Un cilindro metálico con monedas en curso y un pen drive con los periódicos del día en formato digital fueron enterrados junto a la primera piedra simbólica del puente. También se descubrió una placa en la que se puede leer «Frank Gehry zubia». El arquitecto, nacido en Toronto en 1929, se confesó aliviado porque el proyecto le ha gustado, ya que antes de conocerlo ayer estaba «preocupado» por la posibilidad de que no fuera de su agrado. Además del alcalde Ibon Areso, recibieron a Gehry los consejeros de Medio Ambiente y Política Territorial y de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno de Lakua, Ana Oregi y Juan María Aburto, respectivamente, y el diputado foral vizcaino de Presidencia, Unai Rementería. Todos ellos alabaron «el papel jugado por Gehry en la regeneración de la ciudad». Areso confesó que le queda «una espina en el corazón» porque Gehry no ha creado una segunda obra en la ciudad a causa de la crisis inmobiliaria.

A su juicio, el Museo creado por Gehry «llenó de credibilidad el proceso y el cambio anímico colectivo para la transformación de la ciudad», en lo que se conoce como el «efecto Guggenheim», que para él sería más correcto llamar «efecto Gehry».

En el acto de ayer miembros de la Asamblea de Parados de Bizkaia desplegaron una pancarta reclamando sus derechos.