Antonio Alvarez-Solís
Periodista
AZKEN PUNTUA

El muro del Belén

Entre la fétida y espesa realidad de su corrupción y la terca voluntad de permanecer en el gobierno pese a todo, los «populares» han alzado lo que podríamos designar el Muro del Belén. Es decir, han construido un urgente biombo para escribir en él su voluntad de justicia. Un muro hecho con las nuevas detenciones de vascos que ofrecen a los españoles como muestra de su patriótica moral frente al nacionalismo y su supuesto y reinventado parásito, el terrorismo. Y qué mejor oferta a un pueblo que necesita para vivir la presencia de un enemigo. Tras ese muro quedan difuminadas nada menos que las figuras de dos vicepresidentes con el Sr. Aznar, los Sres. Rato y Acebes; una ministra actual, como la Sra. Mato; una dirigente de alto bordo, como la Sra. Cospedal; dos presidentes de autonomías, los de Asturias y Baleares; responsables financieros del PP, como los Sres. Bárcenas, Lapuerta, Naseiro y Sanchís; banqueros como el Sr. Blesa, acompañado de una tropa creciente de colaboradores; alcaldes, concejales... ¿Pero qué es todo eso frente a los ardidos combates con los separatistas catalanes y vascos que atentan nada menos que contra la España imperial, generoso refugium peccatorum cuando hizo falta? Recuerda el actual presidente del Congreso, Sr. Posadas: «Hicimos grandes cosas por España». Eso es lo que cuenta. Millones de viviendas, salvación de la banca, contención de los salarios, modernización de los servicios sociales para evitar abusos de los contribuyentes, privatizaciones de la sanidad para incrementar la competitividad o del registro civil para que los niños sean de pago en un mundo selectivo, intervenciones militares para extender la democracia... Eso es lo que cuenta. España es un país en paz y progreso. Como Groucho Marx escribió en el sepulcro de su suegra: «RIP, RIP, RIP ¡Hurra!». O como me dijo hace años un sereno de Madrid: «Los feos que hagan los `recaos' de noche».