Antonio Alvarez-Solís
Kazetaria
AZKEN PUNTUA

La Fisiognómica

La Fisiognómica, como ciencia que relaciona la apariencia física del rostro con la personalidad del personaje, ha sido desautorizada hace muchos años. Yo pertenezco quizá a la última generación que dedicó un cursillo breve, más por curiosidad que por otra cosa, a esta clase de conocimiento, muy sugestivo, que utilizábamos en el área del Derecho Penal como residuo de ciertos saberes periclitados.

Algo muy atractivo era adivinar, por sus rasgos fisionómicos, quién podía ser un criminal nato. Sin embargo, y pese al desdén académico de la Fisiognómica, sigo teniendo una relativa fe en este tipo de asociaciones, aunque sea uniéndolas con otros test tenidos por científicos.

Quiero adelantar que yo hice un redondeo de la Fisiognómica añadiendo a la imagen facial ciertos elementos, como prendas o complementos del vestir. Por ejemplo, con ocasión de la gran reunión del Partido Popular, tomé una foto del Sr. Aznar en el momento más duro de su discurso y le añadí un tricornio de la Guardia Civil, con el resultado deslumbrante que acercaba la imagen del dirigente «popular» a la del teniente coronel Tejero cuando asaltó el Congreso de los Diputados. Hagan ustedes esa irrelevante prueba con ayuda, por ejemplo, del ordenador y quizá coincidan con mi apreciación. Es un juego, pero uniendo mi creación warholiana a lo que dijo el Sr. Aznar la sensación de que estaba ante una realidad indiscutible creció en mí expeditivamente. El discurso del exjefe del Gobierno tenía unos rasgos perfectamente autoritarios de perfil y de frente. Era un discurso en espera de la autoridad; militar, por supuesto.