EDITORIALA
EDITORIALA

La ikurriña, un símbolo de Fraga a Esparza

Las banderas no deberían ser una cosa trascendente. En una sociedad políticamente normalizada y socialmente normal, no tienen más valor que el identificativo para una comunidad humana y el plus de sentimiento que cada uno le quiera añadir. Símbolos: nada menos que eso, pero tampoco nada más. Los conflictos sociales deberían derivarse de cuestiones bastante más graves y sustanciales. Sin embargo, en Nafarroa hace más de una década los partidos del régimen decidieron convertir la ikurriña en casus belli permanente. Y ayer apuntalaron esta estrategia con el rechazo a la Iniciativa Legislativa Popular llevada al Parlamento por más de 9.000 firmas ciudadanas.

Aquella Ley de Símbolos aprobada por el Gobierno de Miguel Sanz mano a mano con el PSN deja en estos años una sucesión de episodios ridículos (del veto a un mástil en Atarrabia al berrinche de concejales de Iruñea ante el protesta de los arrantzales en 2013), junto a otras consecuencias con mucha menos gracia (actuaciones policiales, cargas, sanciones a ayuntamientos...) Es lo que pasa cuando se trata de poner puertas al campo y legislar sobre símbolos y sentimientos. A punto de acabar la legislatura, esta ILP ofrecía una espléndida oportunidad a UPN, PP y PSOE para optar por soluciones de futuro en vez de conflictos de pasado. Su oposición, jalonada por nuevos esperpentos como el vestido rojigualdo de la portavoz del PP -interesada al parecer en echar más sal sobre la herida abierta- les retrata.

Llegados a este punto, la cerrazón se convierte en la auténtica señal, en el símbolo de la incapacidad de regeneración del régimen. Y, en la misma medida, esa ikurriña que se insiste en proscribir vuelve a emerger como la referencia de libertad y de democracia que fue para una mayoría de ciudadanos en el franquismo y posfranquismo. El candidato de UPN, José Javier Esparza, dice temer que «EH Bildu gane y ponga la ikurriña». El tiempo parece detenido desde que Manuel Fraga afirmara que solo ondearía por encima de su cadáver.