Amaia U. LASAGABASTER
IPURUA El Atlético se lleva los tres puntos tras adaptarse mejor al terreno HOMENAJE

El Eibar naufraga ante la certera pegada colchonera

Segunda derrota consecutiva de los azulgranas en un partido tosco y condicionado por el estado del terreno de juego.

EIBAR 1

ATLÉTICO 3

Vino, chapoteó y venció. El Atlético de Madrid tiró de pegada para resolver un partido absolutamente marcado por las condiciones meteorológicas y el lamentable estado del campo y se llevó los tres puntos con otros tantos goles.

Naufragó el Eibar ante un rival que, como subrayaba la víspera Gaizka Garitano, destaca por su capacidad de adaptación a las circunstancias. No la tuvo el conjunto azulgrana, que se encontró pronto en un escenario que llamaba a la heroicidad en la teoría, pero que en la práctica ofrecía escasos resquicios a la proeza. En menos de media hora, el Atlético ya había aprovechado sus tres llegadas al área para anotar otros tantos goles.

Con el campo de color marrón y la capacidad colchonera para, también, enfangar los partidos a su antojo -resulta increíble hasta que extremos se pueden llevar las pérdidas de tiempo, aun marchando con semejante ventaja en el marcador-, el Eibar se sintió como si tuviera que subir una pendiente dolomítica cubierta de hielo y calzado con chancletas hawaianas.

Pero es que además de no dejarle hacer un rival que se las sabe todas, la escuadra guipuzcoana, que además adoleció de cierta falta de contundencia en los goles rojiblancos, tampoco tuvo muy claro qué debía intentar. Y cuando lo hizo, no le salió. Solo en el arranque del segundo tiempo, que comenzó con triple cambio y variación táctica, pareció el equipo de Garitano capaz de, cuando menos, maquillar el marcador. Pero se fue apagando con el transcurso de los minutos y la ilusión, más efímera que nunca, se desvaneció, aunque Piovaccari diera al final una pequeña alegría a la grada.

Pim, pam, pum

Las esperanzas, en realidad, se habían visto fulminadas mucho antes. Prácticamente cuando, nada más empezar el choque, Raúl García abría el balón para la incorporación de Griezmann y el exrealista, que ha comenzado el año enchufadísimo -el de ayer fue su quinto gol de 2015- cruzaba al segundo palo el 0-1. Al Eibar se le venía el mundo encima y al Atlético se le olvidaba que minutos antes lamentaba que el árbitro no hubiera suspendido el encuentro. Fue una pena, sí, que Pérez Montero no se dejase convencer por los lamentos colchoneros porque el partido, como el terreno de juego, siguió empeorando.

Esperaba el Atlético, tranquilo, ante un rival que no sabía por dónde meter el cuchillo, sabedor de que más tarde o más temprano llegaría la oportunidad de matar el partido. Fue temprano, en el minuto 23, cuando Griezmann ofrecía otra muestra de su estado de gracia con un centro desde la izquierda que Mandzukic, solo, remató a placer. Dos llegadas, dos goles, y solo tres minutos después llegaría el tercero, también obra del delantero croata, que aprovechó un balón suelto en el área para finiquitar la tarde.

No pareció que se relajara el Atlético pese a la ventaja pero, seguro de la victoria, tampoco quiso hacer sangre. Y lo aprovechó el Eibar para, con el arrojo del que lo tiene todo perdido, buscar lo imposible en la recta final del primer tiempo. Aunque hubo que esperar casi cuarenta minutos para que Moyá se despeinara, con un remate de Piovaccari. El único azulgrana que fue capaz ayer, aunque fuera con cuentagotas, de inquietar a su rival, y que al menos se llevó un gol como recompensa.

Llegó en las postrimerías de un segundo tiempo en el que se pudo ver un mejor Eibar. Quizá se lo permitió el Atlético o quizá fue mérito del cuadro armero -que volvió con tres novedades, Lara, Capa y Lekic, y nuevo dibujo con tres centrales-, pero en el arranque de la segunda parte se vio al mejor Eibar del partido. Por ganas y también por juego. No tanto por ocasiones, porque solo Saúl pudo probar con un chut intencionado a puerta que paró Moyà.

El tiempo, la desventaja y el cansancio fueron haciendo mella y el partido acabó apagándose. Aunque Piovaccari pudo al menos darse el gustazo de maquillar el marcador.

«Han hecho pocas ocasiones pero cada pequeño fallo nos ha costado un gol»

Aunque también la destacó, Gaizka Garitano no se escudó en la calidad del rival para justificar la derrota de su equipo, cuyos desajustes en defensa facilitaron la victoria de los colchoneros.

«El partido se nos ha ido en diez minutos -asumió-. A nada que nos hemos desbarajustado en dos saques de banda, lo han aprovechado. Son muy buenos. Han hecho muy pocas ocasiones pero cada pequeño fallo nos ha costado un gol». Aseguró, de hecho, que «el equipo podía haber estado más cerca de sacar un buen resultado si hubiésemos hecho un mejor partido, pero esos dos goles no nos han dejado ni respirar, nos han dejado k.o. en diez minutos».

No cree el técnico que, como sucediera en los dos partidos previos, el Eibar saliera a baja intensidad, pese a esas pequeñas concesiones defensivas, de tan cara factura ante un rival de la entidad del de ayer. «Hemos salido enchufados pero ellos son los campeones de Liga, los subcampeones de Europa y hemos pagado los errores. Hemos dispuesto prácticamente de las mismas ocasiones que ellos, pero estos meten las que tienen. Esa es la diferencia y es abismal».

Pese a ello, el Eibar fue capaz de «caer dignamente, maquillando el resultado y sin bajar los brazos. Hemos peleado hasta el final» y por eso abogaba por «quedarnos con las cosas buenas, intentar corregir las malas y a partir de mañana a trabajar con alegría, no desanimarnos y pensar en el Deportivo».

Diego Simeone, por su parte, se felicitó por «una victoria muy importante, en un campo muy difícil y en una noche en la que no era fácil jugar». Aseguró que «le teníamos mucho respeto al Eibar y sabíamos que no sería simple, aunque visto ahora el marcador pueda indicar otra cosa. Por suerte, encontramos el camino muy rápido», se congratuló el argentino. A.U.L.

Del Moral sufre una fractura de pómulo y tendrá que pasar por el quirófano

La peor noticia de la tarde no fue el marcador. Manu del Moral tuvo que ser trasladado en ambulancia a un centro hospitalario de Donostia donde, en un primer examen, se le diagnosticó una fractura del arco cigomático izquierdo, que requerirá intervención quirúrgica.

La lesión se produjo a dos minutos del descanso, cuando se encontraba en la frontal del área y recibía un cabezazo de Giménez en la cara. Árbitro y jugadores llamaron rápidamente a las asistencias y, ante las sospechas de que podía tratarse de algo grave, fue trasladado a un centro hospitalario de Donostia. Allí se le diagnosticó la fractura, que requerirá operación y que le mantendrá de baja por un período mínimo de un mes.

Sus compañeros, por otro lado, realizarán hoy la habitual sesión postpartido, con el equipo dividido en dos grupos de trabajo específico, que entrenarán en Ipurua y Atxabalpe. El equipo descansará mañana y tendrán después apenas tres días de entrenamiento antes de visitar al Deportivo en Riazor (20.45). A.U.L.