Amaia Ereñaga
Kazetaria
IKUSMIRA

Que venga el comisario Jaritos

Setiembre, hace algunos años, antes de la crisis que hizo que el cielo se desplomara sobre nuestras cabezas. Acrópolis de Atenas, vamos camino del Partenón a contemplar las figuras enigmáticas de las cariátides que sostienen el Erecteion (luego supimos que las originales están «secuestradas» en el Museo Británico de Londres). Zas, de pronto alguien nos corta el paso. Es un exhibicionista de manual, con la chaqueta desplegada como en un sirtaki, dispuesto a enseñarnos su templo y sus «cariátides». Como aparece, desaparece, en un pis pas, cual un espejismo bajo el sol que cae a plomo entre el esmog que desdibuja el mediodía de la capital griega. .

La imagen, por lo metafórica -sobre todo por el lugar, muestra de un pasado decadente desvalijado por el extranjero y la picaresca de los locales- merecería, creo yo, que soy así de humilde, aparecer en alguno de los casos del comisario Kostas Jaritos, el protagonista de las estupendas novelas en las que Petros Márkaris retrata la Grecia actual. Bajo las convenciones de la novela negra, en su Trilogía de la Crisis («Con el agua al cuello», «Liquidación final» y «Pan, Educación, Libertad») Márkaris se convierte en el cronista del descenso a los infiernos de un país en bancarrota, con ancianas que se suicidan porque no les llega la pensión.

He vuelto a reelerlas, mientras espero la salida en abril de «Hasta aquí hemos llegado». Hay, dicen, un empresario alemán que se suicida y neonazis que apalean a gente, en una Grecia que ha regresado al dracma... mientras que en el Estado español reina la peseta. «España ya no está como Grecia hace cuatro años, está como Grecia hace doce meses», leo a Márkaris ¡en una entrevista de 2012! Mucho me temo que el soniquete -«España no es Grecia»- que repiten los partidos estatales es como un mantra con el que, de tanto decirlo, termina uno con identificarse. Por contra no hay más que echar una mirada a los datos... ¿aunque, desvarío, tendrán en Grecia algo parecido a una televisiva «princesa del pueblo», inflada, ignorante y fachorra? Ostras, parece un personaje como para Márkaris.