Iñaki LEKUONA
Kazetaria
AZKEN PUNTUA

Frontera en las mentes

Una vez más, y van unas cuantas, representantes públicos de ambos lados de la frontera estatal se han vuelto a reunir en un acto en el que quisieron simbolizar una vez más, y ya aburre la cosa, que ciudadanos de uno y otro lado del Bidasoa no nos damos la espalda, como si alguna vez lo hubiéramos hecho, como si la voluntad de ignorarnos fuera nuestra, como si hubiéramos sido nosotros quienes levantamos las vallas, como si no lleváramos décadas cruzando esta muga que hasta hace bien poco seguía bien presente con controles diarios de Policía Nacional y Guardia Civil.

Lo de que la política avanza despacio es un aforismo que oculta un problema de incapacidad. Hace ya quince años se presentó un diseño estratégico para impulsar precisamente lo que el diseño estratégico presentado esta semana por Rousset y Urkullu viene a impulsar. Y mientras, el día a día sigue presentándose con fronteras de papeleos y con barreras a la movilidad. Y lo que es peor, el presidente aquitano llega obstinado con su apuesta por la LGV, cuando lo que se prometió hace décadas fue un tren urbano que debía vertebrar la Eurociudad Baiona-Donostia pero que aún sigue circulando por el limbo de la política ficción.

Quizá ande todavía algo confundido Rousset, que entre palmadas y palmadas en la espalda acaba de descubrir que alguien de su propio Gobierno le ha puesto un monigote en la suya. Porque su región, esa Aquitania que lleva dirigiendo desde el 98, va desaparecer con la próxima reforma institucional para fusionarse con el Limousin y Poitu-Charentes. Vuelve a demostrarse una vez más, y ya preocupa, que la frontera no está en nuestras mentes, está en las suyas.