Martxelo DÍAZ

Rechazan que Iparragirre salga de la cárcel porque su situación es «estable»

La prisión de Navalcarnero es un lugar adecuado para un preso gravemente enfermo como Ibon Iparragirre, por lo que no hay necesidad de que sea trasladado a su domicilio para recibir el tratamiento que estime conveniente. Este es el argumento empleado juez de la Audiencia Nacional José Luis Castro, encargado de la vigilancia penitenciaria, para rechazar la excarcelación del preso de Ondarroa Ibon Iparragirre, que ya cumplió condena en casa hasta marzo.

El juez de la Audiencia Nacional española José Luis Castro, encargado de las funciones de vigilancia penitenciaria, ha rechazado que el preso Ibon Iparragirre, gravemente enfermo, pueda abandonar la cárcel de Navalcarnero para recibir el tratamiento en su domicilio.

Castro considera que la cárcel es un lugar adecuado para que Iparragirre pueda ser tratado por el VIH que padece y destaca que la evolución de su dolencia es estable en la prisión.

De este modo, rechaza que Iparragirre pueda acceder al régimen abierto, como ya hizo antes de que el Tribunal Supremo confirmase en marzo su condena y le obligase a ingresar de nuevo en prisión. En abril fue trasladado de Basauri a Navalcarnero.

Hasta entonces, Iparragirre estaba cumpliendo, desde octubre de 2011, prisión atenuada en su domicilio con una serie de condiciones como la de acudir a firmar periódicamente a la prisión o comunicar inmediatamente cualquier incidencia.

La abogada de Iparragirre, Ane Ituiño, había pedido que se volviera a la situación anterior a marzo y que el vecino de Ondarroa pudiera volver a la prisión atenuada en su domicilio para recibir el tratamiento.

Castro desestima esta demanda señalando que «el servicio médico penitenciario pone a su disposición un tratamiento farmacológico que rechaza» y añadiendo que «en la actualidad, con el tratamiento de antirretrovirales el pronóstico de enfermedad mejoraría sensiblemente». Sin embargo, el juez deja abierta la posibilidad de reconsiderar su postura si el estado de Iparragirre empeorase. Dos informes médicos solicitados por el juez señalan que «permanece estable tanto desde el punto de vista clínico como inmuno-virológico».

El preso de Ondarroa ha decidido no admitir el tratamiento que le suministran en prisión porque ha optado por uno alternativo.

Iparragirre padece también lesiones neurológicas, como brotes convulsivos, alteraciones visuales, pérdida de memoria, pérdida de la noción espacio-temporal y disfasia, según recoge el informe de Etxerat sobre su situación.

El juez Castro va más allá de las consideraciones sobre la enfermedad que padece Iparragirre y en el auto en el que deniega su excarcelación introduce elementos como que Iparragirre «ha mostrado una adhesión plena a los postulados de ETA y no ha realizado autocrítica ni muestra arrepentimiento por los delitos cometidos». Añade, además, que no ha pagado las indemnizaciones a las que fue condenado. Castro añade que «el pronóstico de reincidencia es alto».

Ventura Tomé

La decisión sobre Iparragirre se produce menos de una semana después de que la Sección Segunda de la Audiencia Nacional decretase la suspensión de la condena del preso de Tafalla Ventura Tomé, al considerar que la prisión no era el lugar adecuado para tratar su dolencia grave e incurable. Tiene dos cánceres y le han tenido que extirpar parte del pulmón izquierdo. Estaba en la cárcel de Murcia, por lo que sus allegados tenían serios problemas para desplazarse a visitarle.

Las reclamaciones judiciales de Tomé e Iparragirre son formalmente diferentes. El preso de Tafalla reclamó la suspensión de la pena por tener una enfermedad grave e incurable y el de Ondarroa una reducción de grado por los mismos motivos. En el primer caso, resolvió la Sección Segunda de la Audiencia Nacional y en el segundo ha correspondido a un juzgado que tiene las competencias de vigilancia penitenciaria.

En cualquier modo, en ambos casos queda en evidencia la gravedad de las condiciones que están padeciendo los presos vascos con enfermedades graves e incurables y que su situación futura está en manos de jueces que aplican criterios contrapuestos.

Etxerat, al valorar la excarcelación de Tomé la semana pasada, destacó que, junto a la alegría por la puesta en libertad del preso de Tafalla, hay que recordar que hay diez presos más que tienen enfermedades graves e incurables y que su puesta en libertad es cada vez más urgente. La asociación que agrupa a los allegados de los presos comparecerá hoy para valorar la decisión sobre Iparragirre.

En defensa de los derechos de los presos vascos, ayer se registraron movilizaciones en las localidades de Gernika (51), Bermeo (19), Zalbibia (25), Ondarroa (69), Astrabudua (20), Ataun (18), Altza (19), Astigarraga (22), Laudio (46), Sopela (16), Otxarkoaga (16), Iruñea -175, ante la sede del PP, donde también se denunciaron los juicios políticos- y Euba (9).