Juanjo BASTERRA

Pueblos indígenas se interesan por la economía solidaria

Representantes indígenas de Colombia, Bolivia y Guatemala contactaron ayer con miembros de organizaciones alternativas, sociales y solidarias que están haciendo frente al capitalismo con otros modelos: soberanía alimentaria, energética, cooperativismo o finanzas éticas. Llamaron la atención porque América Latina «está expulsando a las multinacionales que solo solo quieren esquilmar los recursos».

Mugarik Gabe y la Red de Economía Alternativa y Solidaria (REAS Euskadi) organizaron ayer en Bilbo un «Foro sobre otros modelos económicos posibles: Economía Social y Economía Solidaria» en el que se dieron a conocer diferentes experiencias que expusieron los representantes de comunidades indígenas de América Latina.

Entre otras materias, intercambiaron conocimientos sobre la actividad económica alternativa que está en marcha en Hego Euskal Herria desde mercados sociales, finanzas éticas, soberanía alimentaria y energética e iniciativas cooperativas pequeñas, una vez que ya visitaron el Grupo Mondragon y entablaron contacto con la Diputación de Gipuzkoa. También estuvieron con Ner Group, donde les explicaron que son las personas quienes están en el centro de la actividad y el desarrollo, y no la producción o el mercado como fija el sistema capitalista.

Los representantes de las comunidades indígenas aseguraron, en general, que en América Latina este movimiento que está en pie y que avanza, no solo tiene en cuenta a las personas sino también a la Madre Naturaleza, para preservarla de la explotación y el expolio desmesurado de quienes practican el neoliberalismo absoluto.

De hecho, Licarión Soto Mamami, del pueblo Aymara y portavoz de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos, «la más grande de América Latina» aseguró a GARA que este intercambio de experiencias con el pueblo vasco es necesario. «Bolivia es un estado plurinacional después de años de lucha, después de haber peleado primero por los derechos de tierra, el territorio, la coca y la asamblea constituyente. Porque hasta antes de la democracia, que tiene treinta años, Bolivia estaba saqueada por las dictaduras militares y después de la llegada de la democracia, por las transnacionales. Hemos conseguido dar pasos adelante gracias a la lucha organizada del pueblo boliviano en las organizaciones sociales», precisó.

A pesar de los avances con el presidente Evo Morales, dijo que «tenemos muchas cosas que hay que construir. Nueve años con el presidente Evo Morales han dado avances importantes, pero la nueva concepción de un estado plurinacional es de hace cinco años. Tenemos que seguir trabajando».

Nacionalización de recursos

A juicio de Soto Mamami, la renovación de Morales en la presidencia por «un amplio margen y mayor contundencia nos da ánimos. Es afiliado a nuestra organización. Es un orgullo y un reto muy grande. Sigue aumentando su representatividad».

Por lo que insistió en la necesidad de profundizar en la nacionalización de los recursos naturales, el gas, el petróleo y la minería. «Antes las empresas transnacionales se llevaban el 82% y Bolivia se quedaba con el 18%; pero hoy es al revés, que ya es importante lo que se llevan».

Para este representante de la confederación sindical de Bolivia, «creo que se debe extenderse esta posición frente a las transnacionales. En Bolivia no ha sido fácil, pero se ha conseguido con el pueblo unido».

Otra experiencia directa llegó desde Guatemala, a través de Aura Lolita Chávez Ixcaquic, educadora maya k'iché y defensora de los derechos humanos de Santa Cruz de Quilché, de Guatemala.

Explicó a GARA que las transnacionales «nos están jodiendo y estamos ante una cuarta invasión por parte de estas grandes empresas extractivistas, mineras, hidroeléctricas, monocultivos agrícolas y otras». Explicó que «hemos liberado batallas contra estas empresas que nos están atacando mucho, militarizando a través de los gobiernos, porque en algunos lugares han entrado, pero en otros no».

Chávez Ixcaquic señala que la entrada de las multinacionales en el pueblo de Guatemala supone «una invasión y representa muerte, destrucción, despojo y saqueo. Si nosotras dejamos entrar a las empresas, es prácticamente como darle un pase a nuestra propia autodestrucción. Si defendemos el territorio es defender la vida. Hemos decidido con mucha fuerza defender la vida y estamos moviéndonos mucho los cuatro pueblos indígenas de Guatemala».

