Amalur ARTOLA DONOSTIA
62 EDICIÓN DE ZINEMALDIA

Washington agradece el calor del público al recibir el Premio Donostia

Denzel Washington destacó en la entrega del Premio Donostia «el amor y la pasión de la gente de la calle» que ha sentido a su llegada a la capital de Gipuzkoa. Recibió el galardón de la mano del director Antoine Fuqua, con quien presenta «The Equalizer», film de acción que narra la historia de un hombre que se toma la justicia por su cuenta. Ya trabajaron juntos en «Training Day», película que le otorgó a Washington uno de los dos Óscar que posee.

Denzel Washington acude a Zinemaldia en calidad de representante y homenajeado. Presenta «The Equalizer», dirigida por Antoine Fuqua, y en la gala inaugural de ayer recibió el Premio Donostia de las manos del mismo Fuqua, quien destacó la calidad humana del actor y su «talento natural para la interpretación. Es algo que lleva en su interior. Me inspira a la hora de mover la cámara», aseguró.

El director entregó el galardón a Washington nada más pisar el escenario y, tras una sesión de aplausos, agradeció el premio no sin antes, divertido, corregir a Fuqua, quien saludó al público con un «Gabon Donostia. Buenos días». «No es buenos días, es buenas noches», le replicó.

Ya con semblante serio, agradeció que apreciaran su trabajo y, sobre todo, se refirió a la acogida que le hizo el pueblo donostiarra: «Llevo solo diez horas aquí y he sentido el amor y la pasión de la gente de la calle, me he emocionado», aseguró. También agradeció al público general «el apoyo que me habéis brindado durante todos estos años en mi carrera».

Washington comenzó a actuar allá por la década de los 70 y de su extensa filmografía destacan cintas como «El informe pelícano», «Malcom X», «Philadelphia», «Huracán Carter», «El coleccionista de huesos» o «American Gangster», actuaciones que le han hecho merecedor de diversos premios, entre ellos dos Emmys, dos Globos de Oro y un premio Óscar al mejor actor por «Training Day» (2002), dirigida por Fuqua, con quien llegó ayer a Donostia.

Aunque se esperaba su llegada para las 13.45, actor y director recalaron a las 14.25 en el hotel María Cristina. Minutos antes llegaban Miguel Ángel Muñoz, vitoreado por las más jóvenes, e Imanol Arias, recibido entre aplausos. Ante la petición de los fotógrafos para que se quitase las gafas de sol para poder tomar unas imágenes, Arias respondió: «No puedo hacer eso. He estado rodando hasta las siete de la mañana en Murcia». Al final llegaban Washington (ataviado con una pantalón deportivo, camiseta y visera, todo en negro) y Fuqua, rodeados de guardaespaldas, lo que no impidió que el actor mostrara todo su encanto y disfrutara de la compañía de sus seguidores: repartió besos, se fotografió con sus fans, firmó varios autógrafos y DVDs, bromeó con los más pequeños y dio la mano a alguno que otro. Pasó más desapercibido por la zona en donde se congregaban periodistas y fotógrafos, aunque regaló algún que otro gesto divertido que quedó fotografiado. Más desapercibido pasó Fuqua, quien fue, directamente, a saludar al director de Zinemaldia, José Luis Rebordinos.

Proyección de «The Equalizer»

Espectativa es la palabra que mejor define lo que aconteció ayer por la mañana en las inmediaciones del Kursaal, edificio que acogió el estreno, fuera de concurso, en Zinemaldia de «The Equalizer». Hubo quien hizo cola durante más de una hora para reservarse las mejores butacas y, media hora antes de la proyección, la cola colapsaba la acera y dificultaba el tránsito de los viandantes. Para las 11.00, con la sala al completo, daba inicio la proyección del film.

«The Equalizer» narra la historia de Robert McCall, un hombre que pretende iniciar una nueva vida dejando atrás su misterioso pasado pero que, al toparse con Teri (Chloë Grace Moretz), una joven sometida al control de gánsters rusos, no podrá quedarse de brazos cruzados, dando comienzo a una serie de venganzas ante quienes se aprovechan de la indefensión de los demás.

A partir de ese momento abundan los momentos de acción, cargados con altas dosis de violencia (que en ocasiones fue recibida en la sala entre aplausos), sin que el espectador sepa a ciencia cierta quién es McCall ni de dónde salen sus extraordinarias habilidades para la lucha.

De «The Equalizer» y del Premio Donostia que recibiría posteriormente habló Washington en la rueda de prensa que, por la tarde, ofreció junto al director de la cinta en el Kursaal.

Tras «Training Day», esta es la segunda colaboración de actor y director. «Hemos tenido mucho éxito y oportunidades tras `Training Day' y sentimos que este era el momento adecuado, aunque hayamos tardado diez-doce años. Es una película que la gente quiere ver, para que la gente la disfrute», opinó el director. Por su parte, Washington recordó que tras el film «es verdad que ha cambiado la percepción que tiene la gente de mí dentro de la industria. Quizá algo menos en cuanto a oportunidades, porque antes de `Training Day' ya funcionaba bien».

