Raimundo Fitero
DE REOJO

Maniobras


Está revuelto el mundo televisivo debido al revuelo electoral que se está produciendo. Hay maniobras en todos los canales, en algunos casos por simple desidia, inercia o impostura y en otras porque los datos de audiencia anuncian cambios. Llevo días discutiendo en abstracto y en concreto sobre la validez de los resultados de las audiencias como medida de intención de voto, o al menos de tendencia de las audiencias a escuchar unos u otros mensajes. Por lo que sumando, restando, multiplicando y dividiendo, es posible encontrar el anuncio de una relación de fuerzas diferente en los próximos meses.

Quizás donde han entrado de manera más salvaje los portadores de la esencia pepera por la banda de extrema derecha sea en TVE, que una vez más desmontan todos los equipos de los telediarios, tocando esta vez al de fin de semana con una consigna absolutamente demencial: «Demasiados catalanes». Y esa idea prevalece por encima de cualquier otra consideración. Están decididos a perder audiencia de manera imposible de recuperar, es una estrategia porque nadie puede tener tanta impericia y tozudez. Mirando la caída en picado de audiencias de la primera estatal se pueden hacer análisis políticos y electorales. Bueno, el otro día al dar en directo el funeral de la duquesa ganaron la mañana. Otro dato sociológico. Maniobras de radicalización fundamentalista.

La otra idea general es disparar a Podemos de todas las maneras. Guerra sucia mediática hasta la náusea. Confundir. La reacción del miedo. Siempre equivocándose. Los que dicen que van a votar a esa oferta emergente lo hacen precisamente por estar hasta los corvejones de lo existente, y sobre todo sus tertulianos, sus periódicos, sus radios y teles, así que les están haciendo la campaña. Y en este sentido Telecinco, concretamente ese programa nacido muerto, «Un tiempo nuevo», acusa a Pablo Iglesias de incumplir compromisos con adjetivos descalificativos diversos y replicados por los palmeros. Como son coherentes en su ideario reaccionario y alienante, lo cambian por ese personajillo de la villa y corte llamado Pequeño Nicolás que está haciendo caja por los platós para seguir mintiendo. Uno de los suyos.