Beñat ZALDUA BARCELONA
PROCESO SOBERANISTA EN CATALUNYA

ANC y Òmnium exigen elecciones a Mas y unidad a la clase política

Acompañadas por una multitud en el centro de Barcelona, la Assemblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural hicieron público ayer su posicionamiento ante la consulta alternativa y ofrecieron su receta para el futuro cercano: movilización masiva el 9 de noviembre, unidad de la clase política y elecciones plebiscitarias en menos de tres meses.

«Daremos apoyo al 9 de noviembre, pero exigimos que se rehaga la unidad de los partidos políticos y que haya elecciones. Por eso, ahora y aquí, lo pedimos: president, convoque elecciones, queremos votar en los próximos tres meses». Con esta contundente frase, la presidenta de la ANC, Carme Forcadell, rompió ayer el silencio mantenido durante los últimos días, en los que las dudas sobre la consulta alternativa del 9N y la desunión entre los partidos habían marcado la tónica general.

Lo hizo en la plaza de Catalunya de Barcelona, donde una multitud -110.000 personas según la Guardia Urbana; muchas más que las movilizadas el domingo pasado por la plataforma unionista Societat Civil Catalana- se conjuró contra las dudas de los últimos días. Decenas de miles de personas, bajo el paraguas de la ANC y Òmnium Cultural, las dos principales entidades soberanistas. El grito de «¡Unitat!» fue sin duda el más escuchado, también en la fila cero, en la que se congregaron representantes de los seis partidos soberanistas.

Antes que nada, urgía conocer el posicionamiento de las entidades responsables del éxito de la Diada del pasado 11S ante el nuevo formato del 9N propuesto el martes por Artur Mas, basado en un tipo de participación ciudadana que, pese a no ser una consulta como la prevista inicialmente, cuenta con urnas y con el aval de la Generalitat. «Es verdad que ésta no es la consulta que queríamos», empezó Forcadell, quien anunció que aceptarán esta nueva consulta «siempre que convirtamos este 9N en una nueva forma de movilización y siempre que sirva para demostrar al mundo la firme voluntad de determinación del pueblo catalán de decidir su futuro».

El president puede, por lo tanto, descansar relativamente tranquilo: la consulta alternativa de 9N no será jurídicamente homologable, pero la suma de ANC y Òmnium es casi un seguro de su éxito como movilización masiva. No obstante, las dos entidades ciudadanas, que consultaron a sus bases a lo largo de la semana, fijaron dos condiciones para volcarse de lleno en la nueva convocatoria para el 9 de noviembre: la unidad de la clase política y la convocatoria de elecciones.

Sobre la primera, Forcadell manifestó que «desde la unidad de la sociedad civil nos sentimos legitimados para exigir que los partidos políticos rehagan su unidad para tirar adelante el proceso».

Agradecimiento y advertencia

La presidenta de Òmnium, Muriel Casals, asumió que hasta ahora los partidos «lo habían hecho muy bien». «Queremos agradecer a todos los partidos políticos su trabajo. Hasta hace pocos días han sabido escuchar la voz del pueblo, pero también queremos decirles que esperábamos de nuestros representantes que caminasen juntos hasta el final del camino. Lo esperábamos y lo esperamos», advirtió.

Sobre las elecciones -el tema que más espacio de debate ha ocupado en los últimos días-, Casals y Forcadell fueron también muy directas. De hecho, la presidenta de la Assemblea condicionó su apoyo a la consulta alternativa a que sea considerada «como la primera vuelta de unas elecciones refrendarias sobre la independencia de Catalunya». «Unas elecciones que nos otorguen el mandato democrático definitivo que necesitamos para garantizar nuestro proceso ante el mundo», matizó. Estas elecciones se deberían celebrar, según Forcadell, durante los próximos tres meses, para llegar «a la primavera del 2015 con un Parlament constituido». «Si lo hace, tendrá nuestro apoyo, convertiremos el 9N en una movilización masiva y seremos un ejemplo para el mundo», concluyó en una apelación directa a Mas.

En cualquier caso, Forcadell tuvo palabras para todos los representantes políticos: «Ahora es la hora, no aceptamos más dilaciones ni pérdidas de tiempo, os exigimos que pongáis el país por delante de vuestros partidos. Es vuestra responsabilidad. Demostrad que sois dignos representantes del pueblo que os ha votado».

Pese a las apelaciones directas, tanto Forcadell como Casals fueron cautas en sus discursos, preparados a conciencia en una reunión que se alargó más allá de la medianoche del sábado. Como muestra de los equilibrios que mantuvieron ayer, cabe destacar que no hablaron en ningún momento de lista unitaria para las elecciones, tal y como le hubiese gustado a Convergència Democràtica de Catalunya, que fija este punto como condición para convocar elecciones. Pero tampoco mencionaron la declaración unilateral e inmediata de independencia que ERC plantea para las plebiscitarias y que CDC no tiene tan claro.

Queda, por lo tanto, mucho trabajo por delante, pero ayer fue un buen día para recuperar el optimismo en las filas soberanistas, que parecieron dar por buena la receta de tres ingredientes que propuso Casals: «Unidad de todos los partidos y de la sociedad para hacer posible la movilización del 9 de noviembre; urnas de las que salga un mandato claro; e independencia si una mayoría de los ciudadanos de nuestro país así lo expresamos en las urnas».

Presión redoblada sobre la clase política

Hace dos semanas, el programa elaborado para el acto de ayer incluía la intervención de representantes políticos desde el estrado. La ruptura de la unidad en torno al 9N motivó que la ANC y Òmnium se planteasen un cambio que resultó muy gráfico: en lo alto del escenario se situaron las juntas directivas de las dos entidades soberanistas y abajo, en la fila cero, escuchando y sin turno de palabra, representantes de los seis partidos soberanistas, desde la cabeza visible de los soberanistas de Unió, Antoni Castellà, hasta el miembro del secretariado nacional de la CUP Marc Sallas, pasando por la plana mayor de ERC y CiU, y por una representación más discreta de ICV-EUiA. Tras la multitudinaria concentración, la pelota vuelve a estar en su tejado y los primeros efectos se dejaron notar ayer mismo.

El coordinador general de ICV-EUiA, Joan Herrera, señaló el sábado en «El País» que no votaría el 9N porque «la propuesta de Mas no es honesta con la ciudadanía». Ayer, a primera hora, matizó ante los micrófonos de Catalunya Ràdio y se mostró dispuesto a votar «si Mas admite que no es una consulta». Y por la tarde se conoció que la ejecutiva de los ecosocialistas revisará hoy su posición inicial.

Teniendo en cuenta que la CUP ha mantenido en todo momento la coherencia y la apuesta por el 9N, las miradas se fijan en CiU y ERC. Más concretamente, en sus líderes, Artur Mas y Oriol Junqueras. Este último aseguró a primera hora, ante el Consell Nacional de su partido, que no se pueden retrasar «unas elecciones que nos deben dar el mandato democrático que nos puede hacer independientes». Mas indicó en una entrevista a «El Punt-Avui» que no convocará elecciones «sin saber cómo, con quién, qué y para qué». Las negociaciones de los próximos días, por lo tanto, prometen ser largas e intensas.

A última hora se sumó a la fiesta el líder de Unió, Josep Antoni Duran i Lleida, que comentó que «una Catalunya independiente no sobrevivirá sin pactar con España y la Unión Europea», y dio a entender que las elecciones serán probablemente el fin del matrimonio con Convergència al señalar que «personalmente» no apoya una lista unitaria en unas plebiscitarias. B.Z