Al ver “Bonsái” supimos de inmediato que Cristián Jiménez es el más indie de los jóvenes cineastas chilenos, y es que las bandas sonoras de sus películas le delatan. En su nuevo largometraje “La voz en off” repite con la pareja musical formada por la parisina Caroline Chaspoul (Carolina 3 Estrellas) y el chileno Eduardo Henríquez (Edi Pistolas), componentes del grupo Pánico. Y a ellos se suma el cantautor canadiense Adam Waito, lo que termina de dar a la película un toque Sundance.

Sin duda «La voz en off» es muy generacional, en la medida en que es el punto de vista de las dos hermanas treintañeras el que guía esta comedia familiar con algún que otro toque dramático. Ellas constituyen el eje de la narración, con el resto de mayores y menores girando alrededor suyo. La falta de entendimiento de las protagonistas con su padre, por ejemplo, no se debe en última instancia a la diferencia de edad, que tampoco resulta tanta. Tal vez tenga que ver más con la distancia entre el pasado reciente y el presente de la sociedad chilena, comprobándose que en la actualidad se da una mayor transparencia y se hablan las cosas, mientras que no hace mucho había un mayor ocultismo que todavía no termina de romper con el silencio y los malentendidos que genera.

La desconexión existente se observa a través de una serie de reuniones familiares, bien con motivo de la Navidad, o bien por la celebración de un cumpleaños o por una defunción. El tema de discusión siempre es el menú (veganos vs. carnívoros).