En el transcurso del festival organizado por la Fundación Mozilla que se celebró el pasado fin de semana en Londres y que tenía como objetivo impulsar la campaña The Web We Want (La web que queremos), han adquirido una especial relevancia las palabras dichas por todo un referente del universo virtual, Tim Berners-Lee.

Coincidiendo con el 25 aniversario de lo que hoy conocemos como internet, el fundador del consorcio World Wide Web -encargado de supervisar y estandarizar el desarrollo de las tecnologías sobre las que se fundamenta la web y que permiten el funcionamiento de internet-, el científico Tim Berners-Lee lanzó a comienzos de este año una campaña destinada a redactar una especie de Carta Magna destinada a plasmar los derechos de los usuarios en internet. Según declaró el propio Berners-Lee, «con esa ley, que trataremos que alcance un ámbito mundial, nos protegeríamos de los ataques contra la libertad de expresión e información, contra el derecho a la privacidad de las comunicaciones o contra la extensión global de la web; Irán o China, entre otros estados, tienen sus propias internets donde impera la censura». El pasado fin de semana y en el marco del festival The Web We Want que tuvo lugar en Londres, Berners-Lee continuó dando a conocer su empeño por lograr la redacción definitiva de esta legislación que beneficiaría a los usuarios de internet y legó entre la concurrencia varias claves que nos advierten del peligro que corre actualmente internet. El científico, que estableció la primera comunicación entre un cliente y un servidor usando el protocolo HTTPen noviembre de 1989, señaló que la libertad en internet está amenazada por los gobiernos y las empresas interesadas en el control de la web.

«Si un gobierno puede bloquear el sitio al que usted quiere acceder, páginas de políticos de la oposición, por ejemplo, entonces podría estar ofreciendo una visión sesgada de la realidad para mantenerse en el poder», dijo. «De golpe, el poder de control sobre internet se ha vuelto algo tentador tanto para los gobiernos como para las grandes empresas», añadió. Por todo ello, se reafirmó en su apuesta por lograr una firma común contra estas políticas que ejercen las empresas y gobiernos basándose en una cuestión básica pero muy lógica: «Si una empresa puede controlar su acceso a internet y qué sitios web usted visita, entonces tiene un gran control sobre su vida».