Hay quien sostiene que en época de crisis la gente se vuelve más solidaria. Lo será en el caso de algunas, porque por lo general las personas en situaciones comprometidas nos inclinamos por sacar lo peor de nosotras mismas. Así ocurrió un 24 de octubre de 1940, cuando una Francia militarmente derrotada optó por someterse moralmente a un régimen que predicaba la superioridad racial Aria y que consideraba a ciertos pueblos como infrahumanos. En aquel encuentro en Montoire del que este viernes se cumplirá el 74 aniversario, el Mariscal Pétain se postró ante Hitler, asumiendo un principio de colaboración por el que, entre otros compromisos, se establecía una cooperación económica, militar y represiva con el gobierno antisemita nazi.

Hace un par de semanas, la Academia sueca revolvió las conciencias francesas atribuyendo el premio Nobel de literatura a Patrick Modiano, un autor cuya obra se encuentra profundamente ligada a aquella época oscura. Sus padres, judíos, se conocieron en la clandestinidad y se vieron forzados a mantenerla para no ser arrestados por la policía del gobierno de Vichy. Por ello, sus relatos hablan de traiciones, de vendidos, de ese pasado colaboracionista con la extrema derecha que a Francia tanto le cuesta recordar y que tantos parecen haber olvidado.

Es época de crisis, y la gente, salvo contadas excepciones, se vuelve más insolidaria, más egoísta y más intransigente. Es época de crisis y con ella regresan las vilezas y remontan en las encuestas partidos como el Frente Nacional. Montoire es hoy. La colaboración vuelve. Y ni las reflexiones de un premio Nobel podrán impedirlo. Vive la France.