M.I. DONOSTIA

La presencia estelar de Brendan Gleeson anima el remake de «La gran seducción»

Lo curioso del remake de «La gran seducción» es que no ha sido hecho por Hollywood, sino que todo queda dentro del cine canadiense. Lo raro es que la versión original fue hecha diez años antes, y se ha tardado una década en llevar a cabo la traducción anglosajona de aquella película francófona, estrenada como «La grande séduction», y que fue realizada por Jean-François Pouliot, ganando en Sundance el Premio del Público.

La nueva película, presentada en el Festival de Toronto, es un calco y agradará a quienes no conozcan el material de partida. Eso sí, cuenta como mayor gancho con la presencia estelar de un Brendan Gleeson que exhibe de principio a fin su talento para la comedia costumbrista. Su participación está más que justificada, debido a que en la zona costera de Newfoundland hay mucho inmigrante irlandés. A dicho enclave alejado de la civilización pertenece la pequeña localidad de Tickle Head, con su puerto pesquero sin apenas actividad.

A fin de paliar el paro de su reducida población surge la oportunidad de la instalación de una empresa, la cual pone como condición la creación de un centro de salud. Al conocer la visita de un joven médico sus habitantes se confabularán para convencerle de que se quede a vivir.