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Essebsi se atribuye la victoria en Túnez antes del recuento oficial

El ex primer ministro y jefe del principal partido tunecino, Beji Caid Essebsi, reivindicó ayer la victoria en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, antes incluso de que hubiera ningún dato oficial. Basándose en indicadores de su partido, apuntó una diferencia de hasta diez puntos. Su rival, el presidente en funciones, Moncef Marzuki, la rechazó y denunció irregularidades en la jornada.

«Los indicadores que tenemos señalan una victoria de Beji Caid Essebsi», aseguró el director de campaña del candidato del partido Nida Tunis ante periodistas y partidarios en su sede. Llegó a asegurar que existe una diferencia de al menos 10 puntos porcentuales sobre su oponente -Entre un 55,5 % y 56,5 % frente a un 43,9- 45,5 %-.

No obstante, el director de campaña de su rival y actual presidente, Mocef Marzuki, tildó de «infundado» el anuncio de la victoria de Essebsi y afirmó que, por el momento, la diferencia era muy pequeña, de «algunos miles de votos». Además, denunció «numerosas irregularidades» durante la jornada electoral.

Los resultados podrían conocerse hoy, según la junta electoral, que tiene hasta el 24 de diciembre para anunciar el nombre del que será jefe de Estado los cinco próximos años.

No obstante, el anuncio de Nida Tunis fue suficiente para que miles de automovilistas salieran a las calles haciendo sonar los claxon de sus vehículos por el centro de la capital y también en barrios periféricos.

El ganador será el primer presidente electo democráticamente desde la independencia del país en 1956. Habib Burguiba, el primer presidente, y Zine El Abidine Ben Alí, que en enero de 2011 huyó a Arabia Sadí, recurrieron siempre al fraude o al plebiscito. Marzuki, por su lado, fue designado gracias a un acuerdo político con los islamistas del partido Ennahda.

Con estos comicios, los tunecinos esperan sellar cuatro años de difícil transición, desde la caída de Ben Alí, en la que es considerada la primera de las «primaveras árabes». Unos 5,3 millones de electores estaban llamados a decidir entre Marzuki, de 69 años, y Essebsi, de 88, y líder del partido Nida Tunis, vencedor de las legislativas de octubre. La campaña presidencial fue muy dura, ya que los dos candidatos no dejaron de cruzarse ataques. Marzuki se presentó como el defensor de la revolución frente a los partidarios del régimen de Ben Alí, ya que Essebsi formó parte del poder durante la dictadura y su partido aglutina a los nostálgicos del antiguo régimen. Además, acusó a su rival de estar preparando un fraude.

Caid Essebsi, por su parte, se ha presentado como un hombre providencial, y ha dicho ser el único capaz de reparar los errores de Ennahda, el partido en el poder de 2012 a comienzos de 2014, y su aliado Marzuki.

Essebsi es un veterano político que trabajó tanto para Burguiba como para Ben Ali y tras la caída de este fue primer ministro durante unos meses.

Los tunecinos ven en los comicios la forma de evitar una guerra como en Libia, Siria, o Yemen. Pero la victoria de Essebsi puede conducir al país por la vía de Egipto, volviéndose contra quienes impulsaron el cambio. «Puede que nuestros candidatos y nuestros políticos no sean los mejores, pero estamos avanzando, y la dictadura se terminó», confiaba Mohamed Taieb, un tendero de la capital. Los poderes del futuro jefe de Estado se han visto muy limitados en la Constitución adoptada en enero de 2014, para evitar una vuelta al autoritarismo, pero, el partido de Essebsi, Nida Tunes, será el encargado formar el próximo gobierno.

Túnez sigue además enfrentado a una amenaza yihadista que Nida Tunis utiliza como instrumento para cargar contra los islamistas de Ennahda y, de paso, contra Marzuki. Esta semana, combatientes que se unieron al grupo Estado Islámico en Irak y en Siria reivindicaron la muerte de dos personalidades políticas antiislamistas, Chokri Belaid y Mohamed Brahmi en 2013. Estos atentados hundieron el país en una grave crisis política, y las presiones terminaron obligando a Ennahda a ceder el poder a comienzos de 2014.

Un muerto

De madrugada los militares mataron a un hombre armado cuando intentó, junto con un grupo, atacar a una unidad militar que custodiaba material electoral en una escuela de Kairuan. Además detuvieron a otras tres personas. Las autoridades no apuntaron de momento a la pista yihadista.

Riesgo para la continuidad de la comisión de la verdad

Caid Essebsi ha sido ministro del Interior, de Defensa y de Asuntos Exteriores en el régimen del primer presidente tunecino, Habib Bourguiba, y después presidente del Parlamento entre 1990 y 1991 con el dictador Zine El Abidine Ben Ali. Por ello, Mocef Marzuki le acusa de ser un producto del sistema derrocado y de intentar reproducir el antiguo régimen. En 2012, representantes del movimiento de oposición a Bourguiba, los yusefistas, torturados en la época en que Essebsi era ministro del Interior, presentaron una querella contra el. Essebsi desdeña esas críticas y asegura que solo trabaja en el marco de la Constitución para evitar un retorno a la dictadura. Pero con esos antecedentes no es de extrañar su intento por acabar con el Foro de la Verdad y la Dignidad, encargado de investigar los crímenes cometidos en ambos regímenes dictatoriales, así como durante las revueltas de 2011. Esta comisión de la verdad creada bajo el gobierno de Ennahda acaba de comenzar sus trabajos pero Essebsi ya ha anaunciado su intención de cambiar su composición y su orientación. Sostiene que es «una máquina de ajustar cuentas». La presidenta del Foro ha denunciado las presiones, que ahora le llegarán desde la jefatura del Estado. GARA