GARA MINSK
Tiempos convulsos en Europa

La cita de Minsk logra un acuerdo de mínimos que no incluye la confianza

La maratoniana noche de negociaciones en Minsk concluyó con un acuer- do de mínimos, en el que destaca un alto el fuego a partir del domingo, que no incluye la confianza y ha sido acogido con cautela y escepticismo. Su aplicación no se presenta fácil.

Más de quince horas de arduas negociaciones necesitaron la canciller alemana, Angela Merkel y los presidentes francés, François Hollande; ruso, Vladimir Putin, y ucraniano, Petro Poroshenko, para consensuar en la cumbre de Minsk un documento de trece puntos que ofrece un «rayo de esperanza» para poner fin al conflicto en Ucrania, aunque admiten que quedan obstáculos que sortear. Entre los puntos principales destacan un alto el fuego que entrará en vigor el domingo, la retirada del armamento pesado para establecer una zona de seguridad y una mayor autonomía para Donetsk y Lugansk. Putin señaló que el documento contempla un paquete de medidas para la aplicación de los acuerdos de Minsk de setiembre de 2014.

Tras el anuncio no se informó de enfrentamientos ni víctimas en el Donbass, aunque en las horas previas murieron al menos 14 civiles y dos soldados, al tiempo que Kiev denunciaba que mientras se dialogaba en Minsk, los separatistas recibían desde Rusia 130 unidades de armamento pesado, incluidos 50 carros de combate y 40 lanzaderas de misiles.

El acuerdo fue difícil de conseguir, según Putin porque las autoridades de Kiev se niegan a mantener contacto directo con los prorrusos del Donbass, y tampoco parece que su aplicación, vaya a ser fácil. Sus impulsores se mostraron muy cautelosos y desconfiados sobre las perspectivas de lograr una paz duradera, mientras la población de Donetsk y Lugansk expresaba su escepticismo pero también su esperanza de que esta vez sí la tregua sea definitiva y se abra la puerta a una solución dialogada.

Merkel se mostró prudente al insistir en que no se hace «ilusiones» en torno al acuerdo, porque sigue habiendo «serios obstáculos» que salvar antes de llegar a un solución. «Debemos estar seguros de que las medidas concretas se aplican», dijo. En similares términos se expresó Hollande, quien señaló que el documento acordado no garantiza «un éxito permanente» y resaltó que las próximas horas iban a ser decisivas para lograr la paz.

Acciones, no palabras

EEUU, su aliado en esta crisis, instó a dar «pasos inmediatos y concretos», al tiempo que advertía de que la escalada de la violencia de los últimos días amenazaba con echar por tierra los últimos esfuerzos diplomáticos. «Lo que importa ahora son las acciones», manifestó el secretario de Estado, John Kerry, quien agregó que su país «juzgará el compromiso de Rusia y los separatistas por sus acciones, no sus palabras» y levantará sus sanciones cuando los acuerdos -el de 2014 y este- sean completamente implementados.

«Hemos llegado a un acuerdo sobre lo esencial», destacó Putin -al que Merkel y Hollande agradecieron la presión ejercida sobre los líderes separatistas- al anunciar lo que ya parecía imposible tras una larga y tensa noche. Y pidió a los 6.000 soldados ucranianos cercados en Debaltsevo, escenario de encarnizados combates en las últimos días, que «depongan las armas» para que pueda entrar el vigor la tregua.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, aseguró que no hubo ningún ultimátum sobre Rusia ni por parte de Rusia, aunque Poroshenko, quien subrayó que llegar a un consenso «no fue nada fácil» porque se le plantearon «todo tipo de condiciones inaceptables», sostuvo que Ucrania «no cedió ante el ultimátum» e impuso su postura de que «el alto el fuego debe establecerse sin ningún tipo de condición previa».

Más optimistas quizá se mostraron los líderes de Donetsk y Lugansk. Alexander Zajarchenko afirmó que la hoja de ruta firmada da «esperanza para una resolución pacífica» del conflicto. «No tenemos más remedio que darle esta oportunidad a Ucrania; todo el país cambiará», indicó Igor Plotnitsky, después de que ambos firmaran el documento.

La Unión Europea pide prudencia y aplicará las sanciones pospuestas

Las sanciones a 19 personas y nueve entidades vinculadas con el conflicto en el este de Ucrania que la UE acordó aplicar a partir del próximo lunes entrarán en vigor en la fecha prevista, pese al acuerdo cerrado en Minsk según informaron fuentes europeas. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, pidió cautela hasta que el nuevo acuerdo de paz para el este de Ucrania se aplique sobre el terreno.

«Hoy aún tenemos esperanza en una solución pacífica, pero la verdadera prueba es el respeto del alto el fuego» que entra en vigor el domingo, dijo Tusk en una declaración junto al presidente ucraniano, Petro Poroshenko, que fue invitado a informar a los Veintiocho en la cumbre informal de Bruselas. «El primer acuerdo de Minsk (pactado en setiembre) no fue respetado; permanecemos cautelosos hasta que las palabras en el papel se trasladen a hechos verdaderos», insistió Tusk, quien aseguró que la UE «permanece unida» en los esfuerzos por mantener la soberanía e integridad territorial de Ucrania. Esa unidad ha quedado demostrada «cuando ha sido necesaria una reacción más fuerte o enviar asistencia para ayudar a reconstruir Ucrania», dijo el político polaco, en alusión a las sanciones contra Rusia, que acaban perjudicando a varios socios europeos. «Es importante en este momento crucial nuestra unidad con EEUU» en este asunto, añadió.

A su vez, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, señaló que «a la espera de un consenso europeo, no es el momento de más sanciones». Más hostil, el primer ministro británico, David Cameron, señaló que «lo más importante son las medidas sobre el terreno y no las palabras sobre un trozo de papel. Vladimir Putin debe saber que, a menos que su comportamiento cambie, las sanciones no se modificarán».

El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, aplaudió el «paso en la buena dirección» aunque solo sea por el hecho de que vaya a haber un alto el fuego, mientras el presidente polaco, Bronislaw Komorowski, aseguró que la paz es aún una «perspectiva lejana». Para el mandatario polaco, «la clave militar y política para la resolución de este conflicto está en Moscú» y no «en las manos» del Ejecutivo ucraniano.

La OTAN y la OSCE también pidieron que el acuerdo sea aplicado plenamente para «poner fin al baño de sangre» y «que no se produzcan más víctimas civiles». GARA