GARA JERUSALÉN
Ocupación de Palestina

Dos palestinos matan en Jerusalén a cuatro rabinos en una sinagoga

Al menos seis personas murieron ayer en un ataque contra una sinagoga y una yeshiva (escuela rabínica) de Jerusalén Oeste, en el ataque más sangriento registrado desde 2008 en la ciudad santa, testigo y víctima de una creciente tensión. Miles de personas se concentraron para dar su último adiós a los cuatro rabinos muertos. El Gobierno israelí anunció «mano de hierro» y Netanyahu dijo que «estamos en un combate por Jerusalén, nuestra capital eterna».

Tres de los fallecidos -Moshe Twersky, de 59 años, Aryeh Kupinsky, de 43, y Kalman Zeev Levine, de 55- habían nacido en Estados Unidos, mientras que la víctima restante -Avraham Shmuel Goldberg, de 68 años- tenía nacionalidad británica.

El cortejo fúnebre discurrió por las calles de Jerusalén hasta el cementerio de Givat Shaul ante la presencia de una multitud, principalmente de judíos ultraortodoxos. El embajador británico, Matthew Gold, también figuraba entre los asistentes.

Escasos minutos antes de las siete de la mañana, los palestinos Ghasan Abu Jamal y Odai Abu Jamal, de Jerusalén Este, entraron en la sinagoga de Kehilat Bnei Torah, en el barrio ortodoxo de Har Nof, en el oeste de la metrópoli.

«Nos encontrábamos en mitad del rezo de la mañana. Es un momento en el que nadie se mueve. El primero de ellos avanzó con una pistola en la mano, se acercó a la gente y comenzó a disparar», describe Yusef Posternak, un judío ultraortodoxo argentino de 45 años que se encontraba en el interior del templo.

«Me giré por el sonido de los tiros y vi a un segundo hombre blandiendo un gran cuchillo de carnicero, como para matar animales, con el que empezó a atacar», abunda con un café en la mano, sereno mientras explica que la sorpresa impidió a los presentes, más de veinte personas, reaccionar para protegerse. Posternak, padre de ocho hijos, decidió correr hacia la cocina, donde permaneció escondido hasta que unos 15 minutos después de que todo comenzara la Policía le rescató, explica.

Mati Goldizt, jefe de los servicios de la unidad de rescate y recuperación Zaka -organización creada durante la primera Intifada- repite que la escena era «complicada».

El portavoz de la Policía israelí, Micky Rosenfeld, confirmó, por su parte, que los atacantes resultaron muertos «en un tiroteo» a la salida de la sinagoga después de que apuñalaran y dispararan «al mayor número de gente posible», causando cuatro muertos y seis heridos, cuatro de ellos graves.

Los dos agresores pertenecían a la organización izquierdista Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP). Un comunicado del brazo armado del FPLP alabó el ataque, pero no llegó a asumir la responsabilidad de organizarlo, según informó Al-Jazeera.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo que el ataque fue producto «de las provocaciones lideradas por Hamas y Abu Mazen (el presidente palestino, Mahmud Abbas), que la comunidad internacional ignora de forma irresponsable». «Responderemos con puño de acero a este brutal asesinato de judíos», amenazó.

Posteriormente se reunió con su gabinete de seguridad y al término del encuentro se anunciaron varias medidas de castigo colectivo como la destrucción de las viviendas de los atacantes, el reforzamiento de la seguridad en torno a la ciudad, el enterramiento de los autores fuera de Jerusalén y el levantamiento de puestos de control a las salidas de zonas palestinas.

«Estamos en un combate por Jerusalén, nuestra capital eterna», dijo a última hora de la tarde en una comparecencia en la que exigió a la comunidad internacional que condene sin paliativos la agresión.

Las autoridades israelíes levantarán restricciones a llevar armas para reforzar la autodefensa, después del atentado. «Levantaré en las próximas horas algunas restricciones al porte de armas», afirmó el ministro de Seguridad Interior, Yitzhak Aharonovich. Según él, la medida afectará a los israelíes que tengan licencia de armas, como oficiales del Ejército fuera de servicio, «o los guardias de escuela o de guarderías», que podrán llevárselas a casa.

El presidente palestino, Mahmud Abbas, condenó el ataque y pidió el fin de lo que denominó «las provocaciones de colonos judíos y del Gobierno de Israel».

La acción fue aplaudida por el movimiento islamista Hamas y la Yihad Islámica, al igual que por el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP).

El presidente de EEUU, Barack Obama, al igual que otros dirigentes mundiales, condenó de manera «contundente» el «horrendo» atentado. Dijo que «no hay y no puede haber justificación para estos ataques contra civiles inocentes» y pidió que se «rebajen las tensiones».