En referencia a «The Equalizer», Fuqua narró que pensó en Washington cuando leyó el guión de Richard Wenk, y creyó que si lo interpretaba él «pasaría de ser muy bueno a excelente». Fue el actor quien le añadió al personaje un comportamiento obsesivo-compulsivo, porque no quería que fuera «solo un personaje de acción». De ahí surgen el no poder dormir, la manera que tiene de doblar la servilleta o tener que cerrar y abrir la puerta seis veces: «Pensé que su pasado podría haberle llevado a interiorizar ese comportamiento».

Inevitablemente, fueron preguntados por la violencia que impera en la película. En referencia a los aplausos tras varias escenas violentas, Washington se refirió a la «hiperrealidad» que quiere transmitir Fuqua. «Yo he visto la película en Toronto, también mi mujer, y allí también aplaudieron. Hay una escena en la que algo se introduce en la cabeza de un gángster, pero no llegas a ver el momento de la introducción; ves el antes y el después. Es la sugerencia de la violencia lo que impacta. En la escena de la ducha tampoco ves nada. Cuando la chica encuentra el anillo me ves limpiando el martillo y es tu imaginación la que entra en juego», opinó. Por su parte, Fuqua definió al personaje como «tranquilo». «La violencia no entra hasta el minuto 30, es una película para mayores de dieciocho y queríamos ser reales acerca de la historia que queríamos contar», apuntó.

Sobre el personaje, el director dijo que no era su intención presentarlo como un superhéroe, pero «siempre he visto a McCall como un icono» y Washington se refirió a su aspecto humano: «Todos tenemos la oportunidad y la responsabilidad de ayudar a las personas, si cada uno de nosotros ayudara a una persona tendríamos muchos menos problemas en este mundo; pero yo no elegiría ese extremo [el de la violencia extrema del protagonista]. Si apoyas a las personas puedes hacer que logren cosas, porque a veces no nos sentimos capaces. En los primeros 30 minutos te das cuenta de que tiene un gran corazón». Aun así, opinó que el personaje «niega lo que es. La chica ve la tristeza en sus ojos y él también tiene que ser lo que en realidad es. No estamos seguros de quién es, pero sabemos que ha perdido algo».

«Nunca podré ser Poitier»

También le preguntaron por Sidney Poitier, considerado por muchos como el mejor actor afroamericano de la historia, a lo que, rotundo, Washington respondió: «Nunca podré ser Sidney Poitier». Ligado a esto, le consultaron si «percibe como una carga representar a la comunidad negra»: «Estoy orgulloso de ser afroamericano y no lo vivo como una carga. Espero ser un ejemplo para los que vienen detrás», al margen de su color de piel, señaló.

A este respecto, opinó que «algunas personas de mucho talento los coge el sistema de Hollywood demasiado pronto». Recordó que empezó a interpretar en los 70, señaló que por aquel entonces «nunca soñé con ser actor», y opinó que un actor debería tener la cabeza más puesta en Brodway y no Hollywood, porque a veces «te dan un papelón y puede ser una maldición, porque te puede llegar el éxito demasiado pronto. Una buena idea es volver al teatro y estudiar», puntualizó.

Aunque quiso, en sus palabras, «dejar el discurso para la noche», Washington también se refirió al Premio Donostia, galardón por el que se mostró agradecido: «Es un honor que le reconozcan y agradezcan a uno su trabajo. Siempre intento hacer mi trabajo lo mejor posible», aseguró.

La gala homenajea a los fallecidos este año

Zinemaldia comenzó oficialmente ayer por la noche con la gala inaugural presentada por Karra Elejalde y Edurne Ormazabal, en la que no quisieron olvidar las figuras del recientemente fallecido Álex Angulo, y los también desaparecidos Javier Ibarretxe y Nestor Basterretxea, «uno de los más singulares cineastas» que ha dado Euskal Herria. «De esta manera vuelven a estar con nosotros en esta edición del festival, del que siempre formaron parte». También se refirieron al público, «sin los que el cine no tendría sentido».

Antes de dar paso a repasar el contenido de los diferentes apartados que componen Zinemaldia hicieron entrega del premio FIPRESCI, galardón que entregan los críticos de cine a la que consideran mejor película del año y que fue a parar a manos de Richard Linklater, por «Boyhood». Ante la ausencia del director lo recogió José Luis Hervias, de Universal Pictures. No obstante, Linklater estuvo presente mediante un vídeo en el que aseguró que era «un honor para mí y para mi película» recibir el premio. «Espero que disfruten de ella tanto como nosotros», apuntó.

Un elenco de actores (Maribel Verdú, Unax Ugalde, Cayetana Guillén Cuervo...) presentaron los contenidos de los diferentes apartados del festival, tras lo que dieron paso a la presentación del jurado de la Sección Oficial. En nombre de todos, Fernando Bovaira, presidente del jurado, invitó a «disfrutar de estas películas que nos harán viajar y vivir esperiencias mágicas. Aceptamos con ganas e ilusión la tarea que nos encomienda el festival este año». Antes de concluir con la entrega del Premio Donostia a Denzel Washington, hicieron un guiño a la libertad de expresión recordando a Oleg Sentsov, miembro honorífico del Zinemaldia que aún permanece detenido en Ucrania. A.A.