Joseba VIVANCO
San Mamés

¿Grada de animación o grada del desánimo?

Iñigo Cabacas Herri Harmaila y Directiva mantienen un latente enfrentamiento en torno a este sector del estadio, para el que los primeros reclaman más espacio en aras de un ambiente más bullicioso que el actual.

Sammy Lee, luego en las filas de Osasuna, jugó en San Mamés un partido europeo con el Liverpool a principios de los ochenta y contaba que «era el mejor campo en el que había jugado nunca. Solo tiene 40.000 espectadores, pero el ambiente es otra cosa, absolutamente increíble». Mucho ha llovido sobre aquello, mucho se ha escrito y dicho también durante años del espíritu de La Catedral, de su afición, de su liturgia, su presión sobre el rival y estímulo a su equipo. Pero lo cierto es que ya los últimos años en el viejo estadio y más aún en el moderno y confortable campo, ese ambiente que alababa el jugador inglés ha perdido fuelle, garganta, músculo. Solo en noches especiales, la última ante el Napoli en la previa de la Champions y tras ir por debajo en el marcador, San Mamés aúlla como en ese imaginario colectivo elevado a la categoría de mito.

Quizá la mejor definición de lo que es esa atmósfera futbolística nos la aporte no una persona ligada a este deporte, sino un ciclista de la talla que fue Marino Lejarreta. Lo describe en el libro ``Historias de San Mamés'': «El ruido en San Mamés es un ruido profundo, constante, a veces sube de nivel, sube de decibelios, como en aquellos cafés donde todo el mundo está hablando y los diálogos son como una música ambiental permanente. Y de pronto, el ruido poderoso y unánime que se escucha por igual en todo el campo».

Hoy, la animación desde la grada de San Mamés, su ausencia o no, la necesidad de darle un impulso, está en boca de muchos. A nadie le ha pasado desapercibida la protesta que en las últimas fechas viene llevando a cabo la conocida como Iñigo Cabacas Herri Harmaila, ubicada en un córner norte que suele liderar buena parte de los cánticos, y a la que se ha unido esta temporada un córner sur, donde la peña Euskal Lions intenta motivar a ese fondo en su empuje al equipo. Unas quejas que señalan directamenta a la Directiva que preside Josu Urrutia, a la que acusan de «inmovilismo» a la hora de favorecer una grada de animación.

La versión de la grada

Las diferencias entre unos y otros ahora mismo son distantes. Diálogo lo ha habido, pero no ha terminado de cuajar. Desde GARA hemos querido palpar las posturas de ambas partes, si bien el Club bilbaino, entre cuyos responsables hay un profundo malestar por esta situación y por las protestas visibles de los grupos unidos tras esa grada, ha preferido no ahondar en esas discrepancias y guadar silencio. No así las peñas agrupadas en Herri Harmaila, que precisan «no queremos ir contra nadie, pero sí explicar a la gente lo que está pasando».

El origen de la falta de armonía coincide con la planificación del reparto de la grada del nuevo campo. «El club se pone en contacto con diferentes peñas del Athletic antes de la demolicion de San Mamés, en la última temporada que se jugó en el antiguo. El club nos plantea que si queremos continuar donde estamos tendremos que pagar cada uno entre 500 y 700 euros, teniendo en cuenta que más socios iban a situarse allí, es decir, que habría problemas para permanecer de pie. Nos ofrecen aglutinar a todo athleticzale que quiere animar en la esquina donde estamos ahora, pero solo de manera momentánea. Así fue, todo socio que quería tomar parte en la grada de animacion dejó sus datos en el club. Fue después cuando surgió Herri Harmaila Iñigo Cabacas», explican.

A partir de ese primer contacto, prosiguen, «al inicio de la temporada pasada comienzan las negociaciones con el tema de la ubicación. El club nos plantea que si había demanda por parte de socios, pensarían en otra. Durante parte de la temporada comenzamos una campaña informativa, en la cual explicábamos la propuesta del Athletic y nuestro objetivo de aglutinar al mayor número de socios que quisieran tomar parte en este proyecto, eso sí, como siempre con obstáculos, tanto por parte del club como por la Ertzaintza, a la hora de dar a conocer esa publicidad».

A la finalización del pasado curso, «valoración positiva» de la temporada y nueva reunión. «Les pusimos sobre la mesa los datos de más de 900 socios, más de 100 `barrias' y más de 200 personas que les gustaría ser abonados de temporada, personas que querían tomar parte el grada. Les demostramos que había demanda, a lo cual contestaron que era imposible movilizar a tantos socios para adjudicar la parte de detrás de la portería a la grada de animación. Nos levantamos de la mesa. Pasados dos días y al enterarse de que había un artículo para publicar en los medios de comunicación, nos llamaron. Nos ofrecieron poder ampliar la grada, es decir, si ocupamos el bloque 110, ocupar el bloque 109. Entramos en su juego, les dimos los datos de un montón de socios, gente nueva para hacerse socia... y ningún movimiento».

