Gloria LATASA
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AZKEN PUNTUA

Nieve rosa

El geólogo suizo Horace Benedicto de Saussure tuvo, en sus cincuenta y nueve años de vida (1749-1799), tiempo para descubrir minerales, escribir tratados de astronomía, establecer los principios de la ciencia meteorológica racional (determinó la disminución de la presión respecto a la altitud y sus efectos sobre los seres vivos; inventó el anemómetro, el higrómetro de cabello...), ejercer de naturalista y de físico, organizar la primera ascensión al Mont Blanc en 1.786... y hasta para encontrar nieve de color rosa -cuyo origen atribuyó a la presencia de un hongo- en una de sus numerosas expediciones alpinas.

Sin embargo, aunque la nieve rosa ya se conocía con anterioridad (Aristóteles la cita en alguna de sus obras), hubo que esperar hasta mediados del siglo XIX para saber que el origen del curioso color era debido a la presencia de un alga microscópica conocida como Chlamydomonas nivalis. Las algas son un grupo de seres vivos incluidos dentro de reino de los protistas (ni animales, ni plantas ni hongos) que viven mayoritariamente en el agua (dulce o salada), que son autótrofos (capaces de elaborar su propio alimento a través de sustancias inorgánicas) y que están provistos de clorofila y otros pigmentos fotosintéticos.

Esos pigmentos son los responsables de que podamos encontrar nieve «pintada» de diferentes colores (rosa, negro, marrón, amarillo...). Un caso muy llamativo es el que suele ocurrir en las montañas de Colorado, donde se pueden encontrar grandes superficies cubiertas por un manto de nieve rosa, al que por su color y sabor se denomina watermelon snow (nieve sandía), que da como resultado un paisaje auténticamente surrealista. En otros lugares, estos pigmentos de la familia de los carotenos (astaxantina) que bloquean los rayos UV vuelven a la nieve rosácea cuando está ya aplastada y «envejecida» (por ejemplo, en los neveros). Nada que ver con las cumbres nevadas rosadas que podemos ver a primeras o últimas horas del día y que están relacionadas con el sol bajo del amanecer y atardecer y con la dispersión del color rojo a través de la atmósfera.