Iñaki IRIONDO
Analisia | Segundo aniversario del Gobierno de Urkullu

Quince meses de legislatura

Hoy hace dos años tomaba posesión en Ajuria Enea el Gobierno de Iñigo Urkullu, pero la legislatura no empezó a arrancar hasta que hace quince meses, el 16 de setiembre de 2013, Andoni Ortuzar en nombre del PNV y Patxi López, como cabeza entonces del PSE, firmaban ante el lehendakari un pacto de gobernabilidad con vocación expansiva. El pacto con el PSE ha permitido al PNV aprobar presupuestos, frenar la reforma fiscal que impulsaba Gipuzkoa, mediatizar la ponencia de paz y tener de oyente a la de autogobierno.

Este lunes, la Comisión Ejecutiva del PSE aprobó por unanimidad que sus seis miembros parlamentarios votarán a favor de los presupuestos del Gobierno de Urkullu para conseguir su aprobación por la mínima. ¿La razón? El PP se opondrá a las cuentas porque no le han aprobado ninguna enmienda y la mera abstención del PSE ya no sirve como el año pasado. Y es que todo estaba gastado en lo pactado entre PSE y los jeltzales, detallado hasta los 10.000 euros para «Edición Tomos Catálogo General de la Tarjeta Postal en Álava», y partidas para obras en municipios, casualmente, con alcalde del PSE. Como le aclaró el sábado Txarli Prieto en la antena de Radio Euskadi a Joseba Egibar, este año no había margen para intentar quedar bien con otros que no fueran ellos.

A veces, este tipo de detalles, que muestran lo férreo del Pacto PNV-PSE, explican mejor que nada la coyuntura política. Es cierto que el Gobierno de Iñigo Urkullu tomó posesión hace dos años, pero no fue hasta el 16 de setiembre de 2013, que se firmó el pacto con Patxi López, cuando pueda decirse que comenzó la legislatura. Antes el PNV estuvo digiriendo el error de cálculo (o pecado de arrogancia) que había cometido al decidir gobernar en solitario. La voltereta que le dio la oposición, le obligó a retirar sus primeros presupuestos y a buscar «un pacto de país» que, en un alarde de sinceridad, Iñigo Urkullu ofreció solo a PSE y PP. Luego, para disimular, hubo rondas con instituciones, reuniones de todos los partidos, pero para junio ya se escenificó que el partido de López y Ares era el socio elegido por Sabin Etxea.

El pacto con el PSE devolvió a Iñigo Urkullu a lo que él considera la normalidad, la superación de los frentes. Es llamativo que para quienes mandan en Sabin Etxea la «pluralidad» sea siempre contar con un partido unionista español, y no un acuerdo entre un partido democristiano como el PNV y la izquierda representada por EH Bildu. ¿Es más plural un apretón de manos entre Urkullu y López, o entre Ortuzar y Arraiz? ¿En cuál de las dos parejas hay mas similitudes y mayores diferencias?

El pacto entre el PSE y el PNV ha supuesto cortocircuitar la reforma fiscal que lideraba Gipuzkoa, garantizar los presupuestos a Urkullu (con concesiones locales al PSE), reparto de elección de cargos para EITB (aunque el PSE se haya arrepentido), futuro Ararteko, TVCP..., relación preferente para las leyes importantes y el control conjunto de las ponencias de autogobierno y la de paz y convivencia, y la aprobación en exclusiva del Instituto de la Memoria. El acuerdo suscrito tiene extensiones hasta 2016, lo que hace previsible que pueda servir también de guión para lo que ocurra después de las elecciones municipales y forales.

A la vista de todo ello, allí donde el PNV habla de que la batalla de mayo va a ser entre el modelo de EH Bildu y el suyo, debería explicar que el suyo incluye un más que previsible tándem con el PSE.

Tres fueron los ejes de actuación que marcó Urkullu en su discurso de investidura. El primero, un plan para la reactivación económica y un plan de choque por el empleo. El segundo, un acuerdo para la paz y la convivencia, que tuviera como centro el Parlamento de Gasteiz, porque, a su entender, «no tiene sentido ya apelar a mesas de partidos ni puntos de encuentro extraños». Y el tercer acuerdo fue el de un nuevo estatus político que reconozca la mayoría de edad de la ciudadanía vasca, pero que no definió qué bases debiera tener.

Queda a juicio de quien lee estas líneas, valorar si los índices macroeconómicos que hablan de recuperación económica los está sintiendo realmente en su vida y, también, si recuerda alguna iniciativa del Gobierno de Lakua que crea que ha contribuido a ello, o dependente más de las tendencias internacionales. Lo que no admite duda es que cuando Urkullu llegó al Gobierno había 169.078 parados según Lanbide y ahora hay 169.537.

En el ámbito de la paz y la convivencia, el Ejecutivo de Lakua transita un camino en solitario en lo referido a los informes y acciones puntuales que encarga sobre víctimas, torturas, educación y presos; pero que en lo relativo a la Ponencia va de la mano del PSE. Intentaron por todos los medios que el PP se subiera al carro y como no lo consiguieron, Rodolfo Ares ordenó a los suyos bajarse de él, aduciendo que EH Bildu no aceptaba el «suelo ético», lo que el mismo Joseba Egibar contradijo y entendió que no era más que una excusa, pero Sabin Etxea mandó parar.

El portavoz del Gobierno ayer y el secretario de Paz y Convivencia la víspera, hicieron suyo el discurso de que es la izquierda abertzale quien debe moverse. Lo que ocurre es que cuando da un paso en la dirección pedida, aunque sea todavía en privado, le mueven la meta para llevársela donde el PSE pueda considerarla más asumible.

Y en lo relativo al eje del nuevo estatus, la promesa electoral del PNV de que en 2015 la ponencia daría resultados que serían refrendados por la ciudadanía, se aleja. También esta ponencia nació del pacto con el PSE y de la convención de que antes de las elecciones municipales y forales no se profundizaría. Ahora se habla de aguardar a que pasen las elecciones a Cortes de noviembre de 2015, con la esperanza de que entonces Mariano Rajoy -que ni responde a las peticiones de Urkullu- se tambalee.

Josu Erkoreka se mostró ayer satisfecho del balance de estos dos años porque el Gobierno está cumpliendo. Dijo que las 625 iniciativas del programa están en marcha y que cerrarán el año aprobando 10 de las 29 leyes comprometidas para toda la legislatura. Lo que no dijo es que según su propio calendario, por estas fechas deberían haber sido ya 20; el doble.

Quizá por eso, hasta sus socios del PSE, les acusan de inacción, aunque sea por Twitter, sin gritar mucho, por si acaso.