La tensión habitual en la ciudad ocupada de Hebrón subió ayer varios enteros y las protestas, muchas de las cuales derivaron en enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad israelíes, se extendieron por toda Palestina, después de que el Ejército israelí matara a dos palestinos a los que su Gobierno acusaba del secuestro y muerte de tres jóvenes colonos el pasado 12 de junio. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se felicitó por esta operación y destacó que «el largo brazo de la justicia israelí» hizo su trabajo.

La desaparición de los colonos desató una ola de violencia y venganza, cuyo episodio más grave fue el linchamiento del adolescente palestino Mohamad Abu Jeider, y sirvió de pretexto para la última ofensiva militar contra la Franja de Gaza, que dejó 2.200 palestinos muertos, la mayoría civiles. Tel Aviv acusó desde el comienzo a Hamas, que nunca lo ha asumido, del secuestro y muerte de los colonos, pero algunos medios atribuyeron los hechos a un «crimen civil» cometido por un israelí por motivos económicos. Aquel triple secuestro derivó en un operativo que en tres meses se saldó con el encarcelamiento de unos 2.000 palestinos.

La noche del lunes, Marwan al-Qawasmi, de 29 años, y Amer Abu Eisha, de 32, fueron abatidos durante el asalto a la vivienda en la que se encontraban en Hebrón. El cuerpo de uno de los fallecidos estaba calcinado, según sus familiares, mientras que el otro tenía la cabeza destrozada por varios disparos.

La versión de la Inteligencia interna (Shin Bet) y del Ejército israelí aseguró que unidades de élite se personaron en el lugar para «arrestar» a los sospechosos, pero se desató un «intercambio de disparos» en el que Eisha y Al-Qawasmi perdieron la vida.

Durante la operación nocturna también fueron detenidos Bashar, Mahmed y Taar Al-Qawasmi, hijos de Hussam Al-Qawasmi, ya encarcelado, al que Israel acusa de planear el secuestro de los colonos junto a su hermano Mahmud. Todos ellos pertenecen a una influyente familia de Hebrón, lo que puede generar más violencia en la ciudad.

Más de tres mil personas participaron en los funerales, en los que se pidió venganza y se mostró apoyo a la resistencia palestina. Hamas condenó ambas muertes e hizo hincapié en que la resistencia armada es la única opción del pueblo palestino para poner fin a la ocupación y recuperar sus tierras.

Antes y después de los funerales se produjeron disturbios, en los que las fuerzas israelíes emplearon balas de goma. Un hombre se halla en estado crítico tras recibir un disparo en la cabeza.