Gloria Rekarte
Expresa
AZKEN PUNTUA

Cortocircuitos

Sin duda, el Gobierno español tiene su propio stock. Un almacén de cables pelados para vender a quienes quieran comprarlos que, por otra parte, no son pocos: los más, por conveniencia, otros por comodidad, unos cuantos por indiferencia y, los menos, por ignorancia. Y todos ligados por la condición de ser sostén y sustento de su postura cerril y obtusa contra el proceso de paz.

La detención de Nagore Mujika ha salido de uno de los estantes más oscuros de ese almacén, después de 20 largos años. Durante 15 de estos años, Nagore estuvo encarcelada. Después, tuvo domicilio fijo. Pero un requerimiento que siguiera los tiempos habituales, las formas de rigor, hubiera privado al hecho de sus efectos especiales: de cara al público, la exitosa actuación policial que culmina con una nueva detención y, además, a la salida de una visita en prisión; de cara a la detenida, el más devastador: la sutil forma de tortura que le obliga a dejar a su hija, de cinco años, a las puertas de la cárcel, a 700 km de su casa y su familia. De cara al proceso de paz, renovar votos en la voluntad de cortocircuitarlo.

La paz proyecta demasiada luz. Despeja rincones y barre sombras, y entonces asoman desnudos y descarnados la corrupción más despiadada, la rapiña sobre los fondos públicos, el lucro de los gobernantes a costa de la miseria de los ciudadanos; los derechos mutilados, la opacidad y la negrura de la tortura y las leyes de excepción. La paz arroja más claridad de la que le conviene a un sistema que, para perpetuarse, ha sabido parapetarse en la existencia de un conflicto que él mismo ha generado. Un sistema que ahora, además, necesita fundir los plomos con la esperanza de que nunca llegue tanta ni tan incómoda luz.