gara, donostia
ATHLETIC | Pitos de la grada para jugadores concretos, equipo en general y alguna decisión del técnico

Minuto de silencio por el Athletic

Los leones caen de nuevo en casa ante otro colista, tras volver a firmar un paupérrimo partido y no vislumbrar síntomas de mejora.

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ATHLETIC 1

ELCHE 2

Decía Ernesto Valverde en la previa del partido de ayer que la mejor medicina en situaciones así es una victoria. No andaba descaminado y quizá por eso al Athletic le llaman ya el equipo `pastilla', sí, ese que cura a todos los maltrechos, o el equipo `hospital', porque todo el que se enfrenta a él sale con puntos. Reir por no llorar. John Bejamin Toshack dijo una vez aquello de que «los lunes siempre pienso en cambiar a diez jugadores, los martes a siete u ocho, los jueves a cuatro, el viernes a dos, y el sábado ya pienso que tienen que jugar los mismos cabrones». El problema es que parte de la afición ya empieza a dudar incluso del propio Valverde. Y ayer, tras el enésimo despropósito de esta temporada, San Mamés dictó sentencia: señaló con sus silbidos a jugadores en particular -va en el sueldo, minimizaría la tensión luego el propio entrenador-, silbó al equipo en general en varias fases del choque y hasta cuando algunos futbolistas se despedían con aplausos desde el círculo central, y chifló alguna decisión del propio técnico, como cuando tras el 0-2 sacó del campo a un De Marcos que no lo había hecho tan mal y dio entrada a Viguera.

Peor no se puede hacer, aunque visto lo visto este Athletic es capaz de casi todo, incluso de empeorarlo. Pero que la derrota de ayer ante el colista no impida ver el bosque. Porque hablábamos estos días de que nadie sabe a qué juega este Athletic, qué equipo se verá en el siguiente partido, si el que empató ante el Atlético, el que hizo el ridículo en Riazor, el que salvó los muebles en Balaídos... Estaba equivocado. Sí se sabe a qué juega este Athletic... ahora mismo, a nada.

Hoy por hoy, todo el fútbol de este equipo se limita al fútbol más arcaico de cuantos se pueden poner en práctica, y no hablamos del instinto más básico de tirar del corazón cuando el juego es escaso o nulo. Hablamos del pelotazo y tentetieso. La cuestión es que a veces surge la figura de Aduriz, con casi 17 años en cada pierna, y salva la papeleta; el problema es que se fía todo a este estilo tan rudimentario y que pensábamos desterrado de San Mamés, y algunos jugadores no saben distinguir cuándo se convierte un pase largo en un pelotazo. Y a eso jugó el equipo. Al pelotazo. Porque fútbol del otro, muy poco o nada.

El minuto de silencio inicial que se guardó «por lo ocurrido en París», como soltó la megafonía, fue una premonición de lo que estaba por venir. Y suerte que la vuelta copera esta ¿sentenciada?, porque si no podríamos estar en puertas de un funeral. Es más, en determinados círculos próximos a Ibaigane ya se habla de que Cuco Ziganda es el as en la manga de Josu Urrutia de cara a las próximas elecciones. Lo que es evidente que Txingurri está perdiendo crédito entre buena parte de la parroquia rojiblanca, pero eso, que diría él, también va en el sueldo.

Toquero al rescate

Iker Muniain saludaba a alguien en la grada antes del pitido inicial, el desastroso trencilla de cuyo nombre mejor no acordarse daba inicio al choque y el primer balón era un melonazo de Laporte arriba, con el consiguiente primer golpetazo en el riñón para Aduriz. Un aviso del juego que estaba por venir, porque con un 4-4-2 ilicitano entorpeciendo la salida local del balón, los leones demasiado pronto tiraron la toalla y se travistieron al plan B que decía alguno esta semana en la prensa. El pase largo mal entendido.

Incapaz de trenzar un juego que no fuera horizontal, inocente, quizá el chutazo de Rico pasado el primer minuto de juego hubiera cambiado la dinámica del choque, pero el portero también juega, la detuvo, y eso desnudó las actuales carencias de los rojiblancos.

Pasado el cuarto de hora, Balenziaga -el hombre de los 35 millones de cláusula recordaba más de uno ayer- saca de banda y se la entrega a un contrario, con tal suerte que la vertiginosa jugada termina en gol -primero del Elche fuera de casa en cinco partidos-. Ni siquiera la ayuda con la mano del jugador ilicitano, ni siquiera el malo malísimo arbitraje pueden esconder las vergüenzas de los bilbainos. Sin recursos, sin juego, comprensible que la grada comenzara a desesperarse, a silbar, mientras Valverde, en su área técnica, arengaba a los suyos a la par que se quejaba una y otra vez de casi cada decisión arbitral. El nerviosismo del técnico en cada encuentro refleja como nadie el alambre sobre el que camina el equipo esta temporada.

