Miguel FERNÁNDEZ IBÁÑEZ Komrat

El enclave de Gagauzia: otra pica prorrusa junto con Transnistria en una Moldavia que mira a la UE

Pese a su origen turcomano, pero vinculado acaso a su religión ortodoxa, el pueblo gagauz ve a Rusia como su mejor aliado. Gagauzia es, junto con Transnitria, uno de los problemas que afrontas Moldavia y que dificultan su abrazo a la UE a través de Rumanía.

El camino de Chisinau a Komrat deja de lado 80 kilómetros de pequeñas colinas llenas de viñedos. Una planicie repleta de letreros en lengua rusa sirve de bienvenida a la capital de la Unidad Territorial Autónoma de Gagauzia, creada el 23 de diciembre de 1994 y habitada principalmente por turcomanos ortodoxos que huyeron de Anatolia para establecerse primero en Bulgaria y más tarde dentro de las actuales fronteras de Moldavia. La historia de esta nación, al igual que en el resto de Moldavia, es un cruce en el camino de las influencias rusas y rumanas. Su cultura, lejos ya de sus orígenes preotomanos, ha sufrido una rusificación y antirumanización azuzada por unos líderes que vieron en Rusia al mejor aliado para obtener sus derechos. 20 años después, esta orientación política sigue latente y las buenas relaciones con Rusia convirtieron Gagauzia en un foco de atención cuando estalló la crisis en Ucrania. El referéndum del pasado 2 de febrero, en el que se preguntaba si preferían acuerdos comerciales con Rusia y su Unión Económica Euroasiática o el tratado de Asociación con la UEa, hizo saltar las alarmas en Bruselas, que veía en Moldavia el lugar idóneo desde donde Putin podría desestabilizar Europa azuzando la clásica división del país.

En este último ejemplo de presión gagauz el 98% eligió Rusia y rechazó el pacto con la UE que la coalición gubernamental pro-europea firmó en junio. Además, en otra pregunta volvieron a respaldar con casi un 99% de votos su autodeterminación si Moldavia pierde su independencia. Muchos analistas indicaron que fue el experimento ruso para lo que vendría en Ucrania: fue propuesto después del preacuerdo moldavo con la UE y varios consejeros de Putin pulularon durante la votación.

Hacia la órbita soviética

Desde comienzos del siglo XX los gagauz intentaron por la vía pacífica el reconocimiento que finalmente obtuvieron hace 20 años. En 1906 declararon la efímera República de Komrat, que duró poco más de una semana. En 1918, después de la revolución bolchevique, volvieron a reclamar autonomía antes de formar parte de Rumanía. Sus demandas no serían escuchadas dentro de la Unión Soviética hasta la llegada de la perestroika y el auge nacionalismo gagauz de los años 80. Desde entonces, los 160.000 gagauz de Moldavia -en el mundo hay unos 250.000- han sabido jugar la carta rusa en el rompecabezas moldavo rechazando cualquier influncia de Rumanía, percibida como negativa por la asimilación que allí sufrieron los gagauz y por la situación de minorías no reconocidas como los szkeler.

En 1990, antes de que estallase el conflicto entre Moldavia y Transnistria, declararon una independencia no reconocida ante la sombra de una nueva reunificación con Rumanía. La tensión desembocó en disturbios entre decenas de miles de voluntarios moldavos y el pueblo gagauz, que obtuvo el respaldo del Ejército soviético y evitó el conflicto armado. En 1991, en otro ejemplo de presión popular, el 99% votó en referéndum por mantenerse dentro de la esfera soviética. Estas constantes reclamaciones, el apoyo ruso y la derrota moldava en Transnistria propiciaron el terreno en el que se consumó la Unidad Territorial Autónoma de Gagauzia, reconocida en la Constitución moldava y que brinda al pueblo gagauz el derecho de autodeterminación si Moldavia pierde su soberanía y vuelve a ser parte de Rumanía.

Los datos de las elecciones parlamentarias del pasado 30 de noviembre refrendan los lazos com Rusia. El electorado de Komrat respaldó con un 57% de los votos al Partido Socialista de Dodon, un peón ruso dentro de Moldavia que apoyó el referéndum y fue la fuerza más votada del país (20,5%). Además, en 2013 Rusia y sus países alineados absorbían el 40% de las exportaciones moldavas, más difíciles de colocar en Europa. Ante esto, la relativa independencia gagauz ha provocado una rebaja en el precio del gas ruso y que el veto a los productos moldavos que Rusia impuso tras el acuerdo con la UE no afecte a Gagauzia y su apreciado vino.

El influjo ruso es evidente en toda Moldavia y más aún al adentrarse en las calles de Gagauzia, una región discontinua conformada por cuatro territorios al sur del país. A pesar de que moldavo, ruso y gagauz son las lenguas oficiales tan solo autoridades como la Policía lucen la caligrafía moldava latina, similar a la rumana, y sorprende ver cada cartel en ruso, no en gagauz, más aún si se tiene en cuenta que el 80% de la región es de etnia gagauz, una de las principales diferencias con Transnistria, en donde entre ucranianos y rusos conforman más del 60%