Para esta defensora de los derechos humanos, «estas multinacionales son de todos los sitios dependiendo del bien natural que vayan a expoliar. Las mineras, la mayoría son de Canadá; las hidroeléctricas, de Europa. Se relacionan mucho con las potencias mundiales. Están vinculadas con las potencias mundiales con el neoliberalismo puro».

Con orgullo y una sonrisa profunda admite que «hemos logrado echar algunas. Estamos utilizando estrategias de libre determinación de los pueblos. El Estado de Guatemala es muy racista y no nos concibe como gente, sino esclavos, obreros. Lo que hicimos en muchos territorios fueron consultas comunitarias de buena fe y, por ejemplo, en mi territorio, aunque ya habían negociado las jugosas ganancias con las multinacionales mineras y estaban en el proceso de reconocimiento de la explotación, no la dejamos entrar. Ahorita acabamos de derogar una ley, los diputados entreguistas y corruptos hicieron una ley de protección de obtención de vegetales, conocida por Ley Monsanto, y tocaron algo muy importante que es claro en nuestra vida: la existencia del maíz. Eso nos vibró en la sangre muy fuerte y nos levantamos con los movimientos y con asambleas. Fue una lucha permanente y derogamos la ley. Expulsamos a Monsanto, aunque han entrado en otros territorios, y nuestros hermanos sufren».

«Muerte y esclavitud»

Esta educadora maya asegura que la oposición a las multinacionales en favor del derecho de los pueblos a su tierra, supone «muerte, esclavos y persecución política. Me acusan de asociación ilícita». Pero, según manifestó a este diario, «mantenemos la lucha en defensa de nuestro pueblo plurinacional». En este foro que organizaron Mugarik Gabe y Reas Euskadi, estas comunidades indígenas mostraron mucho interés por iniciativas que en Hego Euskal Herria están cobrando fuerza como Fiare Banca Etica en las finanzas.

Un representante de esta cooperativa reconoció que «se ha hecho con el apoyo de 5.000 socios» y recordó a los asistentes que «nosotros financiamos proyectos sociales y de interés que la banca tradicional no lo hace». Todo ello, con la transparencia y el desarrollo con apoyo de una amplia red en todo el Estado español, aunque la sede se encuentra en Bilbo.

Otro representante de la iniciativaa Goiener explicó los pasos que se están produciendo con el impulso de las energías renovables. Los distintos delegados de los pueblos indígenas de Bolivia, Guatemala, Colombia mostraron mucho interés «porque nosotros allí tenemos saltos de agua, tenemos sol y tenemos mucho viento que lo podemos utilizar». De hecho, el representante de Goiener significó que se han puesto en contacto desde el sur de Chile con esta cooperativa vasca para poder colaborar y poner en marcha allí esta nueva energía alternativa frente a las grandes multinacional y que «resulta más barata».

EHNE Bizkaia mostró el desarrollo de la soberanía alimentaria; la red social Koopera y Colabora-Bora, sus proyectos que pueden servir de inspiración para América Latina.

Objetivo: El mercado social

Juan Carlos Pérez de Mendiguren, profesor universitario y miembro del Instituto Gezki, explicó la evolución de la economía social en la CAV. Dijo que en su nacimiento estuvo vinculada a los movimientos populares de asociacionismo y cooperación, y como respuesta al capitalismo feroz. Tiene a la persona por delante del capital, entre otras actuaciones, e impulsa un control democrático, salvo en las fundaciones, que «son consideradas de economía social».

La economía social reúne a dos millones de organizaciones en la UE, que representa 11 millones de personas, el 6% de la población activa. En la CAV indicó que son 24.251 empresas y generan 81.000 empleos, el 9% de la población activa y tienen un peso del 5% del PIB. El peso en el ámbito de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa reside en las empresas industriales, dado que con las reconversiónes industriales muchas empresas se convirtieron en sociedades laborales. Carlos Askunze, de Reas Euskadi, explicó el desarrollo que está teniendo la economía solidaria para hacer frente al modelo capitalista. Dijo que reúnen a 62 empresas, que están garantizando 1.772 jornadas laborales, de las que 1.236 corresponden a mujeres. En este amplio espectro de actividad, Askunze aseguró que el principal objetivo en que se mueven es en asentar un mercado social que desarrolle otra manera de producción. J.B.