Iñaki TELLERIA
Athletic De la Copa a la Liga

San Mamés dirá si fueron brotes verdes o espejismo

Las prestaciones que el equipo ofreció en el partido de cuartos de final de la Copa en Málaga deberán tener continuidad el domingo en La Catedral o quedarán como un simple fogonazo entre la oscuridad.

Los apuntes que dejó el partido del miércoles del Athletic en La Rosaleda son tantos como el número de personas que lo vieron. Habrá quienes opten por la botella medio llena y se agarrarán para ello a la mejoría de algunos jugadores, a la brillantez de alguna jugada o a que no encajaron ningún gol. Quienes ven el recipiente medio vacío pueden remitirse al pobre espectáculo deportivo, a la falta de magia para superar a un rival conservador y ramplón o a que este equipo -no solo sus delanteros- no le mete un gol al arco iris.

Matizaciones al margen, lo que es indiscutible es que el Athletic consiguió un buen resultado para tratarse de un partido de ida de cuartos de final de Copa, teniendo en cuenta que jugaba en el campo de un equipo que está clasificado séptimo en la Liga y que lleva una temporada mucho más aseada que los rojiblancos. El empate a cero posibilita que el Athletic se meta en semifinales a nada que gane por la mínima el partido de vuelta. Cualquier aficionado, una vez que se conocieron los emparejamientos, hubiera soñado con esta situación en su particular cuento de la lechera.

Partiendo de lo llamativo o misterioso que resultó el planteamiento conservador que Javi Gracia propuso con su equipo y de que el Athletic no podía sino mejorar el encefalograma plano de juego de sus últimos partidos, hubo aspectos en los que prosperó como la precisión en los contragolpes o la velocidad en el comienzo de las jugadas, la presión a la salida del balón del Málaga o la ambición para llegar al área rival.

En el aspecto individual hubo jugadores que dejaron buenas sensaciones como Iñaki Williams y Unai López. El delantero no vio gol, pero dio siempre sensación de peligro, remató varias veces, aunque siempre pegó en los defensas, y no se arrugó ante unos centrales que tienen la contundencia como seña de identidad. Como dijo su técnico, está todavía «verde», pero tiene buena pinta porque ofrece velocidad y desequilibra a los rivales. Otro que aportó buenas vibraciones fue Unai López. Jugó casi todo el partido, se ofreció constantemente y tuvo momentos en los que fue dueño de esa parcela que queda entre los delanteros y el tándem Iturraspe-Rico. Salvando las distancias, es lo más parecido a Ander Herrera que se ha visto en el Athletic en lo que llevamos de temporada. También mejoró Balenziaga, lo que no era difícil tras sus últimas y calamitosas actuaciones, pero se le vio más participativo y acertado en la construcción y más atento para que no le cogieran la espalda. El domingo tiene una buena ocasión para confirmar que ha superado su particular viaje al infierno y que no es necesario que Valverde entre a cuchillo en el carril izquierdo.

En general, y por eso se mantuvo la portería inmaculada, la línea defensiva estuvo solvente. Los aciertos de De Marcos y Gurpegi fueron superiores a sus errores -que los hubo- y Laporte estuvo sobrio, sin concesiones a la galería.

El lado escuro del equipo

Sin embargo, el partido de Málaga también dio motivos para mantener la preocupación. Ander Iturraspe y Mikel Rico siguen aportando muy poco de medio campo hacia adelante. En La Rosaleda tampoco fueron capaces de conectar con la delantera o de dar balones a las bandas. Al primero parecen faltarle ideas y al segundo, gasolina. Al menos, se mostraron firmes a la hora de defender.

Otros dos jugadores que no terminan de levantar cabeza fueron Ibai Gómez e Iker Muniain. El de Santutxu volvió a intentarlo, tanto por la banda como en las jugadas a balón parado, pero no anda fino. No llegó a desbordar ni una vez y todos sus centros al área fueron a los guantes del portero Ochoa.

En cuanto al navarro, volvió a estar desacertado. Sus ganas son inversamente proporcionales a su producción y su ansiedad le impide acertar en las decisiones. Falla la mayor parte de los pases que pueden generar peligro y no tira a puerta ni por asomo. El cambio de una banda a otra a instancias de Valverde no hizo más que confundirle.

En estas circunstancias, será el partido del domingo el que diga si se confirma que hay mejoría o si se agrava la crisis.