Una ocasión de Aduriz, escorado, una chilena suya que se fue fuera y un cabezazo mal dirigido de un bullicioso De Marcos, fue toda la pólvora de un conjunto que terminó por desconectarse de la grada, la misma que estaba dispuesta a aplaudir cualquier jugada de mérito, o a esos mismos futbolistas a la vuelta de vestuarios, los mismos de la primera mitad, a pesar de más de uno se mereciera la ducha y con agua fría.

El partido siguió por parecidos derroteros o peores. Un par de ocasiones para cada equipo -un libre directo de Susaeta fuera y un susto lejano de Jonathas que desvió Iraizoz- y en un centro diagonal, Balenziaga que peca de blando en la disputa del balón, sus compañeros le siguen de lejos, y el Elche hace el segundo para asombro del respetable que no daba crédito. Música de viento en la grada, salida de Viguera por De Marcos, más pitos para el cambio, y Valverde, que mira al banquillo y los Ibai, Beñat... y echa mano de un ovacionado Gaizka Toquero repescado del ostracismo de los domingos al sol en Lezama. A los tres minutos ya había disparado fuera, iniciando lo que iba a ser de ahí al final, casi media hora a toque de corneta. Porque eso, el amor propio, también va en el sueldo. Y qué menos que eso.

Golazo de San José

Con Aduriz, Viguera y Toquero en vanguardia, Valverde echó el resto en el ataque. El Elche dio algún pasito atrás, obligado por ese empuje y por el marcador tan favorable, y el Athletic comenzó a apretar siempre guiado por las botas de un entonado San José que lo hizo bien ante el Celta y se está ganando la titularidad por un Iturraspe desaparecido. Por juego y por sus goles. O golazos. Como el que acortó distancias. Balón rebotado que engancha el de Atarrabia en la frontal del área y rompe la red.

San Mamés, acostumbrado a lo bueno en los últimos años como argumenta el técnico, estaba para agarrarse a cualquier cosa. Y con minutos por delante, creyó, pero fue un simple espejismo, mera ilusión. El equipo movió el balón a una y otra banda, templó mejores balones, contó con la garra de Toquero en el área, con incluso Iraizoz sumándose a un córner, pero al final, incapaces de voltear el doloroso marcador, estuvieron a punto de sufrir, como ante el Atlético, la puntilla, después de que el Elche desperdiciara un cuatro contra uno casi sobre la bocina.

Tiempo de descuento, final y pitos, muchos pitos para despedir a su equipo a pesar de que la megafonía atronara con el himno rojiblanco y hasta se marcara un inusual bis. Y desazón, mucha desazón. Un solo punto de los últimos 15 en juego, no es ningún chiste sobre todo cuando no se atisba claridad en el horizonte. Probablemente sea ahora ese momento en que el valor del vestuario cobra significado, en que a la sufrida grada le toca arrimar el hombro a pesar de los pesares, porque de poco sirve hacer leña del árbol caído. El calendario liguero es para temblar: Villarreal, Málaga, Levante, Barcelona... Un minuto de silencio por el Athletic, para respirar hondo, exhalar y a partir de mañana, Athletic gu gara...

Entradas para Turín. El 19 de febrero queda aun lejos, pero el club se ha empezado a mover muy pronto y ayer anunció el sorteo de las entradas enviadas por el Torino. En total, son 1.100 las que salgan a la venta para socios y socias. Hoy informará de todos los detalles del sorteo que se llevará a cabo el 20 de enero, porque antes, desde el este miércoles y hasta el día 19, todos aquellos interesados podrán inscribirse.

«El público puede tener la actitud que crea conveniente»

Ernesto Valverde acudió a sala de prensa con la clara idea de no echar más leña al fuego, así que decidió tirar de justificaciones pero sin profundizar en el mal juego del equipo y su falta de recursos. Aseguró que era «una tarde especialmente difícil» y preguntado el porqué, respondió que por la pérdida de los puntos. Ni una palabra del pobre juego. Es más, aseguró que irse con el 0-1 al descanso fue algo «accidental». Y tras la derrota, volvió a repetir lo dicho un día antes. «Era un partido muy importante para determinar si podíamos dar un paso adelante y no lo hemos hecho. Tenemos que tener un ojo puesto en los que vienen por detrás para no tener problemas porque la clasificación aprieta y estamos en una dinámica negativa», reiteró.

Cuestionado por los pitos que se escucharon en San Mamés, el técnico rojiblanco opinó que «el público puede tener la actitud que crea conveniente. Mi experiencia en otros equipos es igual. Cuando ganas todo el mundo está contento y si no, no lo están. Para que el público esté con nosotros sabemos que tenemos que empujarles. Es más sencillo cuando las cosas van bien». Y sobre esos mismos pitos a jugadores concretos, dijo: «Somos profesionales y sabemos de qué va esto. Si me molesta o no carece de importancia. Tenemos que estar por encima de todo esto. Estamos en una dinámica negativa y eso afecta a los jugadores y que silben más o menos siempre va a ocurrir».

A partir de ahora, asumió decididamente el técnico, al equipo le toca «mirar hacia atrás» para no meterse «en problemas. J.V.