Raimundo Fitero
DE REOJO

Borrasca

Atentos, viene una borrasca televisiva que se llama Francisco Nicolás Gómez Iglesias, para la historia, el Pequeño Nicolás. En un periódico de tirada estatal se le hace una entrevista que da para dos entregas y portadas. En La Sexta aparece entrevistado en diferido, y en Telecinco es entrevistado en directo durante más de una hora y media y consigue, tachín, tachán, disparar el resultado de audiencia de «Un Tiempo nuevo», que nada menos que dobla a «La Sexta Noche» y en su primera aparición televisiva se ha convertido ya en el único capaz de disputarle la audiencia a Pablo Iglesias. Así que tenemos Nicolás para rato.

¿Y qué cuenta Fran (así quiere Nicolás que le llamen)? Pues la verdad es que empezó muy nervioso, no tiene el don de la fotogenia, su cara no se corresponde con su manera de expresarse, y lo que dice debe analizarse desde una perspectiva no totalmente racional. Aquí hay asuntos mágicos, hay más trampas en su discurso que en uno de Rajoy, y no va a demostrar nada de lo que asevera porque no interesa. Vale, la pregunta entonces es, ¿a quién no interesa? Pues no lo sé, pero mientras hablamos o escribimos de las supuestas andanzas de Fran, el Pequeño Nicolás, siempre como insiste, para «defender los intereses de España», no nos fijamos en otros asuntos quizás más sustanciales.

Tengo una teoría de bajo coste: este muchacho ha estado donde se le ha visto estar, no era un holograma. Ha entrado y salido de muchos lugares que no le correspondía y que es de difícil justificación, como en la proclamación del rey o en el balcón de Génova en unas generales. Por lo tanto sabe cosas, ha hecho cosas, ha tenido contactos en diversos niveles de las entrañas y las cloacas del poder y, como la noche confunde, debe ser en esos asuntos de la noche en donde deben buscarse algunas claves. Y está claro que se ha hecho famoso este joven cuando seis policías, seis, de asuntos internos, lo detienen. Lo han dejado caer desde el mismo lugar en donde le daban cuerda, pases y funciones. Después viene su probable patología, su tendencia a ser un fantasma y sus ambiciones. Desde luego, en los platós tiene sitio privilegiado en las próximas semanas.