El Congreso pide impulsos para reconocer el Estado palestino

Unanimidad en el Congreso español para pedir al Gobierno de Mariano Rajoy que impulse el reconocimiento del Estado palestino como medida para desatascar las negociaciones entre Tel Aviv y la Autoridad Palestina. El texto, que partía del PSOE pero fue modificado para incluir también al PP, considera que la única solución viable al conflicto es la constitución de dos estados y un reconocimiento que tiene que ser fruto de «un proceso de negociación entre las dos partes que garantice la paz y la seguridad para ambas, el respeto a los derechos de los ciudadanos y la estabilidad regional». El documento aboga también por «promover de forma coordinada en el seno de la Unión Europea dicho reconocimiento del Estado palestino como Estado soberano, en el marco de una solución global al proceso de paz de Oriente Próximo» que debe basarse en la coexistencia «en paz, seguridad y prosperidad». El tercer punto lanza un guiño directo al Estado de Israel, a quien reconoce sus «legítimas preocupaciones, intereses y aspiraciones» y se compromete a respetarlas en las acciones coordinadas que desarrolle Madrid tanto en en la comunidad internacional como a nivel europeo. Finalmente, el texto aboga por aprovechar la inclusión del Estado español dentro del G20 para impulsar una paz justa y duradera.

La propuesta fue defendida por la diputada del PSOE Trinidad Jiménez. Tanto su intervención como la del resto de portavoces, cuyos discursos fueron seguidos por el embajador palestino, Musa Amer, quien estuvo acompañado por representantes de diversas legaciones árabes, estuvo marcada por el ataque de Jerusalén. Muchos de los portavoces dirigieron su mirada hacia Hamas, en la línea que sigue habitualmente el Gobierno israelí.

En el debate sí que pudo comprobarse la distinta apreciación que los grupos realizan de la declaración. La mayoría recordó las violaciones de derechos humanos perpetradas por Tel Aviv. Sin embargo, la diputada del PP, Beatriz Rodríguez-Salmones, cuestionó que fuese momento de «sacar la lista de agravios» contra Israel y rechazó la idea de «unilateralidad», condicionando el reconocimiento a las negociaciones que puedan desarrollarse. En esa misma línea, el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, defendió una «política de Estado» en el ámbito internacional. A.P.

Ban Ki-Moon

«El constante empeoramiento de la situación sobre el terreno solo refuerza la necesidad de que los líderes de las dos partes tomen las difíciles decisiones que promoverán la estabilidad y asegurarán la seguridad a largo plazo para israelíes y palestinos», señaló el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

Cuatro meses de máxima tensión

La Explanada de las Mezquitas vuelve a ser epicentro de las tensiones. Desde 1967, los no musulmanes pueden visitar este lugar santo del islam varias horas al día, pero no rezar. Extremistas judíos intentan cambiar dicho estatus desde hace años. En su última acción, a finales de octubre, un grupo de judíos ortodoxos trató de rezar por el rabino Yehuda Glick, herido por un palestino.

2 de julio: Extremistas judíos quemaron vivo a un adolescente palestino de Jerusalén Este, para vengar la muerte de tres israelíes atribuida por Tel Aviv a Hamas, aunque fuentes policiales lo negaran. Desde entonces, la Ciudad Santa entró en un ciclo de violencia, con choques nocturnos cotidianos en la parte oriental de la ciudad.

4 de agosto: La escalada franqueó una nueva etapa un mes después, cuando un palestino embistió con su automóvil una parada de tranvía. Un israelí murió en el primer atentado mortal antiisraelí en Jerusalén desde hacía más de tres años. La Policía mató al autor del ataque, calificado de «terrorista». Decenas de israelíes atacaron vehículos palestinos al grito de «Muerte a los árabes».

7 de setiembre: Al conocerse el fallecimiento de un adolescente palestino que había sido herido por la Policía israelí el 31 de agosto, estallan los enfrentamientos entre palestinos y ocupantes.

24 de setiembre: Violentos enfrentamientos en lo que los judíos conocen como el Monte del Templo, adonde 90 israelíes fueron autorizados a ir antes de que llegase el Año Nuevo judío. 762 palestinos habían sido detenidos en total desde el 2 de julio anterior, según la Policía ocupante.

22 de octubre: La situación se agravó hace un mes, cuando un conductor kamikaze palestino mató a dos personas -entre ellas un bebé de tres meses y una ciudadana ecuatoriana- al intentar atropellar a los pasajeros que esperaban el tranvía en la línea que divide la ciudad.

30 de octubre: Un palestino tiroteó y dejó gravemente herido en Jerusalén Oeste a un rabino ultranacionalista judío que aboga por cambiar el estatus de la Explanada de las Mezquitas, tercer lugar más sagrado del islam. La Policía mató al agresor.

5 de noviembre: Un palestino atropella deliberadamente a policías israelíes, matando a uno de ellos. El autor del ataque murió a manos de las fuerzas israelíes.

13 de noviembre: Tel Aviv anuncia la construcción de más viviendas en las colonias cercanas a Jerusalén.

16 de noviembre: Colonos judíos torturan y ahorcan a un palestino conductor de autobuses.

18 de noviembre: Seis muertos (incluidos los dos agresores) en el ataque a una sinagoga.