Amaia U. LASAGABASTER
Derrota en Ipurua

Amargor momentáneo, satisfacción permanente

El Valencia aprovechó el único error de los azulgranas en noventa minutos para sentenciar el partido al contragolpe. La derrota corta la racha positiva del Eibar, que se queda en los veinte puntos a tres jornadas de que concluya la primera vuelta.

EIBAR 0

VALENCIA 1

Se acabó 2014. Con el amargor que siempre deja la derrota, por mucho que se produzca a manos de un equipo de categoría y por la mínima. Pero el tropezón, pese a que además corte la mejor racha de la temporada de los azulgranas -dos victorias y un empate de forma consecutiva a sus espaldas-, apenas alcanzará la categoría de anécdota en unos años, cuando se eche la vista atrás. 2014 pasará a la historia por muchos motivos y ninguno de ellos será que concluyó con el Eibar derrotado por el Valencia.

Tampoco fue memorable su arranque, en realidad. Hace casi un año, con las luces navideñas aún por apagar, los azulgranas saldaban su viaje a Lugo con un empate. Una semana después caían en Ipurua frente al Numancia y parecía tomar cuerpo la sensación de que el Eibar ya había llegado todo lo alto que podía aspirar. Pero no fue sino un paso atrás para tomar impulso. Tras el tropiezo frente a los sorianos, el conjunto armero encadenó once jornadas en positivo, en las que solo encajó tres goles. Ya nadie sería capaz de apearle de los puestos de ascenso directo y así llegó al 25 de mayo, la fecha más importante de todas las que ha dejado grabadas este 2014 que acaba. La familia azulgrana disfrutaba con lo que apenas sí se había atrevido nunca a soñar.

Desde entonces no ha dejado de gozar. Primero con un verano de ilusiones, después con un otoño de certezas. Porque el Eibar de Primera es todo lo que cabía esperar y algo más. Compite, sufre y lucha como se sabía, porque así lo había hecho siempre. Y suma como se soñaba. Hasta el punto de que ayer llegaba a la última jornada del año, a solo tres ya de que concluya la primera vuelta, con la posibilidad de comer las uvas en la octava plaza y con veinte puntos en el casillero, prácticamente la mitad del camino a la permanencia recorrido.

Por todo eso la derrota frente al Valencia duele lo justo. Una gota de amargor en un océano de satisfacción. Aunque doler, duele. Sobre todo el Eibar, que recuperó su mejor versión liguera tras el doble fiasco ante el Getafe, tuvo posibilidades de despedir el año con un resultado mejor. Compitió, como casi siempre, cara a cara con su rival, y además tuvo ocasiones, muy escasas pero claras, ante un Valencia que no se vio vencedor hasta el pitido final. Y no solo por la estrechez del marcador, sino por el empuje de su rival, por mucho que los minutos y el esfuerzo le fueran pesando a la escuadra eibarresa conforme se acercó al noventa.

A morder

Con esa previsión, y sobre todo tras haber comprobado sobradamente y en primera persona la importancia capital de un buen inicio de partido, el Eibar -con Lillo como tercer central, Saúl en el carril izquierdo y dos delanteros para contrarrestar el planteamiento similar de Nuno- saltó al césped a comerse a su rival. Y no le faltó mucho para pegarle un buen mordisco al cuarto de hora, con un balón con efecto de Piovaccari, ante el que voló Alves, enviando la pelota a córner y evitando que el italiano marcara lo que hubiera sido el gol de la jornada.

Conforme fue avanzando el primer tiempo, el Valencia, que no había tenido reparos en ponerse el mono de trabajo y ensuciarlo al mismo nivel que su rival, se fue haciendo con el balón, aunque a efectos prácticos no se notó demasiado: se acercó al área contraria con la misma asiduidad y menor claridad de lo que lo había hecho el Eibar hasta entonces. Lamentablemente, los de Nuno sí acertaron. Aprovechando un error de Boateng, que no pudo cortar un balón largo para Piatti, el argentino se llevó el balón al área para que Alcacer, tras tocar Xabi, rematar el 0-1 en boca de gol.

Aunque no fuera, ni mucho menos, la intención del Eibar, ahí se acabó el partido. Puso todo su empeño el Valencia que, bien plantado y sin arriesgar lo más mínimo en busca de la sentencia -solo en la recta final lanzó un par de contragolpes que podían haber matado definitivamente el choque-, se sintió más cómodo. Aunque no tanto como para no recurrir, con la connivencia de un Velasco Carballo que se llevó una pañolada y algunas sonoras pitadas, echar mano del «otro fútbol» en más de una ocasión, en un intento de arañar segundos al balón.

No fue suficiente para amilanar al Eibar. Garitano refrescó primero la banda izquierda y, una vez comprobado que moviendo el balón iba a ser imposible lastimar a un Valencia férreo en defensa, dio entrada a Lekic para probar con un fútbol más directo. Tampoco así se cansó de probar el Eibar pero se encontró con un filete de quinta categoría recocinado. No había manera de hincar el diente a aquel Valencia, que se aferraba a su recuperada plaza de Champions con toda su alma.

Las fuerzas fueron menguando, el tiempo apurándose y los tres puntos se fueron al Mediterráneo, impidiendo que los azulgranas despidieran el año como habrían merecido.

«Uno siempre quiere más pero estoy contento con el equipo y los veinte puntos»

Dolido por el resultado, satisfecho por el trabajo, feliz por el año en su conjunto. Es el resumen de la última rueda de Gaizka Garitano en 2014.

«Estoy triste por el resultado pero orgulloso por lo que ha hecho el equipo porque ha dado la cara, no ha sido menos que el Valencia en ningún momento y no se ha rendido hasta el final, aún teniendo en cuenta el rival que tenía enfrente», aseguró el técnico, que lamentaba especialmente que la derrota se hubiera debudo al «único error que hemos cometido en todo el partido. De ese único error ha venido el gol que ha sentenciado el partido. Es una lástima porque no hemos sido menos que el Valencia -insistió-. Creo que el equipo ha hecho algo como para sacar mejor resultado, aunque sea un punto. Nos ha costado tener ocasiones claras pero a ellos también. Creo que perder ha sido demasiado castigo».

También lo fue sufrir el arbitraje de Velasco Carballo, que no tuvo que tomar decisiones demasiado comprometidas, afortunadamente, pero que torpedeó a los armeros con faltas y tarjetas, frente a la permisividad que mostró con el Valencia. No quiso decir nada al respecto Garitano, aunque sí reconoció estar «bastante quemado». «Somos el Eibar y lo somos para todo. Pero tenemos que seguir a lo nuestro, intentando mejorar en lo que podemos, porque lo que no está en nuestras manos no lo podemos mejorar», añadió.

El técnico, por último, admitió acabar el año muy satisfecho, tras haber disfrutado de «un ascenso, entrar en Primera con dignidad y estamos compitiendo con dignidad». También con «el trabajo de los chavales» y, «aunque uno siempre quiere más, los veinte puntos para un recién ascendido están bien». A.U.L.

A Cornellá sin Arruabarrena y Albentosa

El Eibar comenzará el año con dos bajas de entidad, después de que Mikel Arruabarrena y Raúl Albentosa vieran anoche su quinta cartulina amarilla. El central es el único jugador de campo que ha disputado todos los minutos de Liga mientras el ariete solo se había perdido, por lesión, la visita al otro campo catalán, el Camp Nou.

Una semana de vacaciones para los azulgranas

La plantilla del Eibar ya está de vacaciones. Los jugadores tendrán una semana entera para desconectar del fútbol. El próximo entrenamiento está previsto para el lunes 29 de diciembre.