Iñaki TELLERIA
ATHLETIC AFRONTARÁ EL ÚLTIMO PARTIDO DE CHAMPIONS INMERSO EN UN BACHE DE JUEGO Y DE ÁNIMO

Dónde iba a ganar si no el Córdoba la primera vez

El Athletic mantuvo el encefalograma plano del partido de Copa en Alcoy y fue incapaz de remontar en casa el gol que le marcó en el minuto 23 el equipo andaluz, último clasificado de Primera División.

ATHLETIC 0

CÓRDOBA 1

Los aficionados más optimistas ya se habían olvidado de la moraleja de «El cuento de la lechera». Sumaban el número de partidos que el Athletic llevaba sin perder y pensaban que las plazas europeas estaban a solo un paso. Además, llegaba el último clasificado, un equipo que no sabía lo que era ganar desde que subió a Primera.

Sin embargo, ayer tuvieron razón los pesimistas, aquellos que decían que el Córdoba tenía que ganar alguna vez y qué mejor sitio para hacerlo que el marco incomparable de San Mamés. Tuvieron razón, como la tuvieron también quienes, a pesar de lo apretado del resultado, se fueron del campo a falta de diez minutos, sabedores de que a aquello no había dios que le diera la vuelta.

El Athletic solo ofreció dos chispazos ilusionantes. Los cinco primeros minutos en los que botó tres corners que, aunque no los remató nadie, alegraron el comienzo; y el principio de la segunda parte, cuando Valverde decidió reanimar la banda derecha, moribunda toda la primera parte. Susaeta se mostró irreconocible habida cuenta la temporada que lleva y de sus botas salieron los balones que rema- taron luego de cabeza De Marcos, Laporte y Viguera. Lástima que las pilas se le acabaran pasados veinte minutos, algo inexplicable para un jugador que ha participado tan poco esta temporada y que no se parece en nada a aquel estajanovista que nos regaló Bielsa.

En esos dos momentos de presión, más que de brillo, el Athletic tiró todos sus fuegos artificiales. Ahí se acabó todo, luego se diluyó como un azucarillo ante un equipo apañadito al que le bastó con aprovechar el enésimo regalo rojiblanco y mantener el orden defensivo después. El resultado de ayer dio la razón a Valverde cuando advirtió la víspera de que «ojo con el Córdoba» que, a pesar de su triste posición en la clasificación, solo había perdido un partido más que el Athletic y es que, en la mayor parte de las ocasiones, la diferencia entre ganar, perder o empatar está en un suspiro.

De hecho, en las últimas jornadas, los rojiblancos no habían dado un salto de calidad tan grande como para que los resultados fueran tan diferentes a los de los primeros partidos.

Apagados debuts

Aunque todos los focos apuntaron ayer a Iñaki Williams, también debutó con el equipo en Liga Jon Aurtenetxe, al menos, en lo que va de temporada. A Williams se le vio con ganas, rápido de movimientos, pero no fue un día para lucirse, no recibió pases claros y tampoco le benefició que Viguera desertara de la banda derecha en la que le colocó Valverde de inicio y se colocara prácticamente en el mismo lugar que él. El técnico le quitó en el descanso, pero no por ser el peor de la primera parte, sino en el marco de un cambio de estrategia. Tampoco debía quedar como uno de los damnificados del horror de partido de ayer.

Más gris resultó la vuelta de Aurtenetxe en un día poco exigente para su banda. Le falta ritmo, pero ayer podía haberse lucido y dar señales de vida. Sin embargo, sus dudas atrás fueron muchas y sus apariciones arriba, pocas, y mira que Muniain le dejaba sitio en su empeño de entrar por el centro, allí donde el Córdoba amontonaba más jugadores.