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Mike Leigh
Director del filme «Mr. Turner»

«Turner era un gigante entre artistas, revolucionario en su punto de vista y clarividente»

El director británico Mike Leigh captura «lo sublime y anárquico» de J.M.W. Turner (1775-1851) en «Mr. Turner», un filme que expone el lado humano del pintor, considerado como uno mejores paisajistas de todos los tiempos. La película llegó ayer a nuestras carteleras.

En una cinta de 149 minutos, Leigh, con una laureada obra que incluye «Secretos y mentiras», «El secreto de Vera Drake» o «Happy: Un cuento sobre la felicidad», explora la personalidad «compleja y contradictoria» del artista londinense, que admira desde que era estudiante de arte en los años 60, confiesa en una entrevista.

Ya en 1998, cuando hacía «Topsy-Turvy» -su única otra película histórica-, se le ocurrió contar la historia de Turner, «un gigante entre artistas, decidido y prolífico, revolucionario en su punto de vista y clarividente», explica.

Sus lecturas iniciales le confirmaron que el pintor fascinado con la luz tenía una personalidad digna de ser examinada, con el reto de contraponer su carácter «anárquico, errático y vulnerable, egoísta y a veces insincero» con la belleza «épica y sublime de su obra». Esa tensión nunca abandona la pantalla en «Mr. Turner», el filme que se estrena mañana y que es firme candidato a los Bafta británicos y a los Óscar.

La película, con un reparto estelar de actores «de personaje, que no se interpretan a sí mismos -matiza el director-, cubre el último cuarto de vida de Joseph Mallord William Turner, cuando, entre otras cosas, pintó «The Fighting Temeraire», para muchos su obra maestra.

Apenado por la muerte de su padre, en este periodo el pintor inicia una relación con la viuda Sophia Booth, con quien se instala en el barrio londinense de Chelsea, llevando una doble vida que su fiel asistenta y encargada de su estudio, Hannah, solo descubre cuando él está a las puertas de la muerte.

En esta época, viaja, pinta, se relaciona con patrones del arte, visita prostíbulos, destaca como miembro de la Real Academia de las Artes británica -hay en el filme una curiosa escena verídica con su rival John Constable-, desprecia a su ex-amante Sarah Danby y a sus dos hijas comunes y se convierte en un artista tan loado como vilipendiado por el público y la realeza.

Una escena en la Real Academia en que la reina Victoria describe una de sus obras como «caos sucio y amarillo» está basada en hechos reales, al igual que el resto de la película, que Leigh define como «una evocación responsable pero imaginativa» de la vida del artista y su época.

«Lógicamente, no es un documental, es una dramatización», precisa, y asegura que el guion, que también escribió, se basa en las rigurosas investigaciones de la historiadora del arte Jacqueline Riding, contratada expresamente para supervisar el filme.

Timothy Spall, uno de los actores preferidos de Leigh, ofrece una encarnación magistral de Turner, que refleja con sutileza esa mezcla de sensibilidad y egoísmo y al que presenta a menudo inmerso en su mundo y con una marcada tendencia a los gruñidos.

«Por lo que sabemos, Turner podía ser taciturno y parco en palabras, pero también elocuente, con un lenguaje adornado con referencias clásicas, divertido y poético, y sí, nos consta que emitía ruidos extraños», afirma el director durante la entrevista en un hotel de Londres.

Junto a Spall, completan el reparto otros actores habituales en las producciones de Leigh, como Dorothy Atkinson, en el papel de la sufrida Hannah Danby, Marion Bailey como la Sra. Booth, Paul Jesson como el padre de Turner o Ruth Sheen como Sarah Danby.

Aunque también aparecen actores que nunca antes habían trabajado con el cineasta -entre ellos Joshua McGuire, en el papel del pomposo crítico John Ruskin-, Leigh admite que le gusta «la familiaridad» de rodar con intérpretes conocidos, de los que admira su capacidad para «hacer crecer al personaje».

Pese a versar sobre una figura histórica, el galardonado director de 71 años considera que «Mr. Turner» «es completamente consistente» con su trabajo anterior: «comparte las mismas inquietudes sobre la vida y la muerte, las relaciones entre hombres y mujeres y entre padres e hijos, o el paso del tiempo», señala.

Al igual que en anteriores experiencias, rodar esta cinta ha sido «un viaje de descubrimiento» que concluyó con la sensación -que puede compartir el espectador- de «haber aprendido mucho».

Destaca que tras el filme, quizás ahora mira el cielo «de otra manera». «Creo que ahora aprecio más la luz», revela.