El portavoz del Gobierno de Lakua, Josu Erkoreka, aseguró ayer que los presos vascos «no acaban de cumplir» las exigencias del Gobierno español para «acceder a beneficios penitenciarios». Lo paradójico es que realizó esta afirmación en relación a las solicitudes individuales enviadas por medio centenar de prisioneros en los que reclaman su acercamiento a cárceles de Euskal Herria y la excarcelación de sus compañeros enfermos, poco después de reconocer que el acercamiento no sería un «privilegio» sino un «derecho». «Ese derecho se puede ejercer con independencia del contenido de la pena y de que se hayan formulado o no solicitudes individualizadas o de otro tipo», aseguró, mezclando ambos conceptos.

Precisamente, en el día de ayer el PNV también preguntaba al presidente español, Mariano Rajoy, sobre las medidas que este pretendía impulsar para la «reinserción» de los presos después de que hayan transcurrido tres años desde que ETA cesó su actividad armada. Fue en la sesión de control al Gobierno celebrada en el Senado y, como es habitual, Rajoy se enrocó en el inmovilismo, rechazando dar cualquier paso, incluido el acercamiento de los prisioneros.

El presidente español llegó a asegurar que alejar a cientos de kilómetros a los presos es un «gran favor» para los prisioneros y defendió las imposiciones añadidas de «abandonar la organización, reconocer el daño causado, colaborar con la Justicia y cumplir con su responsabilidad civil». Pese a las críticas de Jokin Bildarratz, Rajoy intentó poner como ejemplo la cárcel de Zaballa, que el domingo abandonó Carmen Guisasola cumpliendo con la resolución del TEDH sobre la doctrina Parot y tras contabilizar los años cumplidos en el Estado francés.