Antonio Alvarez-Solís
Periodista
AZKEN PUNTUA

Mis queridos niños

El ministro de Turismo, Sr. Soria, ha tratado de suavizar en unas declaraciones radiofónicas la intensa revuelta que tiene lugar en Canarias contra las prospecciones petrolíferas de Repsol en aguas del archipiélago. Hasta aquí, nada que decir en cuanto a la postura del ministro, ya que su argumentario es el mismo que el del gobierno, que es el organismo que empuja este negocio. Todo el mundo sabe en Canarias que estas prospecciones dejan a la larga, si no sucede antes un terrible accidente, su arañazo negro en el mar, que es lo que tratan de evitar los canarios, que tienen en sus playas lo mejor de su economía. Pero lo que interesa ahora al estupefacto cronista no es lo obvio sino el tono que ha empleado el ministro, que siempre pone cara y voz de niño sorprendido.

«Las prospecciones petrolíferas -ha dicho el ministro- pueden afectar al sector turístico, pero... -y aquí viene lo de «Queridos niños»- ¡pero favorablemente!». Ah, pícaro. Todo el mundo esperaba al principio de la frase que quedara solamente en lo de «afectar al turismo», para proceder a gritar eso de «¡hasta el gobierno reconoce el daño!», pero el ministro sonríe, se detiene y al fin corona sus palabras con la mejor espuma de las islas. ¿Y por qué favorablemente»? Porque los trabajadores, aunque cobren poco, adquirirán el pan nuestro de cada día e incluso el chope para rellenarlo ¡Y eso también hace caja! Llegados aquí el ministro coge fuelle y añade que las perforaciones atraerán a muchos chinos y gente de Taiwán. Hay, mis queridos niños, siempre dudáis del mando. Y así no podemos. Esto es lo que nos decían en el colegio cuando nos revestían de Frente de Juventudes, que era aquella formación de niños vestidos de gilipollas al mando de un gilipollas vestido de niño.