GARA DONOSTIA
ENTREVISTA A ARNALDO OTEGI EN «BERRIA»

Otegi pide abandonar inercias del pasado y redirigir el proceso

Tres años después del fin de la lucha armada, Arnaldo Otegi plantea recentrar los esfuerzos de la izquierda abertzale hacia la apertura de un proceso independentista y popular. Un proceso que no dependa de Madrid, cuya voluntad de solución se constata nula, y mantenga la unilateralidad pero enfocándola hacia ese objetivo.

En un momento en que acaba de cumplir cinco años en prisión, y con la perspectiva que da estar fuera del rifirrafe político diario, desde su celda de la cárcel de Logroño Arnaldo Otegi ha hecho un diagnóstico profundo y novedoso de la actual situación política, y también de la actuación de la izquierda abertzale, en una extensa entrevista a ``Berria''. Sus planteamientos vienen a abogar por una redirección de los esfuerzos de la izquierda abertzale, a partir de las enseñanzas obtenidas en estos tres años transcurridos desde Aiete y el fin de la lucha armada. Una de las principales conclusiones para Otegi es que el Estado español está imponiendo el bloqueo en la cuestión de las consecuencias del conflicto para «ganar tiempo» y que lo hace «con un único objetivo: que no se active otro proceso como el de Catalunya».

En consecuencia, el líder político preso aboga por impulsar un proceso independentista sin esperar nada de Madrid y París: «Quizás nos ha llegado la hora de empezar a pensar en que tendremos que hacer el proceso de liberación completo y hasta el final sin ningún acuerdo con los estados», expone.

Ello no implica que Otegi renuncie a la unilateralidad, que ha marcado este proceso desde su inicio. Al contrario, defiende este tipo de iniciativas propias siempre que sirvan para «fortalecer el proceso independentista», incluidas las que se realicen en el ámbito de las consecuencias del conflicto.

A modo de ejemplo, preguntado al inicio de la entrevista por el desmantelamiento de las estructuras para atentar llevado a cabo por ETA y revelado en el comunicado de julio, le concede precisamente ese valor: «Se ha hecho mirando a las necesidades que tiene el proceso de liberación de nuestro pueblo, y en ningún caso mirando a los estados». Al hilo de ello, aboga por hacerse preguntas «agudas» como «¿Interesa a los estados el desarme y la disolución de ETA? ¿Y a nuestro pueblo?»

En coherencia con este criterio va la respuesta dada por Otegi a las preguntas relativas a la posición de los presos vascos. Así, cuando se le pregunta por la presión social para solucionar este tema, responde así: «Los presos políticos vascos recibimos un gran cariño y un gran respaldo de nuestro pueblo, pero al mismo tiempo nos debemos a él, y desde este punto de vista confesaré que quizás no hemos sabido cumplir con la rapidez e inteligencia necesarias los cambios que nuestro pueblo nos planteó hace tiempo».

La entrevista tiene una evidente carga autocrítica, también por lo que respecta a la actitud de la izquierda abertzale tras el cambio estratégico realizado en 2009-2010. Considera Otegi que los movimientos desencadenados en 2011 han supuesto una modificación radical de la situación política en conjunto, pero que se han percibido «tremendos problemas para adaptarse al nuevo campo de juego y actuar en coherencia. Siempre nos surgen grandes inercias para responder a las nuevas situaciones con esquemas del pasado, con lo de siempre». En otro punto de la entrevista deja caer que en este momento «más que cohesión, se necesitan ilusión y pasión».

En una rueda de prensa para valorar los últimos acontecimientos políticos [ver página 10], la representante de Sortu y parlamentaria de EH Bildu Maribi Ugarteburu manifestó que Otegi «da en el clavo» con muchas de sus afirmaciones y situó la entrevista como una aportación de valor que va en la línea de las reflexiones que está haciendo Sortu. No es la primera vez que Arnaldo Otegi valora en estos términos la posición de la izquierda abertzale (otro tanto hizo, por ejemplo, con el mensaje enviado al congreso fundacional de Sortu).

A Gure Esku Dago

Volviendo a la entrevista, Otegi indica que «si alguien preguntara hoy cuál era el objetivo que queríamos conseguir cambiando la estrategia, le respondería así: en el ámbito nacional, hacer un proceso como el que se está llevando a cabo en Catalunya, y en el ámbito político-ideológico, o en el espacio organizativo, el que puso en marcha Batasuna en 1978». Y preguntado en otro pasaje por Podemos, responde que «parece que viene aire nuevo». Evita extenderse más porque «todo lo que podría decir sobre Podemos lo utilizarán en su contra».

Volviendo al mensaje principal de la entrevista, Arnaldo Otegi pone de manifiesto la evidencia de que «cada vez sectores más amplios se están preguntando por qué no está en marcha en Euskal Herria el mismo proceso independentista que en Catalunya». Admite sin tapujos que las labores en este sentido «las veo bastante atrasadas» y que hay que lanzar un gran debate popular al respecto.

Saluda en esta línea la gran cadena humana de Gure Esku Dago el pasado 8 de junio, aunque matizando que además de las movilizaciones cree llegada la hora de hacer «propuestas concretas». Y casi disculpándose por el «atrevimiento», Arnaldo Otegi hace llegar una sugerencia a los impulsores de este movimiento social: «No dejéis a nadie meter mano en una agenda que es solamente de la ciudadanía; ser pueblo, en ningún caso partido».