EDITORIALA
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Infancia: avances y mucha tarea pendiente

Con la celebración del Día Universal del Niño, fecha que recuerda la aprobación de la Convención Internacional del Niño hace 25 años, la atención mediática y los discursos políticos se centraron ayer en la reivindicación de los derechos que deben amparar a los niños y niñas de todo el mundo. Un principio fundamental que, desgraciadamente, todavía hoy no protege a todos ellos. Especialmente en algunos países, aquellos menos desarrollados y en los que, además, se dan las mayores desigualdades. No obstante, ello no implica que no se hayan producido avances en la materia, consiguiendo que muchos menores hayan visto mejorada su vapuleada calidad de vida.

Un informe sobre el estado mundial de la infancia publicado por Unicef destaca que desde ámbitos locales se han desarrollado iniciativas innovadoras que han propiciado progresos en materias como la salud y la educación de manera que se dignifica un poco la cruel realidad en la que viven muchos niños. Redes de comunidades y la labor de jóvenes investigadores han sido claves para ello. Pasos adelante que ojalá sirvan de impulso para nuevas y reforzadas iniciativas, porque las tareas pendientes no son pocas. La dolorosa tasa de mortalidad infantil en algunas zonas del mundo, derivada principalmente de la desnutrición y la imposibilidad de acceder a los más básicos servicios en materia de salud, es una de ellas. La discriminación, la violencia física y sexual, el abuso y el abandono son algunas de las injusticias que completan esta lista negra.

Un repertorio denunciado en todo el mundo por políticos, instituciones y organismos de diferente índole. De hecho, la Convención de los Derechos del Niño ha sido la más ratificada en la historia de la Humanidad. Lamentar y repudiar situaciones tan injustas como esta es la reacción más común e impulsiva, también razonable. Pero no suficiente. El valor de los hechos vuelve a superar con diferencia al de las palabras en este caso, y erradicar la injusticia a la que están sometidos millones de niños pasa por destruir todas las desigualdades que dominan este mundo, su economía y su sociedad. Llevamos sobre la espalda una mochila repleta de deberes.