Joseba VIVANCO
Beñat es el último en sumarse al buen momento del colectivo

Las piezas ya cuadran

Cada vez más jugadores se acercan a su mejor nivel con la perspectiva de alargar en el tiempo esa coincidencia de sensaciones.

«Hay que ganar con autoridad, sin dudas y con regularidad, que consiste en mantener comportamientos parecidos durante un tiempo prolongado», venía a sostener Marcelo Bielsa en su periplo rojiblanco. El Athletic de este arranque de temporada no ganaba y, sobre todo, no conseguía hilvanar esos «comportamientos parecidos» entre sus jugadores, porque si bien Laporte, De Marcos, Rico o Aduriz mostraban un aceptable tono, otros, caso de Iturraspe, Balenziaga, Gurpegi, Susaeta o Muniain no alcanzaban a dar la talla que de ellos se espera. Y fue entonces cuando, solo sostenidos en la eterna juventud de `Adu', emergió la figura fresca y revitalizadora de Etxeita para enarbolar esa salida del bache, y que estas últimas fechas simboliza como nadie la mejor versión del cuestionado Beñat.

Comportamientos parecidos durante un tiempo prolongado. En eso se sustentan las aspiraciones de cualquier equipo porque, como el lobo invernal, que tarde o temprano siempre aparece, también los bajones físicos y de juego irrumpen a lo largo del curso. Todo se cimenta en una lógica del fútbol cual es empezar la casa por los cimientos. Cuando la crisis de juego y resultados se apodera de cualquier equipo, lo primero suele ser frenar la sangría de goles en contra. Está en ello David Moyes en la Real Sociedad, lo mismo que Gaizka Garitano en el Eibar, y fue la medicina que aplicó Ernesto Valverde tras el sonrojante batacazo de Borisov.

Una vez apuntalados los soportes -como es evidente por ese cerrojazo en la meta de Iraizoz y cómo el navarro exterioriza su lamento por goles como el de Lafita el sábado-, de manera paulatina los aliviadores parones ligueros han servido para mejorar las prestaciones físicas y de paso todo ha coincidido con la repentina mejora individual de piezas básicas como Iturraspe o la emergencia de Beñat.

La mejor versión del de Igorre en esa posición no tan avanzada de media punta, y sí insertándose entre `Itu' y Rico para relanzar el juego, se ha unido al mejorado nivel de quienes le acompañan, sin olvidar los despliegues portentosos de De Marcos, las apariciones salvadores de Iraizoz, un Balenziaga que lleva dos partidos con mejor cara... Y si uno aliña todo eso, el plato se llama confianza, esa misma que se había perdido lastrada por los resultados adversos.

El propio Beñat, ver cómo campa por el césped últimamente, da fe de ello. Parece otro. Incluso presiona como el que más. El mismo Iturraspe ofrece una imagen solvente, más allá de la de ese bigote solidario contra la lucha contra el cáncer de próstata y que se supone se afeitará con el final de noviembre. O un Mikel Rico que, es cierto, sigue errando pases o eligiendo a veces opciones equivocadas -de lo contrario sería un todocampista rifado por media Europa-, pero que está dejando detalles y gestos técnicos que solo dan la seguridad en uno mismo.

La seriedad de Laporte, la irrupción de Etxeita, la aportación de San José con sus goles y eficiencia cuando se echa mano de él, el trabajo y los goles de Aduriz... Comportamientos parecidos que ahora deben prolongarse en el tiempo. Es cierto que esperamos más de Muniain, y no solo trabajo, que otro tanto sucede con Susaeta, que Iraola siempre será un recambio de garantías en el lateral, fue una pena la lesión de Guillermo, que de Viguera hemos visto que tiene instinto goleador... Falta aún.

Físicamente mejor

Ernesto Valverde va recomponiendo las piezas y estas cuadran. Es verdad que el juego es más práctico que estético. Quizá de momento no se pueda pedir más. Tampoco se puede pensar que el Athletic es la quintaesencia del balompié o se puede codear con las mejores versiones futbolísticas del continente. Si no carbura a un alto nivel, sufre y mucho. Lo dijo Bielsa en su día, lo repite Valverde ahora. Es un equipo de cien por cien o cerca en cada encuentro. Físicamente se les ve ahora mismo en otra dimensión y en Getafe apenas sí se dejó ver huella alguna tras el partido europeo; mentalmente, parecen salidos de algún libro de autoayuda.

¿Qué fue primero, el huevo o la galllina -los científicos dicen que la segunda-, los buenos resultados o la confianza? Lo cierto es que, a la espera de unas mejores prestaciones ofensivas, o de si algún día el equipo volverá a recuperar aquel triángulo telepático en la banda derecha que hacía las delicias de San Mamés, el Athletic ha rescatado su crédito y ha vuelto a generar ilusión. En la Liga ya se mira de manera decidida arriba -el colista visita San Mamés-, la hoja de ruta de la Copa que empieza mañana hace fantasear a algunos, y la posibilidad de seguir en Europa League alimenta el sueño europeo. Pero, de la misma manera que se ganó en Getafe con los pies en el suelo, no habrá que olvidar las sabias palabras de Valverde, cuando en la previa recordó que «la gente siempre se adelanta, para lo bueno y para lo malo».