creo que ya no puede ser sobrepasada. En la Sección Oficial hemos superado el 90% de ocupación y es casi imposible lograr el 100%. En ciclos sí podríamos ampliar la oferta porque alcanza el 40%, algo que es muy importante si se tienen en cuenta las características de estos ciclos y en relación a lo que ocurre en otros festivales. Tenemos un número muy limitado de hoteles, las propias dimensiones de la ciudad y tenemos las comunicaciones que tenemos. Lo único a lo que podemos aspirar es a ampliar la calidad de lo que ofertamos. Es decir, perseverar en nuestro intento por traer a los mejores periodistas, productores, directores o intérpretes. Aquí sí tenemos un terreno en el que podemos y debemos trabajar. También necesitamos más gente en varios departamentos porque estamos al límite de todo. Llevamos tres años sin déficit, todo sale medianamente bien y en el panorama internacional nos hemos posicionado mucho mejor. Las películas pueden ser criticadas pero nadie puede dudar de nuestra intención por ofertar cosas novedosas e interesantes. Este certamen podría funcionar muy bien con 9 millones de euros y contamos con un presupuesto que bordea los 7 millones y medio. Nuestra postura no es instar a las diferentes instituciones para que aporten una mayor cantidad de dinero porque somos conscientes de la situación económica por la que atravesamos. Tenemos la opción de los espónsores e intentamos aprovechar al máximo esta vía.