Mikel INSAUSTI
Zinema kritikaria
CRíTICA: «I Feel Good»

James Brown revive gracias a Chadwick Boseman

Cuando tuve la primera noticia de que también iban a hacer un biopic musical sobre James Brown, lo vi como algo prácticamente imposible. El padrino del soul fue inimitable, y nadie podría atreverse a doblarle sobre un escenario, y mucho menos aún en la vida real. Donde dije digo, digo Diego, porque el señor Chadwick Boseman lo clava. Es un calco del auténtico Mr. Dynamite, aunque su trabajo solo puede ser apreciado en la versión original titulada «Get On Up», y no en la doblada que se presenta como «I Feel Good». Toda la caracterización se basa en la voz, cuando habla, cuando canta, cuando grita, cuando jalea a su público. La gestualidad, sus conocidos movimientos epilépticos, sus bailes deslizándose sobre el piso, dependen por entero de la energía vocal, con ese estilo tan chulesco y provocativo que lo hacía único. Chadwick Boseman es J.B.

La última vez que vi en directo al genio de Atlanta fue en su gira europea de 1998, cuando acababa de salir de la cárcel y, contra todo pronóstico, se marcó un concierto de tres horas. Chadwick Boseman refleja muy bien esa etapa madura, por lo que tengo que pensar que igualmente es fiel su recreación de los años de juventud. La película no diferencia las diversas épocas, y mediante constantes saltos en el tiempo intenta reflejar que la vida de J.B. fueron constantes idas y venidas, con muchos periodos intermitentes de arresto o de desintoxicación.

Como la narración no sigue un orden cronológico, lo que sirve de hilo conductor son los personajes que más cerca estuvieron del protagonista a lo largo de su existencia. Y el más próximo a él fue el músico Bobby Byrd, interpretado por Nelsan Ellis. Se conocían desde la adolescencia, ya que Byrd pertenecía a la familia que adoptó al joven James.

De entre los tantos y tantos episodios que vivieron juntos, la película concede especial relevancia al show televisivo de 1964, cuando James Brown fue telonero de los Rolling Stones, que al tocar después quedaron en evidencia. Es el particular homenaje que Mick Jagger, productor de «Get On Up», hace al cantante negro que les puso en su sitio.