Ion SALGADO

Nuclenor envía al CSN un plan de trabajo para poder reabrir Garoña

La empresa participada por Iberdrola y Endesa ha enviado la planificación de actividades previstas para dar cumplimiento a los requisitos establecidos por el CSN, que en julio aprobó una instrucción en la que fijó las mejoras que deberán ser acometidas para poder reabrir la planta. De entrada, Nuclenor tendrá que solucionar los problemas advertidos tras la realización de las pruebas de resistencia de la UE.

Nuclenor ha dado un nuevo paso en su empeño de reabrir Garoña. La empresa, coparticipada al 50% por Iberdrola y Endesa, envió el lunes al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) el plan de trabajo para cumplimentar la información adicional relativa a la solitud de renovación de la central, situada en el valle burgalés de Tobalina, en la muga con Euskal Herria.

En concreto, remitió la planificación de las actividades previstas para dar cumplimiento a los requisitos adicionales exigidos por el organismo regulador, que el pasado 30 de julio aprobó una instrucción técnica complementaria (ITC) en la que se establecen las mejoras que debe acometer la compañía para poder optar a una nueva prórroga.

La instrucción del CSN recoge una larga lista de requisitos asociados al cese de operación decretado en diciembre de 2012; a la operación a largo plazo, ya que la empresa pretende mantener abierta la planta hasta el año 2031; y a las pruebas requeridas para verificar los aspectos funcionales y de integridad funcional de la vasija del reactor, idéntico al de Fukushima.

Por ello, el CSN pide a Nuclenor información sobre las modificaciones de diseño derivadas de las lecciones aprendidas del accidente acontecido en Japón y de las pruebas de resistencia realizadas hace tres años por la Unión Europea, que testó la seguridad de las centrales ante «sucesos extremos». El Consejo también solicita datos sobre las acciones previstas para mitigar las consecuencias de actos «malintencionados».

La citada ITC recoge también una serie de requisitos «más relevantes», que conllevan la necesidad de un análisis de los resultados de las inspecciones o la implantación de modificaciones de diseño antes de la carga de combustible. Entre estos, figura la inspección de la vasija del reactor para descartar defectos similares a los advertidos en la central de Döel, que han provocado el cierre de dos plantas en Bélgica; y las mejoras para reforzar las capacidad de reacción frente a accidente severos.

Control de gases radioactivos

A esto se suman las modificaciones ya requeridas por el CSN en 2009, cuando el organismo estatal realizó una revisión de seguridad. Así, Nuclenor tendría que instalar un nuevo sistema para el tratamiento y control de los gases radioactivos; mejorar el aislamiento de la contención primaria; y optimizar el sistema de protección contra incendios.

Los restantes requisitos se refieren a actuaciones asociadas al Plan Integrado de Evaluación y Gestión del Envejecimiento (PIEGE), y a otras medidas vinculadas con el almacenamiento del agua contaminada, así como al refuerzo de la capacidad de extracción de calor residual en caso de perdida de refrigeración total del río Ebro.

A su vez, la ITC solicita a Nuclenor la elaboración de un plan de conservación de estructuras, sistemas y componentes durante el cese de explotación, un plan de formación del personal de explotación y un plan de restablecimiento de la capacidad técnica. Por último, cita las verificaciones previas a la carga de combustible, correspondientes al programa de pruebas prenuclares y de arranque.

En un comunicado publicado ayer, la eléctrica manifestó que los requerimientos solicitados en la ITC «son muy exigentes». De todos modos, Nuclenor, que no parece estar dispuesta a cerrar una planta que ya ha cumplido 43 años, anunció que continúa trabajando en todas las áreas que considera «prioritarias para mantener la central en las mejores condiciones técnicas y de seguridad».

La central nuclear realiza un simulacro de emergencia

La central de Garoña realizó el pasado jueves el simulacro de emergencia anual, que comenzó con la representación de una serie de supuestos en el exterior e interior de la planta y concluyó figurando una situación de emergencia en la instalación. Según informó Nuclenor en un comunicado, el ejercicio se inicio con la simulación de un seísmo en la zona, que provocó la pérdida de energía eléctrica externa y daños estructurales en la piscina de almacenamiento del combustible gastado.; también dejaron de estar operativos el sistema eléctrico interno de emergencia y el equipo diésel contra incendios.

Además de los equipos de Nuclenor, en el simulacro participó el personal de la Sala de Emergencias del Consejo de Seguridad Nuclear (SALEM) y del Centro de Coordinación Operativa de la Subdelegación del Gobierno español (CECOP), tal como contempla el Plan de Emergencia Nuclear de Burgos (PENBU). «Este tipo de ejercicios se realizan para comprobar el correcto funcionamiento de toda la organización, la respuesta de la instalación, la disponibilidad de los medios necesarios y la coordinación», señaló la empresa. I.S.