No creen que la actitud de la Directiva hacia ellos tenga ánimo revanchista alguno, pero sí denuncian «un inmovilismo desde el Club en función a lo que teníamos hablado de ampliación de grada y la intención de meter a gente joven, que al fin y a la postre son el futuro en animación de nuestro Club. Creemos que se trata de una cuestión de economía del Club, por las localidades que estaríamos dispuestos a ocupar, teniendo en cuenta que a los socios de dichas localidades ni siquiera se les ha preguntado si estarían dispuestos a un traslado».

No hay pensadas más protestas

Son conscientes de que su actitud no es bien vista por parte del resto de la masa social y algunos foros athleticzales en las redes sociales son prueba de ello. «Entendemos que ellos pagan y querrán estar en su sitio, pero hay que hacerles entender que con la modernización el Athletic va cayendo, ya no hay ese miedo escénico a jugar en San Mamés, estamos dejando convertir el club en un negocio para unos pocos. Y deberían saber que en cualquier asiento del campo se ve bien», sostienen.

Los agrupados en torno a Herri Harmaila, caso de Herri Norte o Piratak, defienden que «lo del fondo nos da igual, que sea sur o norte, en norte es donde en el campo viejo estábamos y en norte es donde estamos. Lo que deseamos es una grada de animación potente y que empuje al equipo sobre todo en los momentos difíciles de los partidos. Es obvio que con unas 1.500 personas detrás de una portería el empuje sería distinto para nuestro Athletic y para el rival. Imaginemos, cuando encajamos un gol, 1.500 personas gritando ¡Athletic Athletic! con el murmullo generalizado actual».

En resumidas cuentas, que «casi todos los equipos amplían la grada de animación trasladando a socios. Nosotros nos encontramos en el punto que nos hemos mudado de campo, a uno más grande, y contamos con menos localidades, sin posibilidad de crecer y aquí es donde viene el lío». Y por parte del Club, «buenas palabras todas, pero hechos pocos y de poca trascendencia».

La realidad, denuncian, es que ahora mismo en ese bloque 110 del córner donde se agrupa la grada de animación, «existe un `overbooking' de mucho cuidado, teniendo en cuenta que tenemos cientos de solicitudes de gente que se quiere adherir a este proyecto de recuperación de la animación». Es más, avisan de que «en un espacio donde entran 580 personas estamos más de 700».

Las desavenencias se han visualizado esta campaña. Desde la grada de animación norte no se jaleó, por ejemplo, durante los primeros veinte minutos ante el Sevilla -actitud que no entendió la mayor parte del estadio y enfadó mucho al club- o por dos veces se ha ocupado la parte trasera de la portería tras la finalización del encuentro -aprovechan para el día ante el Porto disculparse ante los socios «que se hayan podido sentir maltratados en un momento de tensión»-.

No hay pensadas nuevas acciones, pero sí que transmiten su deseo de antes «informar correctamente a la masa social y prensa», al tiempo que se mantienen «en espera a los movimientos del Club, antes de pensar en tomar nuevas medidas». Lo que tienen claro es que a día de hoy «en momentos puntuales San Mamés empuja, pero cuando vengan las vacas flacas, que vendrán, y no éstas de ahora sino bastante más flacas, creemos que se va a notar y mucho. Y tenemos claro que por nuestra idiosincrasia y filosofía, el equipo necesita el aliento de la afición».

¿Y a todo esto qué dice el Club? Pues oficialmente nada. Oficiosamente, enfado. La revista ``Alirón'' publicaba esta semana un artículo en el que se reflejaban algunas de estas voces y se citaban las recurridas «fuentes» del Athletic para replicar a la grada de animación que «ellos pidieron en su día más localidades, pero se tienen que adherir al proceso como el resto de los socios. Este grupo tuvo su oportunidad de mantenerse en su sitio pero decidieron trasladarse al córner, donde tenían opción de tener sus asientos a un precio más reducido». De igual modo, se añadía que «el Club estudia cómo poder aumentar la animación».

Dos posturas distanciadas, en la que unos hablan de falta de voluntad y razones pecuniarias, y otros probablemente de otro tanto. En mitad, imágenes para nada deseables como la citada de un sector del público que como protesta no anima a su equipo o ni siquiera festeja un gol, o, peor, la pérdida de parte de ese áurea que un día tuvo la vieja Catedral, esa que, como diría Julen Guerrero, «no te defrauda, porque es imposible que San Mamés te defraude».

Expediente sancionador a tres socios. El Athletic comunicó ayer que la Comisión de Disciplina ha acordado incoar expediente sancionador a tres socios, «tras detectar, por diversas vías, el intento de reventa por medio de terceros de las entradas adjudicadas en el sorteo de localidades para el partido celebrado en Oporto el pasado 21 de octubre». Además de las acciones que pueda adoptar el Club internamente, se informa de que la infracción por reventa de entradas puede conllevar, entre otras sanciones, la imposición por la Administración competente de una multa de entre 1.202,03 y 30.050,61 euros.