Karlos ZURUTUZA Erbil

Combatiendo al Estado Islámico en antena

Representantes políticos y agentes sociales de Mosul crean un Gobierno en el exilio desde la vecina Erbil. Un modesto canal de televisión es su principal vía de comunicación con una ciudad aún en manos del Estado Islámico.

Noticias a las 9 y programas en directo los martes, jueves y sábados. Por el momento, esta es la oferta del único canal de televisión de Mosul desde su estudio en Erbil, capital de Kurdistán Sur.

«Seguimos en el aire gracias a que conseguimos llevarnos una cámara y una antena parabólica en nuestra huida de Mosul», recuerda Akram Taufiq, actual director de «Futuro de Nínive», que es como se llama el canal. La vida de este periodista de 56 años ha transcurrido íntimamente ligada a la televisión. Trabajó durante once años en el canal público iraquí durante el mandato de Saddam Hussein; de allí pasaría a la dirección de Sama al Mosul («Cielo de Mosul»), la cadena pública de la segunda ciudad de Irak hasta que ésta cayó en manos del Estado Islámico. Sucedió a principios del pasado junio. Taufiq nunca imaginó que «algo así» pudiera ocurrir.

«En tres días ya habían acabado con el último núcleo de resistencia», recuerda este mosulí desde su actual despacho, en un barrio residencial a las afueras de Erbil.

Como cada martes, la actividad en el pequeño estudio es frenética por lo que Taufiq nos invita a ver la programación en un televisor en su despacho. Desde una estancia contigua, Hani Subhi, presentadora, ofrece las últimas noticias. Destaca la del recientemente establecido campo de entrenamiento para los más de 4.000 voluntarios que engrosarán las filas de la que se da en llamar la «Policía de Nínive». Dichos efectivos, explica Subhi, han sido reclutados «exclusivamente» entre los refugiados de Mosul.

Sabotajes en Mosul

«No podemos fiarnos de nadie que venga de la ciudad porque pueden ser espías del Estado Islámico», aclara Taufiq, sin apartar la vista de la pantalla. Añade que la Policía de Nínive se unirá a las llamadas Brigadas de Mosul, grupos de resistencia que están conduciendo acciones de sabotaje contra el Estado Islámico dentro de la ciudad.

El momento más esperado es el espacio dedicado a las llamadas en directo desde Mosul. Hoy han recibido más de 1.700 peticiones. Desafortunadamente no hay tiempo para todas.

El primero en entrar en directo es Abu Omar, un antiguo policía hoy en la clandestinidad dentro de Mosul (el antiguo aparato de seguridad se ha convertido en objetivo prioritario de los yihadistas).

«Espero impaciente el día en el que la Policía de Nínive entre en la ciudad. Seré el primero en ayudarles a matar a estos bastardos», espeta Omar, desde un lugar de Mosul sin especificar.

Le sigue Hassan, desde Talafar. Se trata de un enclave de etnia turcomana al oeste de Mosul, y que cuenta con una significativa comunidad chií.

«Los turcomanos nos hemos convertido en objetivo principal de los bárbaros del EI porque no somos árabes, y muchos de nosotros ni siquiera suníes», denuncia Hassan. «Espero poder seguir vivo para ver cómo expulsamos a estos salvajes de nuestras casas», añade.

La precariedad reinante en Mosul también es un tema recurrente. «Necesitamos generadores porque sólo tenemos dos horas de electricidad cada cuatro días«, relata Abu Younis, «desde el oeste de la ciudad». «El agua también llega de forma intermitente, cada dos o tres días, por lo que tenemos que almacenarla en bañeras y bidones». Lo peor, no obstante, es la falta total de seguridad. «La gente desaparece misteriosamente; eso, cuando no se la ejecuta en mitad de la calle, y a plena luz del día», asegura el mosulí.

El peligro de perder la casa

Se trata de un crudo testimonio que corrobora Bashar Abdala, periodista de Mosul y actual editor jefe de las noticias del canal de televisión. Consiguió trasladar a su mujer y sus dos hijos a Turquía a finales del mes pasado pero él ha preferido quedarse en Erbil «para seguir trabajando». Aunque no descarta volver a casa pronto, dice no saber nada del estado en el que se encuentra su antigua residencia.

«Los yihadistas han avisado de que todo aquel que abandone la ciudad perderá su casa. Quieren evitar una huida en masa de la población local», apunta Abdala durante un descanso.

Los Abdala son una familia más en una lista interminable. Según un informe publicado a principios de este mes por el Centro para el Control de los Desplazados Internos (IDMC), el número de éstos roza los tres millones en Irak, de los cuales más de medio millón habría huido de Mosul.

Revolución robada

Sin duda, uno de los más conocidos de entre los desplazados de la ciudad ocupada es Atheel al Nujaifi, gobernador de Nínive hasta la entrada de los yihadistas y hoy uno de los principales impulsores del canal de televisión. Desde su despacho en el mismo edificio, Nujaifi reconoce que muchos mosulíes recibieron con los brazos abiertos al Estado Islámico.

«Desde el principio intenté convencer a nuestra gente de que no tenían nada que ver con el EI. Una semana más tarde, todos en Mosul se dieron cuenta de que habíamos caído en una trampa», explica el gobernador de Mosul «en la sombra».

En 2013, Nujaifi se convirtió en un auténtico ariete contra el Gobierno chií de Bagdad durante unas multitudinarias manifestaciones por todo el oeste suní de Irak. Hoy, desde Erbil, asegura que uno de los objetivos principales del canal de televisión es «transmitir al pueblo de Mosul que todavía tienen un Gobierno, aunque sea en el exilio».

«El EI nos robó la revolución», admite Nujaifi a altas horas de la noche, justo después de despedirse de los últimos miembros del equipo.

El último en irse es Taufiq, el director, quien también reconoce lo evidente: «Sabemos que hoy somos más activistas que periodistas pero nuestro objetivo es claro: queremos ser el espejo de la resistencia en Mosul». Mañana volverán a estar en antena.