Amparo LASHERAS
Periodista
AZKEN PUNTUA

Un referéndum que sirve para caminar

Son las siete de la mañana del viernes y los informativos acaban de anunciar los resultados definitivos del referéndum en Escocia. Ha ganado el no a la independencia. Un 55,4% de los escoceses han elegido, democráticamente, permanecer dentro del Reino Unido. Me había ilusionado y pensaba que los argumentos, sobre todo sociales, a favor de la independencia iban a ser mayoritarios. De alguna manera compartía sus reivindicaciones y sentía su victoria como algo mío. Al igual que muchos escoceses, me he sentido decepcionada, pero solo por unos momentos. Como afirmaba un votante del barrio obrero de Craigmillar, el más independentista de Edimburgo, «el camino no acaba aquí». Y es que nada volverá a ser igual en Escocia y en sus relaciones con Londres. La «justicia social -añadía- ha centrado un debate que supera la obviedad de que los escoceses son escoceses... el despertar político de Escocia va más allá del resultado electoral que se obtenga». Esta idea, igual que en Catalunya, ha impregnando el independentismo de una fuerte razón de cambio social y lo seguirá haciendo porque parte del pueblo escocés y una gran mayoría del catalán han cumplido con la obligación que defendió J. P. Sartre: responsabilizarse y comprometerse con el tiempo que les ha tocado vivir. Son las once de la mañana. Los datos y los análisis sobre los resultados del referéndum se prodigan por los medios y tengo la impresión de vivir momentos históricos importantes, acciones cruciales que, aunque separadas, van construyendo un nuevo paradigma de cambio social, político, popular y organizativo. Cerrar los ojos a esa realidad que camina significaría elegir el calculado revisionismo de que todo continúe igual. These boot are made for walking...